jueves,18 agosto 2022
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El urgente debate universitario

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Las universidades son un componente clave de la innovación económica y social de un país, así como de su capital intangible. Pero, además, su papel se refuerza por su elevada contribución al capital humano y al capital social. El futuro de la universidad condiciona radicalmente el futuro de la sociedad. Por ello, la universidad debe ser un ejemplo de innovación y liderazgo en la acumulación de esos múltiples activos intangibles que transfiere permanentemente a la economía y a la sociedad.

Debe ser la punta de lanza del cambio de todo el sistema.

Es interesante el enfoque que se defiende en el Blog New Deal de considerar a la universidad como una  plataforma en que interactúan estudiantes, profesores, empleadores, organismos de investigación y empresas en busca de conocimiento y transferencia, aprovechando las externalidades de red y produciendo fenómenos de retroalimentación positiva (http://www.blognewdeal.com/sobrino-hinojo/la-universidad-como-plataforma/).

Tomando como referencia las universidades españolas, estamos hablando de un enorme conglomerado con   más de un millón de alumnos, unos 100.000 profesores (PDI), 50.000 PAS (Personal de Administración y Servicios) y 20.000 personal de apoyo en I+D. Del total de I+D realizada en España, cerca del 30% se calcula que está realizada por nuestras universidades. (http://www.crue.org/Documentos%20compartidos/Publicaciones/Universidad%20Española%20en%20cifras/UEC_Digital_WEB.pdf)

No creo que nuestra universidad merezca una valoración global negativa de su adaptación al cambio, su capacidad innovadora y su aportación al capital intangible, humano y social. Pero tampoco creo que debamos contentarnos con lo hecho y con el ritmo de mejora cara a los desafíos de futuro.

Tenemos, poco a poco, una universidad más internacional, escalando puestos en los ranking mundiales de calidad e incorporando cambios en docencia, investigación y organización en linea con las nuevas tecnologías.

Hay algunos datos optimistas en el informe UNIVERSITIC 2017, publicado hace unos meses y debatido por la CRUE (Conferencia  de Rectores de las Universidades Españolas) en unas Jornadas sobre estrategias TI para la universidad del futuro (http://tic.crue.org/wp-content/uploads/2017/04/UNIVERSITIC-2016-con-portadas.pdf) .

Entre sus logros destacan:

  • Servicios de soporte TIC a la docencia
  • Buenas práticas en docencia virtual
  • Aulas con proyector multimedia y conexión a Internet
  • Soporte diario de más de 50.000 conexiones por universidad y día
  • Más de la mitad disponen de cuadro de mando datawarehouse
  • Dedicación de un promedio del 3,5% del presupuesto a TI
  • La dirección de TI participa en la elaboración de la estrategia global en 50% universidades
  • Acciones de benchmarking con otras universidades y asimilación de buenas prácticas
  • Paso de las plataformas tecnológicas hacia auténticos ecosistemas universitarios
  • Atención a la seguridad de la información
  • Transformación digital del aprendizaje
  • Atención a temas emergentes como escritorios virtuales, Massive Open Online Courses (MOOC),interoperabilidad y gobierno abierto

Todos debemos felicitarnos por el esfuerzo, pero no debiéramos caer en un optimismo sobre situación y ritmo del cambio. Una universidad renovada es mucho más que realizar algunas adaptaciones de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Es una transformación radical de la gestión universitaria, del proceso educativo, de la capacidad investigadora y de la conexión con el entorno social.

Para empezar, el propio informe de la CRUE reconoce que "no convendría concebir las TI sólo como elementos tácticos de las universidades, no deberían gestionarse verticalmente o planificarse de forma aislada, sino que tendrían que formar parte de la planificación global de la universidad, pues tienen un carácter estratégico y horizontal (…) El establecimiento de un buen sistema de gobierno (gobernanza) de las TI significa que las universidades lleven a cabo una planificación estratégica e  integral de  las tecnologías de la información de manera alineada con los objetivos globales de la organización".

He revisado muchos planes estratégicos de universidades y debo reconocer que la mayoría (cuando existen) son puras declaraciones de buen hacer, sin compromisos efectivos en plazos, recursos e indicadores de control de realización. Mejorar la incorporación de las TIC es siempre una ayuda a la adaptación al cambio pero, aisladamente y sin auténticos planes estratégicos, no garantiza un futuro prometedor para nuestras universidades.

Un poco de realismo puede no resultar desmoralizador si incorpora compromiso con el cambio, la innovación y el aprovechamiento de los intangibles que las universidades deben acometer y trasladar a la sociedad en su conjunto.

