viernes,19 agosto 2022
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I+D: ¿sabemos de qué hablamos?

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¿Cuándo un avance de conocimiento se considera investigación? ¿Cuánto vale una investigación? ¿Quién financia la investigación? ¿Un nuevo software es investigación? ¿Y una encuesta? ¿Qué incluye el desarrollo de los resultados de una investigación? ¿Cuándo un nuevo producto o servicio es desarrollo? ¿El gasto en un equipo o edificio puede admitirse como parte de la I+D de una empresa o universidad? ¿Y la contratación de personal auxiliar? Muchas preguntas para entender datos y diagnósticos.

En 1963, es decir hace 55 años, OCDE publicó su "Propuesta de Norma Práctica para Encuestas de Investigación y Desarrollo Experimental",  más conocido como Manual de Frascati. Su séptima revisión se realizó en 2015 y es la referencia actual para los institutos de estadística de los distintos países. La primera encuesta de este tipo en España se realizó en 1964. La última la ha publicado el INE a finales de noviembre del pasado año: Estadística sobre Actividades en I+D. Año 2016.

La encuesta se realiza a cerca de 45.000 centros, la mayoría empresas públicas o privadas, que aportan más de la mitad de la mitad del esfuerzo realizado en I+D. Las entrevistas se realizan también a  universidades y centros de enseñanza superior (28% de peso por su gasto), así como centros de la Administración Pública (del Estado, autonómicos y locales) e instituciones sin fines de lucro.

Delimitar lo que debe ser considerado como inversión en I+D es una tarea compleja, a pesar de los esfuerzos internacionales para establecer unas fronteras precisas. El principio básico es que se considere I+D al conjunto de trabajos creativos que tratan de aumentar el volumen de conocimientos (incluidos culturales y sociales), así como su utilización para nuevas aplicaciones. Incluye, por tanto, investigación básica, aplicada y desarrollo tecnológico.

La creatividad, la originalidad,  la innovación son características distintivas pero que no son siempre fáciles de valorar, en particular en el amplio campo del desarrollo tecnológico. Las normas establecidas  acepta los trabajos basados en conocimientos obtenidos mediante investigación y/o experiencia práctica que se dirija a la fabricación de nuevos materiales, productos o dispositivos; a establecer nuevos procesos, sistemas o servicios; o a la mejora sustancial de los ya existentes. Pero deben excluirse otras actividades científicas o tecnológicas conexas pero rutinarias, siempre que sean ajenas a un proyecto de I+D, tales como:

  • Servicios de información (bibliográficos, consultoría,…)
  • Recogida de datos o estudios de mercado
  • Ensayos y trabajos de normalización
  • Estudios de viabilidad
  • Cuidados médicos especializados
  • Trabajos sobre patentes y licencias
  • Actividades de prospección
  • Actividades rutinarias de desarrollo de software
  • Estudios de naturaleza política y operativa

Asimismo deben considerarse ajenas a la I+D otras actividades industriales frontera, relativas a las fases de lanzamiento de la fabricación de un prototipo ya probado, detección de averías, financiación y otras actividades de apoyo indirecto realizadas por servicios centrales.

Cada unidad encuestada debe respetar estos criterios a la hora de rellenar los correspondientes cuestionarios (revisables por el INE), referidos principalmente a gastos y personal asignables a I+D. Se consideran gastos en actividades de I+D los realizados dentro de una unidad o centro investigador (gastos internos) o fuera de estos (gastos externos) cualquiera que sea el origen de los fondos e incluyen tanto gastos corrientes como de capital (asignados al periodo de realización y no como amortización). Se incluyen, por tanto, terrenos y edificios, equipo e instrumentos, adquisición de software específico u otros productos de propiedad intelectual, siempre que sean específicos para la realización de las actividades de I+D.

 

Por su parte, se considera como personal en I+D, a todo el personal empleado directamente en acti- vidades de I+D, cualquiera que sea su nivel de responsabilidad (incluyen a estudiantes postgraduados con un salario/beca de estudio), así como a los que suministran servicios ligados directamente a los trabajos de I+D, como gerentes, administradores y personal de oficina. Se excluyen las personas que realizan servicios indirectos como el personal de cantina, seguridad, mantenimiento, etcétera, aunque sus costes laborales deben contabilizarse como otros gastos corrientes en I+D.

