P.- ¿Cómo encara la universidad el nuevo curso?
R.- Con ilusión y con preocupación. Con ilusión porque se inicia una nueva etapa un año más. La vuelta a la tarea universitaria docente, el contacto con los nuevos estudiantes, siempre jóvenes, es muy estimulante. La tarea de estudio y de investigación no se detiene en todo el año. Pero también con preocupación por los graves acontecimientos económicos en los que nos encontramos.
P.- ¿Cómo debe intervenir la universidad en la crisis actual?
R.- Ocurre con demasiada frecuencia que la Universidad vive en su propia burbuja intelectual, al margen de lo que acontece en la sociedad que le da cobijo y
P.- ¿Qué opina sobre el debate de la financiación universitaria?
R.- Es un eterno debate que nunca encuentra solución satisfactoria y definitiva. Por un lado, sería erróneo pensar que, a más dinero, más calidad universitaria. Pero también es cierto que el dinero facilita y estimula la labor universitaria. En el siglo XXI, la Universidad española debería ser capaz de generar por sí misma una parte sustancial de sus recursos, y no depender tanto del esfuerzo del contribuyente. Pero para eso hacen falta mecanismos de flexibilidad y de confianza que no están disponibles. Aún con todo, cada vez me convenzo más de que la auténtica calidad universitaria no pasa por la financiación, sino por los mecanismos de selección del profesorado y la forma de organización interna.
P.- ¿Cómo valora los Presupuestos Generales del Estado presentados por el Gobierno en materia de Universidades e investigación?
R.- Estos Presupuestos son irreales porque están construidos sobre premisas erróneas. Esto afecta a todas las partidas y, lógicamente, también a
P.- ¿Cree que se verá alterada la adaptación a Bolonia en nuestro país por falta de financiación?
R.- Es lo más lógico que ocurra. La adaptación no es fácil, y, en muchos casos, necesita recursos adicionales de los que no se dispone en estos momentos. Por ejemplo, no se puede trabajar al estilo Bolonia con las actuales clases de 120 alumnos, lo que obligaría a la ampliación de plantilla. Mucho me temo que la escasez financiera se compensará con un esfuerzo adicional que tendremos que hacer los universitarios, algo a lo que, por desgracia, estamos muy acostumbrados. Pero, adaptación, habrá, no le quepa la menor duda. Ya lo hemos visto otras veces.