Aun así, el Gobierno sigue adelante en su plan de desescalada y levantar la obligatoriedad del uso e mascarillas en los espacios públicos como una medida que nos acerca a la normalidad, “con prudencia y con alegría colectiva”.
“Nuestras sonrisas vuelven de nuevo a las calles”, afirmaba la ministra de Sanidad, Carolina Darias en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros en el que también se levantó la limitación de aforo en las competiciones de la Liga de Fútbol Profesional y Liga ACB.
Tras estas decisiones subyace la evolución de la pandemia tras el incremento del ritmo de vacunación: un 50% de la población ya ha recibido al menos una dosis, si bien parece que esta pauta incompleta parece ser insuficiente para frenar los contagios ante el avance de la variante Delta del virus.
El relativo optimismo del Gobierno contrasta con la evolución real del turismo internacional. La llegada de pasajeros a España desde aeropuertos internacionales en mayo sigue siendo un 84,2% inferior a la alcanzada en el mismo mes de 2019.
El país que más turistas ha perdido
Las pernoctaciones turísticas en España cayeron un 78% durante la pandemia, frente al 61% de la media europea. En el caso de los turistas internacionales, el descenso se dispara al 90%, frente al 78%.
Y esto pese a que nuestro país no fue el que mantuvo las mayores restricciones contra los turistas internacionales. Más bien fue a la inversa: fueron ellos los que restringieron las visitas a nuestro país por la exigencia de controles y pruebas.
Así, nuestros datos son peores que los de otra gran potencia turística europea como Italia, con una oferta turística diferente.
Un cambio de ciclo por sectores
Aunque todos los expertos confían en la recuperación del turismo de ocio, la cuestión es cuándo se producirá y hasta qué punto.
El turismo de negocios ha asumido que, tras la estocada del auge del teletrabajo y los eventos a distancia o híbridos, nada volverá a ser como antes y ha iniciado una transformación orientada a atraer a los conocidos como nómadas digitales.
Sin embargo, la oferta vacacional sigue manteniéndose igual para atraer a los turistas internacionales. La trasformación del sector se antoja compleja ante la falta de una estrategia de choque a media plazo.
No se adoptó porque se daba por hecho que el impacto de la pandemia se limitaría a la primera ola. Hoy, un año y medio después, el turismo sigue siendo el sector más afectado por ERTEs.
Hay que tener en cuenta que este modelo se consolidó especialmente durante la crisis financiera, que coincidió con las “primaveras árabes” que derivaron a España a un gran número de turistas de nuestros competidores low cost.
Sin embargo, las tornas han cambiado y en la pandemia nuestro país ha sido el más perjudicado de toda la Unión Europea.