Ahora ya podemos interpretar más correctamente los datos disponibles (año 2016) de gast0 y personal en I+D. Se ha estimado la cuantía de gasto en unos 13.000 millones de euros (equivalente a un 1,19% del PIB) y el personal total empleado en 206.000 equivalentes a jornada completa (EJC), de los que 127.000 son investigadores. Con una perspectiva temporal, el gasto se ha reducido progresivamente (incluso sin considerar el efecto precios) desde 2010 en un 10% y su peso en el PIB ha caído de 1,40 a 1,19%. El personal investigador (EJC) se ha reducido en más del 5% en los últimos seis años.

Por tipo de instituciones, las empresas suponen  el 54% del gasto interno en I+D (con fondos propios o transferidos), los centros de enseñanza superior el 28% y la Administración Pública el 18%. La caída ha sido similar en todos los casos. En términos de investigadores empleados, la mayoría de los investigadores (EJC) se localizan en los centros de enseñanza superior (58.000, con más de 6.000 de perdida de empleos en los últimos seis años). Siguen empresas (47.000 y 2.000 empleos perdidos) y Administración Pública (21.000 y 4.000 de pérdida).

De los aproximadamente 7.000 millones de I+D ejecutada por las empresastres cuartas partes se han financiado con fondos propios y el resto se reparte, casi por igual, entre fondos aportados por otras empresas, fondos públicos y financiación internacional. Es muy significativo el desglose de gastos por sectores productivos. Industria y servicios aportan prácticamente lo mismo. Entre los sectores industriales destacan Vehículos de motor y otro material de transporte (14% del esfuerzo empresarial en I+D)  Farmacia (9%) y Construcción aeronaútica y espacial (6%). Entre los servicios, las Actividades Profesionales (casi 30%) y, entre ellos los directamente vinculados a la I+D, tales como patentes, licencias, propiedad intelectual, marcas, diseños, etc. Siguen en importancia Información y Comunicaciones (12%, con especial peso para las actividades de programación, consultoría y otras actividades informáticas).

Las instituciones de Enseñanza Superior ejecutan unos 3.600 millones de euros, principalmente en universidades públicas (90%). La mayor parte de la financiación proviene de fondos generales universitarios (52%), financiación pública (20%) tanto del Estado, como autonómica o local, fondos propios (16%), financiación de empresas e instituciones sin fines de lucro (6%) financiación del extranjero (6%).

Es interesante observar que la mayor parte de esa I+D universitaria es en investigación básica (44%) investigación aplicada (36%), quedando una parte residual para el desarrollo experimental. También es de destacar que una parte relevante de esa  I+D universitaria se asigna a los campos científicos de ciencias sociales y humanidades (38%).

El alto porcentaje de fondos generales universitarios y una dedicación parcial y estable del personal investigador del orden del 50% (107.000 investigadores, equivalentes a 52.000 a jornada completa) parecen apuntar a que las estimaciones de I+D en las instituciones de enseñanza superior se realizan, principalmente, mediante una asignación de tiempo de los profesores a actividades investigadoras.

Por último, una referencia a los casi 2.500 millones de euros de I+D realizada directamente por organismos de la Administración Pública, de los que financiación pública y recursos propios aportan el 83%. Los ejecutores principales son los denominados Grandes OPIS (42%), que incluyen organismos públicos de investigación como, por ejemplo, los integrados en el CSIC, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) o el Instituto de Salud Carlos III. Le siguen por su aportación a la I+D pública, los Centros de la Administración autonómica y local (34%).

La encuesta anual del INE sobre I+D proporciona mucha información relevante y es la fuente de información estratégica para análisis en este área. Conocer un poco más acerca de sus criterios y resultados (aunque sea con más de un año de retraso) creo que merece la pena. Pero la innovación va mucho más allá de la I+D y a ello dedicaremos próximos post.

Antonio Pulido http://www.twitter.com/@PsrA

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