viernes,19 agosto 2022
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El profesor Valbuena analiza el caso de García Egea

La comunicación política aconseja renovar cargos en el PP tras convocar un Congreso extraordinario

Cromatismos
Como siempre, los Artículos del profesor Valbuena sobrepasan todos los límites del Periodismo ordinario que muy pocos son capaces de igualar. Y su secreto consiste en describir y analizar un hecho - en este caso, el comportamiento político de Teodoro Egea, asesor de Pablo Casado - desde modelos previos científicamente avalados por la investigación. El profesor Valbuena describe, clasifica los hechos y los ubica dentro de categorías uníversales comúnmente admitidas.

Están admitidas efecivamente por los más prestigiosos investigadores de la Comunicación Política. Y la conclusión a la que llega, basada en los hechos pasados, presentes y futuros no es otra que el PP de Pablo Casado camina sin rumbo y a la deriva bajo el nefasto consejero Teodoro Egea y para el que la renovación del Partido consiste en cambiar de sede y la consolidación del liderazgo de Casado pasa por alargarse la barba y hacerse un "flequillo".Así, tras la elecciones del 4 de Mayo, más les valiera convocar un Congreso extraordinario para la renovación de cargos y dirigentes del Partido. 

Teodoro García Egea sigue corriendo detrás de su sombrero es el título de ese magistral análisis del profesor Felicísimo Valbuena en Elcierredigital.es  que nos autoriza su reproducción y dice lo que sigue, sin desperdicio:

En Inglaterra, que un hombre corra detrás de su sombrero es una situación humillante y ridícula. La gente se ríe, pero hay quienes se preocupan cuando observan que el que corre puede sufrir un ataque al corazón. El espectáculo pasa a no resultar divertido.

Entonces, ¿cómo es que empiezo esta columna hablando de D. Teodoro si, seguramente, no lleva sombrero y, encima, no es inglés?

Veamos si metiendo un poco de surrealismo entramos en materia. ¿Qué tal si nos imaginamos a D. Teodoro corriendo detrás de su cabeza? (A partir de aquí, apeamos el Don, y lo llamaremos Teodoro) Sí, Teodoro está adquiriendo una reputación de convertir una posible solución en tres problemas. O dicho de otra manera: No hay situación que Teodoro no puede empeorar.

Y no es descartable que, quizá en estos momentos, ya haya quienes estén apostando a que, si Teodoro sigue así, puede dejar atrás a Rivera y Arrimadas en su trabajo termitero.

Veamos algunos episodios.

El primero, y muy llamativo, fue el que consistió en sustituir a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz en el Congreso. En su lugar, puso a Cuca Gamarra, que había sido una combativa sorayista en las elecciones primarias que ganó Pablo Casado. Y si, a la vez, ésta empezó a aparecer acompañada de la eterna Ana Pastor, rajoyista, el panorama cambió. Y vaya que si cambió. O sea, que los políticos del PP votan, eligen a quien consideran el mejor Secretario General; éste elige a Cayetana y más adelante, la sustituye por la sorayista Cuca y su acompañante Pastor. Con decir que Casado es Secretario General de todos, problema resuelto, ¿verdad? Pues los hechos no están respaldando esta afirmación.

Utilizando un lenguaje muy preciso, Teodoro mantiene en su mente, como quien sujeta un corcho en el fondo del agua para que no salga a flote, la idea de que los españoles son tontos. Pero resulta que en España hay tontos, sí, pero también personas inteligentes; incluso más inteligentes que Teodoro. Estos inteligentes se dan cuenta de que Teodoro no quiere que haya gente que combata en un conflicto. El único que puede crear conflictos es él. Nada de hablar de asuntos culturales, nada de enfrentarse con Iglesias de la forma que Cayetana lo hace. Él, el gran Teodoro, es el que se va a enfrentar con Iglesias. Le va a dar unas cuantas lecciones. Seguramente piensa que Iglesias le va a tener más miedo que a un instructor de un expediente de Hacienda. O que va a ser el fantasma de la Navidad que asustaba a Ebenezer Scrooge en “El cuanto de Navidad”, de Charles Dickens.

Pues lo que son las cosas: Iglesias ha estado mucho más crecido ante Teodoro que ante Cayetana. Se ha reído de él todo lo que ha querido.

El segundo episodio ha sido el discurso que Pablo Casado pronunció contra Santiago Abascal. ¿Se dejó Casado algo por decir contra Abascal? Varias cosas. Por ejemplo, podría haberle dicho que se quitase esa barba que lleva y que le hace ser como Alí-Khan, el gran enemigo del Guerrero del Antifaz. Lo peor del discurso de Casado, en el cual tanto tuvo que ver Teodoro (y, según parece, Pablo Hispán), no fue el contenido sino el odio y la rabia de ese dúo o trío. Y los sentimientos desbocados no son buenos en política. Pero nada buenos.

Podría haber dejado claras las diferencias con Vox en planes y programas y, después, haberse despedido lamentando no estar de acuerdo, etc. Con un buen golpe humorístico, al estilo de algunos parlamentarios ingleses. O de buenos asesores. Sí, a Teodoro le convendría ver las series de televisión Sí, Ministro o Sí, Primer Ministro, para aprender cómo argumentar en situaciones difíciles, como Sir Humphrey Appleby. Y si las ha visto parece que no ha aprendido.

