Fausto Ferraccioli, geofísico del British Antarctic Survey, manifestó que lo más sorprendente de la coordillera es su aspecto, muy parecido al de las montañas europeas.
Además destacó que la presencia de picos afilados sugiere que el hielo polar se formó muy rápido, pues de lo contrario las elevaciones hubieran sido erosionadas y aplanadas.
Durante los trabajos de investigación los científicos detectaron también la presencia de agua líquida bajo el hielo.
En ese sentido, Robin Bell, del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty Earth de la Universidad de Columbia, señaló que en el fondo del grueso manto de hielo que cubre el territorio los instrumentos captaron la presencia del líquido.
En la superficie la temperatura era de 30 grados bajo cero, sin embargo el agua se ubicó a unos tres kilómetros de profundidad, agregó.
Se estima que la antártida ha estado cubierta por hielo durante unos 35 millones de años y contiene suficiente agua en forma de hielo capaz de elevar el nivel de los mares en 57 metros si alguna vez llegara a derretirse.