Cada una de las células del organismo posee un esqueleto, el citoesqueleto, que determina su forma y el soporte necesario para que funcione. Ante cualquier estímulo, como un intento de infección, el citoesqueleto se reorganiza mediante un complejo sistema en el que juegan un papel esencial un determinado tipo de enzimas, las RHO GTPasas.
Los investigadores hallaron previamente que una de estas enzimas, la RHO-A, era activada por el VIH para entrar en la célula e infectarla. Ese trabajo dio pie a la nueva diana: “Intentamos analizar cómo se activa la RHO-A cuando el virus se une a la célula, y ese camino nos llevó hasta una proteína de unión del citoesqueleto,