Tal y como explican en este libro divulgativo y accesible, lejos de la oscuridad académica o cientifista, la muerte será opcional hacia 2045 gracias a los avances exponenciales en inteligencia artificial, regeneración de tejidos, tratamientos con células madre, impresión de órganos, criopreservación, terapias genéticas o inmunológicas que resolverán –resuelven ya– el problema del envejecimiento del cuerpo humano. Un envejecimiento considerado ahora como una enfermedad que puede y debe ser curada.
A partir de una fundamentada utilización de los datos y a la vanguardia de las principales iniciativas e ideas sobre cómo financiar e incluso invertir en el sector del antienvejecimiento, los autores defienden no sólo la moralidad sino también la urgencia de abordar este tipo de investigaciones.
Este ensayo pretende llegar al mayor número de lectores posible, porque, al fin y al cabo, es la humanidad en su conjunto la que se beneficiará de unos proyectos a los que aún no se presta ni la atención ni el apoyo necesarios. Como afirma Cordeiro: «La ciencia ficción de hoy es la ciencia real de mañana».
Gracias a los avances tecnológicos, a mediados de este siglo seremos capaces de parar el proceso de envejecimiento y extender indefinidamente la esperanza de vida. Algunos científicos como el biogerontólogo Aubrey de Grey están ya empezando a hablar por primera vez en la historia de que el envejecimiento es una enfermedad curable. La media de la esperanza de vida ha aumentado radicalmente en las últimas décadas gracias a la medicina regenerativa, los tratamientos con células madre, las terapias genéticas, la impresión 3D de órganos, la bioingeniería, la nanotecnología molecular, las drogas antiedad o las hormonas de crecimiento, entre otros progresos. Compañías como Google ya se han dado cuenta de que curar el envejecimiento es posible y por eso están creando empresas como Calico o Human Longevity que investigan sobre ello, pero también empresas sin ánimo de lucro como la Fundación Methuselah. La prueba de que todo esto es posible es que ya existe en la naturaleza. Algunas células ya son inmortales y las células madre poseen la cualidad de reproducirse indefinidamente, al igual que las células cancerígenas. Y lo mismo ocurre con organizamos como las Hydras o algunas especies de medusas, que si no se las mata, no morirían nunca. Los autores sostienen en este libro que en un par de décadas, hacia 2045, llegaremos a la “muerte de la muerte”, donde ésta será opcional. Moriremos a causa de accidentes, pero nunca por muerte natural.
Más información sobre José Luis Cordeiro en : http://www.josecordeiro.es/
Mar Souto Romero
Profesora Doctora Universidad
Consultora de Empresas
Programa "Querer Comprender " radio en 107.3 Fm.
Consejo Editorial de Ibercampus.