Deja los nervios en casa. El mostrarse nervioso o dubitativo no te ayudará a conseguir el puesto. Relájate y muéstrate seguro y confiado. Piensa que no hay nada que te impida alcanzar tu meta porque estás más que preparado para llegar a ella.
Los primeros minutos, cruciales. La primera toma de contacto es fundamental. El entrevistado tendrán en cuenta aspectos como la forma de estrechar la mano (ha de ser firme, pero sin apretar demasiado) o cómo miras (es fundamental mirar a los ojos, pero sin intimidar. También has de cuidar la forma de sentarte (no lo hagas hasta que te lo digan), tiene que ser derecho y ni al borde de la silla ni medio tumbado.
La imagen externa también cuenta. Elije un vestuario adecuado, no abuses del perfume ni del maquillaje y no mastiques chicle ni fumes.
Prepara
Nunca critiques a tu anterior empresa. No hables mal de tu antiguo jefe ni de los compañeros y procura pasar por alto el motivo de tu marcha.
Escucha. No debes mostrar ansiedad ante el entrevistado. Deja que acabe sus preguntas o sus consideraciones y respeta su turno de palabra. Saber escuchar es una cualidad muy valorada en
Haz hincapié en cualidades como la capacidad de esfuerzo, el trabajo en equipo o el espíritu emprendedor, muy valoradas en la actualidad.
Sé honesto: al igual que ocurre cuando se redacta un currículum no debes mentir sobre ti porque la mentira se puede volver en tu contra antes de lo que esperas.
Exprésate bien: Es vital comunicar de forma coherente lo que uno piensa. Utiliza frases cortas, habla en un tono adecuado y evita gesticular demasiado. No uses palabras rebuscadas, latiguillos (como ‘osea’, ‘este’…) ni respondas con monosílabos.
Muestra tu entusiasmo por el trabajo, pero no supliques por él.
Haz preguntas sobre las posibilidades de promoción, la empresa o el puesto de trabajo.