En I+Dla situación de nuestro país es delicada: gasto total en proporción del PIB del orden del 1,2%, menos de la mitad de los grandes países europeos y un tercio de los líderes mundiales. Durante los últimos siete años, el gasto en I+D  se ha incrementado en más de 25% en UE-28 y ha caído cerca del 10% en España. En el conjunto de la enseñanza superior, el gasto en I+D se ha reducido, en porcentaje del PIB, de 0,39 en 2010 a 0,33% según las últimas estimaciones del INE. Los investigadores (equivalentes jornada completa) se han reducido de 64.000 a 58.000.

En cuanto a innovación, diferentes índices de comparativa internacional (como los elaborados por UE, INSEAD o Bloomberg) sitúan a nuestro país en la zona intermedia de innovadores moderados. Por ejemplo dentro de UE-28 ocupamos el puesto 17 con 78 puntos respecto a un promedio 100 y más de 120 para líderes como Suecia, Dinamarca, Finlandia u Holanda. De los 27 indicadores utilizados por la UE, nueve tienen relación con la universidad: cinco marcan mejoras en el periodo 2010-2016 (nuevos doctores, población con enseñanza superior, co-publicaciones científicas internacionales, publicaciones más citadas y patentes) y cuatro empeoran (enseñanza de por vida, doctorado de extranjeros, co-publicaciones público-privadas y financiación empresarial de I+D pública).

Respecto a los activos intangibleshabitualmente considerados, España se encuentra también una posición relativamente retrasada con respecto a las grandes economías europeas. Si en Suecia superan el 13% del valor añadido del conjunto de los sectores considerados,  la mayoría superan el 8-10% y  sólo Italia y España (entre los grandes) se sitúan alrededor del 6%.

La realidad es que las universidades juegan un importante papel estratégico en el desarrollo futuro de este capital intangible de nuestra economía. Aparte de la I+D, deberán liderar las mejoras en información digital, capital organizativo o capital humano por sus sinergias y "derrame" de efectos en otros sectores de la sociedad.

Como referencia, podemos acudir al Indice de Economía y Sociedad Digital (DESI)que viene elaborando la Comisión Europea a partir de 31 indicadores de conectividad, capital humano, uso de internet, integración de la tecnología digital y servicios públicos digitales. España ocupa el puesto 14 de 28, con una puntuación cercana al promedio UE y un crecimiento 2014-17 similar a la media y que mantiene o incrementa el desfase respecto a los países líderes, especialmente nórdicos o centro-europeos.                     https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/news/digital-economy-and-society-index-desi-2017

No podemos conformarnos con una universidad adaptándose a las nuevas circunstancias y tratando de incorporar las tecnologías emergentes. Necesitamos un cambio radical y eso exige (entre otras múltiples acciones): acabar con las plantillas estancadas de personal, adaptar los procedimientos de promoción profesional, flexibilizar las relaciones con el entorno social, mejorar la gobernanza, implantar planes estratégicos realistas, potenciar la interdisciplinariedad y la internacionalización de profesores-investigadores,, alumnos y relaciones institucionales.

Y todo ello conscientes de nuestra situación en innovación y activos intangibles que nos obliga a reducir, progresivamente, los desfases de partida. No basta con andar hacia la universidad del futuro; hay que correr y además acertar con el camino correcto. Podemos pedir el esfuerzo de todos los universitarios, pero también dándoles los recursos y el reconocimiento que se merecen.

Tiene pleno sentido la cita de la Reina Roja a Alicia que @francisco_longo hace en Agenda Pública referido aquí a la universidad (http://agendapublica.elperiodico.com/la-universidad-en-el-planeta-de-la-reina-roja/) :

"Lo que es aqui, como ves, hace falta correr todo cuanto uno pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido".

En este post, cuya lectura recomiendo, Longo cita a algunos que pronostican incluso el inevitable cierre de muchas universidades (personalmente también lo hice hace tiempo en https://www.antoniopulido.es/universidades-en-cambio-o-riesgo-de-desaparicion/)

y añade un aviso que comparto: "Rehuyendo el catastrofismo, es notorio que la globalización y la disrupción tecnológica, combinadas, impulsan tendencias de fondo que desafían la propuesta de valor que las universidades vienen trasladando a la sociedad y cuestionan el alcance y la validez de su contribución a las finalidades colectivas".

No hay otra solución que reconocer el reto global al que se enfrentan las universidades, aceptar el diagnóstico de gravedad de nuestra situación y correr todo lo rápido que podamos…pero acertando con el camino correcto.

Antonio Pulido http://www.twitter.com/@PsrA

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