jueves,18 agosto 2022
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Humor y Comunicación Política

Germán Espinosa, un innovador renacentista

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 «España necesita innovadores, no emprendedores». Así he titulado mi última columna en La Voz Libre. Ahí me he ocupado en distinguir lo que constituye realmente una innovación. Muchos emprendedores ponen toda su voluntad y esfuerzo en levantar lo que piensan que es un negocio sólido, pero la realidad diaria nos demuestra que no tienen éxito. […]

 «España necesita innovadores, no emprendedores». Así he titulado mi última columna en La Voz Libre. Ahí me he ocupado en distinguir lo que constituye realmente una innovación. Muchos emprendedores ponen toda su voluntad y esfuerzo en levantar lo que piensan que es un negocio sólido, pero la realidad diaria nos demuestra que no tienen éxito. Y es que hay que tener ideas nuevas, sí, pero hay que saber mostrar los beneficios que esas ideas pueden traer a los clientes y, además, que éstos las perciban como distintas de las que están acostumbradas a ver.

El dominador de procesos administrativos complejos

A un innovador le gusta estudiar. La realidad de muchos empresarios españoles es que su nivel cultural es muy reducido. Y como no sepan rodearse de personas capaces, la falta de estudios se acaba pagando, y a un precio muy alto. Desde que el mundo es mundo, lo más útil es una buena teoría.

Escribo todo lo anterior porque conozco a Germán Espinosa Monsú desde hace muchos años. Es licenciado en Ciencias Políticas y Económicas (con Premio Extraordinario de Carrera); en Ciencias de la Educación (Especialidad Legislación y Organización Escolar); en Ciencias Sociales; diplomado en Sociología. No es extraño, pues, que ganase la oposición del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y ha destacado en los puestos que ha ocupado en varios Ministerios. Cuando Germán se enfrentaba con los problemas, introducía conceptos nuevos, ángulos novedosos, abordajes imprevistos, perspectivas insólitas. Y resolvía los problemas. Por eso, le pidieron que plasmase en Cursos sus estudios-experiencias. Y así lo hizo durante años. Además de emplearse a fondo cinco días en su puesto de trabajo, dedicaba los fines de semana a enseñar a grupos numerosos, desplazándose prácticamente a todas las provincias españolas. Y en verano, a Hispanoamérica.

Así es como Germán Espinosa era capaz de organizar, por ejemplo, los exámenes masivos de Médicos Internos y Residentes; o las plazas de profesores no numerarios de Madrid; o la Inspección de las Universidades privadas y públicas; o ser el mayor experto en expedientes sancionadores (a ver cuándo logramos que publique un libro sobre este apasionante asunto, después de estudiar a fondo nada menos que 300 expedientes); o impartir Cursos de formación y perfeccionamiento de profesores de todos los niveles educativos así como de directivos; en fin, cualquier proceso complejo en el que era necesario introducir orden y efectividad.

Germán  Espinosa

El dominador de oficios manuales y artísticos

Junto con el cultivo continuo de la inteligencia, Espinosa ha ido aceptando cualquier desafío que se le presenta. Decidió construirse un chalet y, después de una mala experiencia con un constructor, tomó las riendas él mismo y aprendió todos los oficios manuales necesarios para construir una casa compleja: albañil, fontanero, electricista, soldador, escayolista, pintor, decorador, jardinero, agricultor, reformista. El último oficio que ha llegado a dominar es la cerrajería artística en la que está demostrando que es un auténtico crack, por emplear una palabra de los jóvenes. Lo que va buscando Germán, como siempre es lo que él llama el secreto oculto de la belleza, es decir, la innovación, y que aplica a cabeceros de cama, mesillas, percheros barandillas de escalera y balcón, verjas de ventana, puertas/verja o jardineras.

Jardinera elaboradas por German Espinosa

Voy a ofrecer el ejemplo de estas últimas. Espinosa dice que un cerrajero habitual las soldaría perpendicularmente al plano y respetando/aceptando el ángulo de 90º de la estructura rectangular del recipiente floral. Pues bien, la innovación de Espinosa consiste en separar ambos criterios constructivos:

  1. Por un lado, las cuatro patas se abren, sobre el plano horizontal del suelo en el que se apoyan, unos 30º (no haciéndolo perpendicularmente).
  2. Por otro, se sueldan a la base de apoyo a 45º (no a 90º) siguiendo la diagonal de la estructura y desplazándose hacia el exterior unos centímetros y formando una uña en forma de "M".
  3. Se rematan hacia el suelo con un bucle decorativo bien hacia el interior (las dos de los extremos) o hacia el exterior como hace la del centro con el fin de que ésta gane espacio, sobresalga y gane en preeminencia decorativa sobre las dos de los extremos.
  4. Finalmente, el bucle inferior no descansa directamente en el suelo (que podría dañarla con el tiempo, por oxidación) sino por medio de una esfera aplanada y maciza que contribuye a su mantenimiento, elevación y mejor porte final.

El secreto decorativo de las jardineras -como en otros casos, análoga y lejanamente asimilables- está en "sus patas".

Sobre innovaciones como las de Germán Espinosa pueden construirse negocios sólidos y duraderos. Por eso, varios empresarios y decoradores se le han ofrecido para comercializar por Internet sus producciones artísticas en este campo tanto en España como en el extranjero. Lo que el mercado está esperando son innovaciones como las de Germán Espinosa.

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