jueves,18 agosto 2022
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Análisis después del vídeo que amenaza a España

El yihadismo en español tras los atentados de Barcelona

Redacción
A diferencia de países como Reino Unido, Francia o Alemania, donde la inmigración procedente de países de mayoría musulmana es un fenómeno con una dilatada historia, existen otros países europeos, cuyas lenguas propias han tenido poca presencia en la propaganda yihadista. Este es el caso de España, donde su importante volumen de población musulmana procede mayoritariamente de la primera generación de inmigrantes llegados desde el Magreb a partir de la década de la década de los ochenta.

Las primeras traducciones al español de los materiales yihadistas, lejos de ser obra de las propias organizaciones, llegarían a Internet de manera caótica a través de la iniciativa de algunos simpatizantes que se movían con comodidad en diferentes lenguas. Los autores de esos trabajos no abordaron de manera sistemática ningún grupo o tema, difundiendo sus trabajos sin regularidad. No sería hasta 2013, cuando una organización yihadista (Al Qaeda en el Magreb Islámico) decidiese emplear por primera el español como idioma original en sus comunicados públicos. A partir de ese momento, la organización norteafricana ha empleado el español en algunos de sus mensajes (particularmente los que tenían una temática relacionada con España). Sin embargo, la aportación de las organizaciones a la propaganda en español ha seguido siendo marginal.

La eclosión de Estado Islámico tampoco ha transformado esta situación. A pesar de su hiperactividad comunicativa, el grupo no ha recurrido al español hasta la reciente publicación de un video donde celebra el atentado de Barcelona del 17 de agosto, y promete nuevos ataques contra España, si este país no abandona “la unión de cristianos” que hostiga al grupo en sus dominios de Oriente Medio. Para dar mayor notoriedad a este nuevo mensaje, el grupo terrorista ha situado como portavoces a dos de sus combatientes hispanohablantes.

Sin embargo, esta nueva amenaza sobre España, proporciona nuevas evidencias sobre las limitaciones de Daesh, entre las que figuran su incapacidad para utilizar y procesar de manera solvente el español en su actividad comunicativa. Son varias las razones que explican esta anomalía. En primer lugar, el volumen de los musulmanes que hablan español es muy reducido si la comparamos con otras comunidades que emplean de manera principal otros idiomas distintos al árabe. En el caso español, este colectivo, muy vinculado a la inmigración económica, muestra unas elevadas tasas de analfabetismo y un pobre conocimiento del español.

Por otro lado, el aparato propagandístico de Estado Islámico está físicamente ubicado en Siria e Irak, y se alimenta de activistas ubicados en los enclaves que controla la organización. De entre los algo más de doscientos residentes en España que se han desplazado a estos escenarios, la organización no ha tenido mucho margen para elegir a los encargados de lanzar nuevas amenazas contra su país de origen. Así, por ejemplo, las pocas frases que componen este breve video están construidas y pronunciadas en un mal español. Este problema se detecta incluso en el metraje que se incorpora al video, procedente en su mayoría de 5 informativos de países anglófonos. Posiblemente los montadores de este video desconocen el español, lo que les llevó a obviar la ingente cantidad de material procedente de las televisiones de España, en las cuales era posible encontrar imágenes muy duras sobre las víctimas de los atentados, las cuales están ausentes en esta cinta, a pesar de la predilección de Estado Islámico a la hora de mostrar imágenes de violencia explícita. Esta incapacidad para documentarse en español, explica también cómo en el segundo mensaje escrito donde se reivindica los atentados un día después de cometerse, se incluye en el relato de los hechos, un inexistente asalto a un “bar” donde los terroristas habrían “torturado y matado a los cruzados y judíos que se encontraban dentro”. En una defectuosa búsqueda en internet, los propagandistas de Daesh dieron credibilidad a este bulo que circuló ampliamente en redes sociales durante los momentos iniciales del atentado. Dando por buena una toma de rehenes, que nunca existió, decidieron enriquecer el episodio inspirándose en los que sucedió en el atentado contra la Sala Bataclan en París y reivindicaron unas víctimas inexistentes. 

Sin embargo, los problemas de Daesh con el español son comunes a otros grupos terroristas, los cuales tienen un problema estructural para reclutar a buenos propagandistas entre sus seguidores, los cuales se sienten atraídos por el ethos del guerrero y la idealización del martirio, no por el papel auxiliar que ejercen los que permanecen parapetados tras su teclado. Las pocas personas que poseen los conocimientos y habilidades necesarias para encargarse de la comunicación, terminan ejerciendo una influencia desproporcionada sobre la forma y el fondo del mensaje terrorista.

Hasta el momento, Estado Islámico no ha conseguido engrosar sus filas con activistas capaces de sumar el español entre los idiomas con los cuales la organización amenaza, recluta y promueve la violencia. Sin embargo, el factor individual es determinante en el ámbito de la comunicación. La eclosión de las segundas generaciones de yihadistas que hablan español, hará inevitable la aparición de activistas con la capacidad de potenciar la comunicación de sus grupos apuntando directamente a los más de 500 millones de personas que emplean esta lengua. 

Fuente: https://extremism.gwu.edu/sites/extremism.gwu.edu/files/TorresSorianoJihadismInSpanish.pdf

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