A la espera del día 10 de enero, fecha prevista entre la Consejería y la Mesa Sectorial de Sanidad para determinar la distribución de la partida asignada en los presupuestos a la Carrera Profesional, AMYTS espera que la Administración explique la modificación de última hora de los criterios de asignación de niveles para la convocatoria de Carrera Profesional.
Como se recordará esta variación de última hora ha sido rechazada por AMYTS -ver E-REVISTA 242-. El secretario de AMYTS, Julián Ezquerra, recuerda en declaraciones a DIARIO MÉDICO, que desde 2007 hasta 2014 apenas se nombraron interinos; de ahí los procesos extraordinarios que se realizaron en 2014 y 2017 a los eventuales de larga duración. “Nos parece tremendamente injusto, porque esto ha sido una situación propiciada por la Administración, que no ha contratado interinos cuando debería haberlo hecho ni ha celebrado OPE durante años”.
Para el secretario general de AMYTS la Consejería “pretende hacer lo mismo que ocurrió con los trienios: retrasar el asunto todo lo que puedan y que los profesionales tengan que reclamar sus derechos por los tribunales, aunque luego en costas le pueda costar mucho más caro”, recalca Ezquerra, que recuerda la jurisprudencia basada en la doctrina europea de que no cabe la discriminación entre personal fijo y temporal, ya sea interino o eventual, cuando se realiza el mismo trabajo.
Sanidad ha declinado hacer valoraciones de las críticas de los sindicatos y simplemente se remite a que en enero comenzará la negociación para hacer cumplir con la disposición adicional relativa a los pagos de la carrera -informa DM.
Miguel Ángel García Pérez, Médico de familia. Director médico de la Revista Madrileña de Medicina, recuerda también en la Revista AMYTS que el el todopoderoso Fondo Monetario Internacional, recomendaba que se controlaran los gastos tanto en sanidad como en educación para que la economía siguiera adelante su curso. Eso sí, una economía que cada vez engordaba más los bolsillos de unos pocos. Ello mientras los ciudadanos vivían cada vez más esas limitaciones, pero sus reacciones no eran muy eficaces. En ocasiones, lo único que hacían era increpar, e incluso agredir, a los profesionales que trataban de estirarse para prestarles servicio. Es más, cuando estos se quejaban del excesivo uso del servicio, incluso negaban a los profesionales el derecho a quejarse.Y la vida continuaba sin que la sociedad hiciera frente seriamente a este problema. Los profesionales iban quemándose cada vez más, los administradores no dejaban de encubrir la realidad, y todo el mundo continuaba viviendo (sobreviviendo) como si no pasara nada.
“El sistema sanitario público se ha ido al garete, las condiciones sociales se han deteriorado, y reina el sálvese quien pueda. Los profesionales, abandonados a su suerte por sus administradores y por sus conciudadanos, ya han dejado de preocuparse por el bien de los pacientes, y tan sólo se limitan, como todos, a sobrevivir. Y la vida ha perdido todo su color. Incluso comienza a parecerse a aquellas películas en blanco y negro que existieron hace décadas y que sólo conozco por los museos“. Añade Garcia Perez.