La profesora Fanny Rubio, que es Catedrática allí, hizo la Introducción, y luego leyó algunos versos de los autores homenajeados en el acto, como eran Vicente Aleixandre y Miguel Hernández. Es habitual, que en los entornos filológicos, y por la tendencia de moda académica, los expertos hagan grandes exposiciones muy completas y ricas, pero infatuadas o relamidas, y a veces hasta competitivas o blindadas de erudición, en las que se pierde completamente la experiencia poética, digamos que por exceso de celo.
Pero la profesora Fanny Rubio mostró una simplicidad en su modo de transmitir y mostrar una sabiduría profunda, centrada, y exacta, que me impresionó profundamente. Sobre todo, por su tono, su actitud y por esa capacidad erudita pero libre, amiga y enseñante, que transmitía a los estudiantes, completamente desnuda de todo ripio, de solemnidad o cursilería, la experiencia poética.
En una auténtica profesora, como Fanny Rubio, la sabiduría se expande como se expande el agua fluida. Introduce a los estudiantes en un medio, en una atmósfera, en un universo, de manera libre, como se va uno de paseo, como se aventura uno en un jardín. Como si invitara uno a los estudiantes a conocer el jardín del conocimiento y la creación humanas, visita apasionante que solamente alguien que la comparta con nosotros nos puede permitir. Ese saber hacer, esa gentileza, es el rasgo del profesor de universidad. Y no otras memeces acreditadas o indexadas.
Hay una necesidad de que los profesores sepan adentrar con naturalidad a los alumnos en el conocimiento, y eso se consigue con la sencillez o simplicidad. Hay incluso, en el fondo, una relación infantil o juvenil, hasta maternal, que se basa en ayudar a hacer surgir experiencias brindadas a una comunidad de iguales, que permite transmitir espíritu e ideas a la nueva generación. Para mí, eso es la Universidad: el mundo donde la libertad se convierte en la atmósfera que transmite el verdadero conocimiento.
Eso solo se consigue en un mundo que protege la libertad, camaradería de iguales, por medio de auténticos profesores como Fanny Rubio. Incluso en un mundo muy formalizado, muy ensalzado en sus bellezas, como el de la poesía, hay que tener la libertad, la simplicidad, la familiaridad, que nos pone a la misma altura de sus grandes creadores y de la naturaleza que plasmaron.