jueves,18 agosto 2022
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Helicopter Money, cuando el dinero sí cae del cielo

Presidenta del Consejo Editorial en Ibercampus. Controller experta en digitalización de procesos. Miss Controversias
El BCE ha entrado en una espiral de dinero barato que podría acabar en una lluvia de dinero directa a la población con el objetivo de estimular la actividad económica. ¿Sería esta la solución a los problemas estructurales de la economía del euro?

Como cada mañana, salí de casa para recorrer andando los 2km que distan a mi trabajo. Siempre somos los mismos, ¡y que nadie falte! El señor con un punto de locura que nos dice a todos buenos días, la chica corriendo, la mamá de la mano de un niño, el camión del supermercado, el frutero abriendo la tienda, la pareja de recién jubilados que salen juntos a pasear y todos los coches que van y vienen a un lado y a otro de la calle.

De repente escuché el ruido atronador de un helicóptero. Todos miramos hacia arriba y parecía que estaba parado encima de nosotros. No, no lo parecía. Efectivamente estaba parado, ese era el sitio al que quería llegar. Inesperadamente, observamos que desde su interior empezaron a soltar papeles. “Parece dinero… ”, pensé. “Que sí que sí que parece dinero… ¿estás dormida aún Anita?”. Cuando esos papeles llegaron al suelo, me agaché a coger uno de ellos. Efectivamente se trataba de billetes. ¡Estaba lloviendo dinero! “¿Qué juego es este?”, pensé. “¿Será dinero del Monopoly?” “¿dónde está la trampa?”

helicopter-money

No, no se trata de un sueño. Se trata de mi visualización del concepto “helicopter money” o lo que es lo mismo “helicóptero monetario”. Esta una de las medidas que se plantean los Bancos Centrales para salir de una vez de la crisis. Aportarnos una cantidad a todos los ciudadanos con el objetivo de generar actividad económica. Esta medida, por tanto, no aplica para los que miran cada céntimo que gastan ni a los ahorradores empedernidos que siempre piensan en el por si acaso.

Easy Money (dinero fácil). Dinero caído del cielo a nuestra cuenta bancaria para empujarnos a gastar y de esta manera convertir de nuevo el dinero en una variable flujo que pase de unas manos a otras o bien dinero a tipos de interés 0. De esta forma, aumentando el consumo, se genera mayor actividad económica y así, se incrementa la demanda para que sea superior a la oferta, suben relativamente los precios, lo que ayuda a evitar la temida deflación.

Para los que  no entiendan mucho de esto, diré que la deflación (bajada de precios) es mala. Es mala para las empresas, cuyos stocks valen mañana menos de lo que valen hoy. Es malo para la economía porque el consumo se retrasa, el coche vale mañana menos de lo que vale hoy, por lo que aumenta la oferta de bienes y servicios y se paraliza la actividad económica. Las empresas dejan de producir y por lo tanto los empleados cuyas empresas no tienen actividad, no son necesarios y son despedidos.

Llegados a este punto, alguien pensará entonces que la economía de hoy en día está hecha para gastar. Mi respuesta es que sí. Algunos no lo hacemos porque nos lo digan los libros de macroeconomía ni los Bancos Centrales. Lo hacemos porque nuestra filosofía del carpe diem nos lleva a un modo de vida inflacionista. Compra hoy por si mañana es más caro o en algunos casos, por si mañana ya no queda justo lo que te gusta. Coge cada oportunidad que tengas en la mano. Sal hoy por si mañana no surgen planes. Y al final sales hoy y mañana para fortuna del negocio de la hostelería y transporte. Esta filosofía de vida cortoplacista y del carpe diem va muy acorde a lo que las instituciones nos está implementando sin darnos cuenta.

El origen del helicóptero monetario está en lo que el BCE empezó a llamar en 2015 Quantitative Easing. Esto es lo que en clase de macro estudiábamos como Política Monetaria Expansiva, es decir, poner a trabajar la máquina de hacer dinero. Pienso en mi padre cuando siendo yo pequeña decía lo de la máquina de hacer dinero, y una vez más, al igual que el helicóptero, me imagino la máquina “de hacer dinero” como si fuera una caja registradora de las antiguas que funcionaban a manivela.

¡Aquí una muestra de lo que intentan reflejar mis palabras!

 

El Quantitative Easing ha sido la forma en que el BCE ha llamado a la inyección de liquidez al sistema financiero. O lo que es lo mismo, la forma en que se ha sacado dinero de la nada y lo ha depositado en las cuentas de las entidades financieras para que estas lo materializaran en préstamos para aumentar el consumo y la inversión y de esta forma aumentar la inflación hasta el objetivo del 2% con todo el efecto que esto tiene para la economía (ya explicado antes).

A esta medida de la expansión monetaria ha ido unida la rebaja de los tipos de interés hasta alcanzar el 0%. De hecho, existe una tasa que ha bajado por debajo de cero, la tasa de facilidad de depósito. Es decir, los bancos que coloquen su dinero en el BCE tendrán que pagar por ello. De esta forma se incentiva que no lo hagan y que ese dinero se destine a la financiación de la actividad de la economía real, toda aquella que cuya actividad no se basa en la compra-venta de dinero, sino de bienes o servicios no relacionados con “lo monetario”.

Desde mi punto de vista, el colmo del absurdo es tener que pagar por prestar dinero así como lo sería tener que pagar por fabricar un bien o prestar un servicio. El modelo de negocio no es viable ni sostenible en el tiempo para los bancos. Sin embargo, la función del sistema financiero como soporte a la economía real es indiscutible y es esa conexión entre ambos la que deberían buscar de verdad desde el BCE.

Las herramientas del BCE parecen ir dando tumbos dando la impresión de estar haciendo ensayos en un laboratorio llamado Unión Económica y Monetaria (UEM). Los tipos de interés baratos generan deuda y más deuda. Deuda no productiva. Deuda que no se utiliza como inversión, sino gasto que no genera retorno. Lo mismo que ocurriría si lloviera dinero del helicóptero. Con el Easy Money (dinero fácil), aumentaría el gasto de los consumidores a corto plazo pero seguro que todos lo haríamos en el centro comercial y no en emprender una idea que tenemos en la cabeza. Aumentaría el consumo, sí, de ese año. Aumentarían los precios sí, de ese año. Pero son otro tipo de medidas las que algunos esperamos de una Institución de referencia.

Con el Easy money, los Estados no se preocupan de sanear la deuda porque saben que siempre van a financiarla y acaban estableciéndose en el carpe diem financiero. Algo así como una mentirijilla para salir del paso mantenida en el tiempo que llega a convertirse en una verdad a medias que mueve los hilos.

Me da la impresión de que algunos que estamos en la treintena, vamos a tener que acostumbrarnos a vivir con esta situación de incertidumbre y esperpentos monetarios en los que los helicópteros tirando dinero sobre las calles, sean la medida menos abstracta que podamos imaginar.

 

@Ana1Gon

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