jueves,18 agosto 2022
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Tras los vetos de Francia y Chequia, y la amenaza rumana

Europa aprueba la reducción de IVA a las ediciones digitales para equipararlo a las de papel

Redacción
Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (Ecofin) dieron este martes luz verde a la directiva comunitaria que permitirá aplicar un IVA reducido a los e-book y periódicos digitales, equiparándolas así con las publicaciones impresas. Las digitales pagan un estándar del 15% (en España, 21% frente al 4%),mientras las de papel se mueve entre la tasa cero y el 5%. París y Praga han acordado dar cada uno su beneplácito a los textos que vetaban.

Además de esas grandes diferencias entre el principal impuesto sobre el consumo pagado por los productos y servicios digitales y los tradicionales vinculados al papel, hay amplias diferencias de IVA entre los propios servicios digitales europeos. Como refleja el cuadro de arriba, no todos los países aplican el mismo impuesto a las telecomunicaciones, los servicios de radiodifusión y los demás servicios online. España destaca entre los paises más caros, pese a su menor desarrollo digital en muchos casos. Sólo superan el IVA digital español Dinamarca, Grecia, Croacia, Irlanda, Polonia, Portugal, Suecia y Eslovenia.

«Esta propuesta es parte de nuestros esfuerzos para modernizar el IVA para la economía digital, y permite que sigamos el ritmo del proceso tecnológico», destacó tras la reunión el ministro de Finanzas de Austria, Hartwig Löger, que este semestre ostenta la presidencia de turno del Ecofin. Por su parte, el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici, celebró la adopción de la normativa, a la que calificó como un «verdadero avance». «Un libro es un libro independientemente del soporte», valoró.

Aplauden la decisión las organizaciones de editores, que llevan años protestando por considerar que el IVA del 21 % minaba el desarrollo del mercado de libros electrónicos. «Marca el final de una discriminación tributaria injustificada entre publicaciones de diferentes formatos, reconociendo el valor de libros, periódicos y materiales educativos en todos los formatos y el progreso tecnológico en el sector», consideró la Federación de Editores Europeos.

El Parlamento Europeo ya dio en junio su visto bueno a la norma, por lo que, con la aprobación de los países, ya podrá entrar en vigor. Se aplicará de forma temporal hasta que la UE acuerde el nuevo sistema de IVA propuesto por Bruselas, que busca actualizar un régimen que data de hace 25 años y dar más libertad a los estados para fijar los tipos.

París y Praga habían acordado dar cada uno su beneplácito a los textos que vetaban.La industria llevaba años movilizada contra esta discriminacion, combatida en España por la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) y la Federación de Gremios de Editores (FGEE), tras lo que la República Checa ha decidido levantar el veto al visto bueno por unanimidad de todos los países para llegar a un acuerdo. Rumanía ha puesto también objeciones a la fiscalidad reducida para las publicaciones electrónicas, que se planteó por primera vez en  la Unión Europea a mediados de marzo de 2015.

Entonces los ministros de Cultura de Francia, Alemania, Italia y Polonia pidieron un IVA reducido a libros, revistas y diarios digitales y respetar así “un principio de neutralidad tecnológica”. La declaración conjunta fue remitida a Bruselas en respuesta a una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que obligaba a Francia y Luxemburgo a dar marcha atrás en la reducción impositiva que llevaban aplicando desde 2012 ambos países a los libros electrónicos. El fallo del TJUE obligaba a incrementar el tipo del 5,5% al 20% en suelo galo y del 3% al 17% en el Gran Ducado.

Finalmente, Bruselas decidió recoger el guante y, en diciembre de 2016, puso sobre la mesa del Consejo una  modificación de la actual directiva, que establece que este tipo reducido se puede aplicar en el “suministro” de “libros en cualquier soporte físico, periódicos y semanarios que no sean material íntegra o predominantemente publicitario”, Bruselas propone que el IVA especial pueda aplicarse al “suministro” de “libros, periódicos y semanarios, siempre que esas publicaciones no sean material íntegra o predominantemente publicitario y las publicaciones no sean materia íntegra o predominantemente contenido musical o vídeo”.

Entonces plantearon objeciones Austria, Reino Unido y Hungría. Londres incluso aprovechó la ocasión para exigir una reducción del impuesto sobre el valor añadido para los productos sanitarios, mientras Hungría pedía que el acceso a Internet también pudiese beneficiarse de estos cambios impositivos. pero superados esos obstáculos  Francia y República Checa plantearon cuestiones diferentes. Praga ha condicionando su voto favorable a que el consumidor de la mercancía pague el impuesto a Hacienda –ahora es el proveedor–, cambio a su juicio clave para luchar contra el fraude fiscal. Pero Francia y otros socios europeos –Eslovenia y Grecia, por ejemplo– se han mostrado reacios a esta inversión del sujeto pasivo que se desvía del sistema general del IVA en Europa.

Inmóvil en su postura, República Checa bloqueó la tan reclamada reducción impositiva para las publicaciones digitales hasta en tres ocasiones. La última, el pasado mes de julio ante la desesperación del resto de Estados miembro, que recordaban la “urgente” necesidad de sacar adelante la directiva. “Entiendo que la propuesta es muy importante para ustedes y estamos dispuestos a ser lo más flexibles posible en un futuro próximo”, señaló la ministra de Finanzas checa, Alena Schillerová, en la reunión del Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea del pasado mes de julio. A pesar de ello, su homólogo austriaco, Harwig Löger, que ostenta durante este semestre la presidencia del Ecofin, valoró positivamente los avances logrados en esta materia y mostró su confianza a que la directiva de reforma sea aprobada finalmente en el cónclave de octubre.

Al final, según confirmaron tres fuentes diplomáticas europeas al diario económico Financial Times, París y Praga han acordado dar cada uno su beneplácito a los textos que vetaban. No obstante, la incertidumbre sobre el futuro de la directiva se mantendrá hasta el último minuto. Ahora, según el rotativo británico, Rumanía ha planteado algunas objeciones de última hora –también quiere poder beneficiarse de la inversión del sujeto pasivo que reclama República Checa– que podrían paralizar nuevamente la directiva a siete meses de las elecciones al Parlamento Europeo.

 

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