P.- Desde la universidad se exige a gritos más apoyo económico a la administración. ¿Cómo hay que convencer a los que mandan de que hay que invertir más en educación?
R.-El nivel educativo de nuestro país está a unos niveles muy bajos. En la franja de 35 a 39 años sólo el 23% es titulado superior, y si miramos al conjunto de la población, ese porcentaje baja al 13%. Si realmente creemos que la universidad es motor de crecimiento y desarrollo, instrumento de innovación y factor de bienestar, deberíamos situarla en el centro del debate social y dotarla de los recursos necesarios para que pueda afrontar los retos que surjan; el primero de ellos, el Espacio Europeo de Educación Superior. Dicho esto, también creo que la universidad necesita repensar su gobernanza y construir un sistema de gestión eficiente basado en una financiación por objetivos y proyectos y comprometido con la rendición de cuentas.
P.- ¿Y la sociedad en general cree que está concienciada de ello?
R.-Creo que no, y en parte es responsabilidad nuestra, de las universidades. Necesitamos urgentemente mejorar la comunicación con la sociedad. Vivimos en la era de la comunicación y construimos la realidad en base a ella. Lo que no se comunica no existe. Es el momento de explicar y hacer entender a la sociedad que si queremos un modelo de país basado en una economía intensiva en conocimiento y una sociedad responsable y cohesionada, debemos preocuparnos por tener una educación superior de calidad. Tenemos un sistema universitario consolidado, fuerte y competitivo con muchas potencialidades, que ha generado sinergias y complementariedades. Es el momento de desarrollarlo, abrirlo más a la sociedad y a la colaboración con el sistema económico del país. Las universidades debemos abandonar la torre de marfil y convertirnos en faro.
P.- Entre sus prioridades como rectora está hacer de la UOC una universidad multilingüe. ¿Podría explicar a nuestros lectores en qué consiste esta iniciativa?
R.-La UOC es una universidad que opera en la red, y en ese lugar, las únicas fronteras que existen son las idiomáticas. Seremos capaces de llegar hasta donde haya gente que pueda entendernos y para que esto ocurra debemos tener la diversidad lingüística como uno de nuestros objetivos estratégicos. Pero quiero aclarar que el respeto a la diversidad que se demuestra practicándola no tiene como objetivo la expansión sin límite. Nuestro límite es la calidad. En definitiva, mi reto es el de encontrar el justo equilibrio entre las posibilidades que nos ofrece la red y la preocupación por asegurar la calidad en todas nuestras actuaciones.
P.- ¿Cuáles son, en su opinión, los principales retos que las universidades abiertas y a distancia afrontarán en los próximos años?
R.-Universidad abierta y universidad a distancia no son sinónimas. Muchas grandes universidades a distancia tienen los mismos problemas estructurales, de gobernanza, de adaptación a las TIC y de adecuación a las nuevas necesidades de la sociedad del siglo XXI que muchas universidades tradicionales. Me gusta definir a la UOC como una universidad abierta a las ideas, a las personas, a los territorios, al mundo. Pero pienso en un modelo de universidad que no se imponga a nada ni a nadie, sino que sea coherente con la cultura de la red, una universidad colaborativa, cooperativa, que sepa trabajar en red y siempre en colaboración y diálogo con las autoridades académicas de los territorios donde tenga estudiantes. En esto estamos trabajando, en hacer de la UOC una universidad sin distancias, abierta a un nuevo modelo de gobierno, actuación y modelo de aprendizaje y, sobre todo, accesible a las personas y comprometida con la difusión del conocimiento científico.
P.- ¿Cómo está afrontando la UOC la adaptación a Europa?
R.-La UOC es pionera en muchos de los temas de adaptación a Europa. Desde el momento de su creación hace trece años, adaptó la metodología de aprendizaje a su singularidad, situó al estudiante en el centro, lo dotó de tutores, estableció un sistema no obligatorio de evaluación continua, se preocupó por la calidad de sus materiales y por la incorporación de nuevos recursos docentes. La experiencia nos permite afirmar que es un modelo de éxito, que representa un esfuerzo para estudiantes y profesores pero que el resultado es excelente. Nuestros más de 20.000 graduados son nuestra mejor garantía. Me siento muy orgullosa de ellos.
P.- ¿Cómo puede la tecnología mejorar el aprendizaje? ¿Cree que las universidades aprovechan en este momento las potencialidades de las nuevas tecnologías?
R.- La tecnología, lo digo por experiencia, obliga a repensar el modelo de aprendizaje y, en último término, a transformarlo. Nosotros nacimos con las TIC y tuvimos que construirlo todo desde cero, pero con una idea muy clara: nada podía ser lo mismo. No podíamos limitarnos a “colgar” recursos educativos en la red o, simplemente, usarla como instrumento de comunicación. Teníamos que transformar la idea de enseñar y de aprender. Al nacer en la red lo tuvimos más fácil. Las universidades presenciales lo tienen más difícil porque tienen que cambiar por completo su cultura interna. Quizás es incluso difícil que ambas culturas puedan coexistir sin crear una especie de esquizofrenia.
En otro sentido, también hay que tener en cuenta otro factor muy importante. Nuestra investigación sobre el impacto de las TIC en la universidad presencial (Projecte Internet Calalunya) nos dice que estudiantes y profesores son usuarios intensivos de Internet en porcentajes superiores al 80%, pero en casa. En la universidad las TIC se usan, en todo caso, como instrumento de apoyo, pero no se integran en los curriculums ni se utilizan como elemento transformador de las metodologías de aprendizaje.
En la UOC las tecnologías, a parte de elemento transformador son también conocimiento incorporado, y como tal, nuestros estudiantes aprenden no solo aquel conocimiento específico relacionado con las asignaturas que imparten, sino también el tácito que viene del uso de metodologías de aprendizaje altamente innovadoras.
P.- ¿Qué proyectos existen o tienen previstos en la UOC en el plano tecnológico?
R.- Enumeraré los que me parecen más significativos, como, por ejemplo, el nuevo campus virtual: software libre, con incorporación de herramientas web 2.0, que garantiza la libre elección de plataforma por parte de los usuarios; el Proyecto MyWay, que es una nueva generación de los materiales de aprendizaje, con distribución multicanal (texto; podcast y, más en general, multimedia, y dispositivos móviles,entre otros); tinta electrónica, con un piloto que ya ha comenzado; participación en New Media Consortium (mundos virtuales, Second Life); o la integración de la televisión en el modelo de aprendizaje… Y, en un ámbito más genérico, Joy of e-learning, que tiene por objetivo mejorar la satisfacción de los alumnos mediante la utilización de las tecnologías en su experiencia de aprendizaje on-line.
P.- ¿Cuál es el perfil del estudiante de la Universidad abierta?
R.- Nuestros estudiantes tienen una media de 33 años y el 90% trabaja. Un gran número de ellos cursa una segunda titulación y casi todos son estudiantes a tiempo parcial.
