"Este vacío se tiene que prever desde el ámbito institucional. Hace tiempo que estamos avisando de que esto podía pasar", dice Júlia Esteva, directora de la Escuela de Enfermería de Sant Pau, centro adscrito a
De todos modos, la preocupación en el sector no es tanto por lo que pasará dentro de cinco años, que también, sino por la precariedad que vive la profesión desde hace tiempo, lo que ha influido en un descenso en la demanda de estos estudios.
Cataluña, igual que ocurre en el resto de autonomías españolas, importa enfermeras de Latinoamérica y exporta a otros países de la UE, sobre todo Inglaterra y Portugal. ¿A qué obedece este contrasentido? Mariona Creus, presidenta del Colegi d’Infermeria de Barcelona y decana del Consell de CoHegis de Diplomats d’Infermeria de Catalunya, explica en dicho diario que la inestabilidad en la contratación, las dificultades para conciliar vida laboral y familiar y los bajos sueldos han empujado a las enfermeras a trasladarse a otros países que ofrecen mejores condiciones laborales.
Sin embargo, la demanda de estas profesionales es cada vez mayor en Catalunya, sobre todo en áreas que hasta hace poco casi no tenían necesidad de ellas, como los enfermos crónicos o el cuidado de personas mayores. "Los perfiles que se piden son cada vez más variables y los profesionales que salen de las escuelas de Catalunya están más que capacitados para atender esa demanda; el problema es que no las contratan o, si lo hacen, es en condiciones precarias e inestables", explica Margarita Peya, directora de la escuela de enfermería de la Universitat de Barcelona (UB).
Una parte de las que termina su diplomatura sigue otros estudios y un porcentaje importante abandona la profesión, algunas de forma temporal y otras por la situación laboral. "Las instituciones tendrían que plantearse de qué manera se retiene a los profesionales", apunta Júlia Esteve.
Los cálculos más optimistas sitúan en 700 el déficit de personal sólo en los centros hospitalarios de Catalunya. En Europa el promedio es de 843 enfermeras por cada 100.000 habitantes, en España de 500, y en Catalunya es aún más bajo. Si bien es cierto que los modelos asistenciales de la mayoría de países de la UE y España son distintos, también lo es que hay un déficit.
"Lo primero que se tendría que hacer es definir un mapa de puestos de trabajo para saber respecto a qué faltan enfermeras. Después, hay que mejorar las condiciones para que el trabajo resulte atractivo", concluye Esteva.
Fuente: La Vanguardia