Se trata del único vertebrado conocido que ha desarrollado ojos reflectores que le permiten utilizar un sistema de espejo para formar las imágenes, en lugar de la lente habitual en los seres vivos, según se dijo en el Festival Nacional de Biodiversidad.
Tiene esta capacidad gracias a un ojo dividido en dos partes, una que apunta hacia arriba –donde está el océano y la comida potencial– y otra dirigida hacia abajo, a las profundidades abisales donde habita y de las que pueden surgir los depredadores.
Además de este pez tan particular, Oceana también halló otras especies, como corales negros y esponjas de cristal, que no habían sido científicamente identificadas en Canarias.