viernes,19 agosto 2022
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Elogio y defensa de las bibliotecas públicas y las bibliotecas escolares

Maestro Ciruela
A muchos les parecerá una vulgaridad que existan las bibliotecas públicas y las escolares, puesto que si quieres un libro, lo más lógico es acudir a una librería. Lo que no entra en la lógica, digamos vulgar, es que las bibliotecas públicas y escolares guarden como tesoros, precisamente, ediciones antiguas y raras y genuinas, y […]

A muchos les parecerá una vulgaridad que existan las bibliotecas públicas y las escolares, puesto que si quieres un libro, lo más lógico es acudir a una librería. Lo que no entra en la lógica, digamos vulgar, es que las bibliotecas públicas y escolares guarden como tesoros, precisamente, ediciones antiguas y raras y genuinas, y por tanto, muy útiles, así como otros buenos libros imposibles de encontrar en los  mercados y ibrerías, incluso en las tan afamadas librerías de viejos, que suelen saber lo que vale un tesoro de una edición antigua que pueda sobrevivir en una biblioteca pública o escolar, o en una privada vendida o saldada.

No sé si decía el poeta "que se desprecia cuanto se ignora" y también dice la sabiduría popular que "la ignorancia es muy atrevida", frases que podemos aprovechar útilmente en estos tiempos de crisis en que con grandes borrones en los presupuestos dedicados precisamente a estos conceptos que suelen ser  las víctimas, ignorando que lo gastado en Educación, Cultura y Ciencia es siempre una inversión abierta al futuro.

Por tanto, creo positivo y necesario que los bibliotecarios públicos y escolares no se arredren y hagan frente a la situación "crítica" con imaginación: quizá, por ejemplo, convirtirendo a los propios alumnos y usuarios  de la biblioteca escolares en fabricantes y editores de sus propias publicaciones mezclando quizás las artes literarias con las plásticas.

Existe mucha literatura profesional sobre las bibliotecas públicas, incluso un manifiesto de una institución como es la UNESCO de Naciones Unidas, con sede en París, sobre la importancia democrática de las bibliotecas públicas, así como  otro sobre lo necesarias que son las bibliotecas escolares para hacer comprehensible al niño lo que va a ver el futuro: un caos que hay que ordenar de publicaciones, folletos, libros, escritos, trabajos escolares, con informaciones y conocimientos que hay que saber valorar y críticar según sea la fuente y su "interés".

Internet, después de muchos años de contacto con los escolares (desde 1995 más o menos)  y comprobar que lo que buscan lo encuentran, incluso en distraerse con otros temas y cuestiones que están fuera de su interés. Quizá la gran metáfora para los niños y los escolares sería ver internet como un gran libro interrminable con acotaciones y anotaciones infinitas y una gran enciclopedia en el que cabe de todo y en el que se puede encontrar de todo, incluso alguna que otra pequeña perversión o vicio que se empeñan en erradicar los maestros y los padres.

Pero, en mi opinión, las bibliotecas públicas y escolares deben pervivir y seguir ofreciendo tanto los nuevos servicios (internet, redes sociales, informática usuario) como los clásicos (libros  en papel, enciclopedias, mapas, etc) que hasta ahora han venido dando: atendiendo a las demandas de información y formación  de niños y adultos con la mayor diligencia. Creo que incluso que la  gestión de las bibliotecas escolares la podrían  efectuar  los propios escolares para hacerles responsables  y críticos con las fuentes de información que utilizan, y, por tanto, que sería una actividad muy útil, pedagógica y educativa en estos tiempos confuso, fugaces y fúnebres de recortes y austeridad o decrecimiento sostenible.

Pero no nos confundamos, las bibliotecas públicas, cuyo servicio se ofrece a cualquier persona de toda condición que tenga una necesidad de información, formación o conocimiento: por ejemplo, desempleados, amas de casa, niños y jóvenes con problemas de integración y así toda una larga retahila de diferentes perfiles sociales de gente necesitada de información y formación y que se siente muy alividada con su existencia, creo que deben ser el centro de la civilidad democrática en  la que se estimulan las inquietudes literarias y científicas.

Pero, en algunos casos desgraciados, a falta de bibblioteca escolar bueno es disponer de una biblioteca pública cercana en la que incluso los escolares también dispongan de otro recurso alternativo a su biblioteca escolar debida (sí es que tal existe y es valorada en su institución educativa). Digamos que las bibliotecas públicas junto y además de las escolares son servicios complementarios.

Las bibliotecas escolares según algunos teóricos también deberían abrirse además de a la sociedad escolar para la que trabajan, a toda a la comunidad en la que esté inserta: agrupaciones de padres, profesores, maestros, alumnos, políticos, ciudadanos, etc…

Para acabar. En fin, todo esto planteado teóricamente  y en papel, o electrónicamente, es bello e instructivo y otra cosa es la dura realidad a la que hay que enfrentarse con ilusión y trabajo para que los niños y niñas y toda la comunidad sean atendidos debidamente por  los servicios bibliotecarios , ya sea escolar y/o públicos y que estos servicios sean valorados en la actualidad como corresponde, cuando se empieza, precisamente, a tratar en todos los ámbitos la necesidad de "aprender durante toda la vida" y "aprender a aprender" dónde bibliotecas públicas y escolares justifican su misión.

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