Incluso, alguien podría haberle recordado lo que escribió Baltasar Gracián en el aforismo 257 de su Oráculo Manual y Arte de Prudencia:  Nunca llegar a rompimientoque siempre sale de él descalabrada la reputación. Cualquiera vale para enemigo, no así para amigo. Pocos pueden hacer bien, y casi todos mal… De los amigos maleados salen los peores enemigos; cargan con defectos ajenos, el propio en su afición".

Y tampoco les vendría mal aplicarse lo del Aforismo 47: “Hay hombres ocasionados por genio, y aun por nación, fáciles de meterse en obligaciones, pero el que camina a la luz de la razón siempre va muy sobre el caso; estima por más valor el no empeñarse que el vencer, y ya que haya un necio ocasionado, excusa que con él no sean dos”.        

Si no hubiera estado sobrado de odio y rabia, Casado podría haber dejado abierta la puerta para que, si en alguna ocasión, necesitara los votos de Vox, quizá podría haberlos conseguido, como Sánchez no ha rechazado la abstención de Vox en la aprobación de los Presupuestos. Tal como ha actuado, si se produjese la hipotética situación que acabo de resumir, ¿qué haría Abascal? No hace falta ser un genio para suponer algo tan sencillo como esto: Apoyar al PP, pero no al candidato Casado.

García Egea.

Después, vinieron las elecciones al Parlament catalán. El cabeza de serie del PP, Alejandro Fernández era y es, en mi opinión, un buen político. Ahora, como ha obtenido malos resultados, la derrota no tiene amigos. Lo que más me llamó la atención de la campaña fue que, en el escasísimo tiempo que ofrecía la TV a los partidos, los segundos del candidato del PP quedaban muy disminuidos por las intervenciones de Casado y de ¿quién más? Pues claro, del maravilloso orador Teodoro. En serio, ¿a que da risa imaginar que Teodoro pudiera conseguir cinco votos para Alejandro Fernández? Pues así está el patio.

La siguiente crisis fue la de Murcia, el feudo de Teodoro. Dos mociones de censura, en la Comunidad y en el Ayuntamiento. Y ahí pareció que Teodoro se parecía a un negociador. Pues, no. Quedó como un corruptor, que compró los tres votos de Ciudadanos. Y perdió el Ayuntamiento a favor del PSOE y Ciudadanos. A partir de ahora, de Teodoro podrá decirse de algunos personajes de las películas del Oeste: “Su fama lo precede y su reputación lo sigue”.

Y vengamos al último episodio: El de Toni Cantó. Es un político que cae muy bien a muchas personas y que ha demostrado que sabe desenvolverse muy bien en situaciones parlamentarias arriesgadas. Hasta ahí, excelente. Pero llega un momento en que abandona Valencia y se viene a Madrid. Dice que abandona la política. Y ¿qué hace el dúo Casado-Teodoro? Pues lo que muchos esperaban: como no se pueden estar quietos, se dedican a presionar a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, para que le ponga en un puesto seguro de la lista. Isabel Díaz Ayuso se resiste, pero ahí está Teodoro, para crear problemas, que es su especialidad.

Teodoro convierte a Cantó en un Boabdil. Y a la vez, el quinto puesto en la lista supone un tortazo para políticos que han estado trabajando mucho en toda la Legislatura. Por cierto, algunos/as valen más que Teodoro. Son más sensatos.

¿Por qué se ha hundido el PP en el País Vasco y en Cataluña? Pues por los boabdiles. Es decir, por políticos que imitaron a Boabdil, el último rey moro de Granada. Éste: a) se encontró con problemas; b) quiso marcharse a un lugar cómodo; c) Fernando el Católico le ofreció Fez y protección para su vida.

Pues eso es lo que ocurrió en el País Vasco: Alfonso Alonso, Javier Maroto, Iñaki Ormazábal y otros se cansaron de luchar y escogieron Madrid. Y en Cataluña: Alicia Sánchez-Camacho Andrea Lévy son los nombres más llamativos. Además, claro está, de José Fernández Díaz, el responsable del PP en Barcelona durante décadas y que se pasó 30 años en Madrid donde no hizo nada digno de mención. Bueno, sí, ser la sombra de Mariano Rajoy y ejecutando un “trabajo sucio” en el final de eta, como ha documentado Rogelio Alonso en La derrota del vencedor.

¿Por qué se ha hundido Ciudadanos? Porque Albert Rivera e Inés Arrimadas se convirtieron en unos boabdiles, cuando Ciudadanos era tan necesario en Cataluña.

En la actualidad, Arrimadas sólo se ha dedicado a enredar. En serio, ¿es que ha hecho algo más? Con lo bien que lo hizo contra Torra. Claro que si tenía 36 escaños en el Parlament, ¿no hubo alguien que le hiciera ver la gran torpeza que cometía al venirse a Madrid? Y, claro está, nadie le hizo ver a Rivera que debería estar trabajando por Ciudadanos y no veraneando en Portugal.

Volviendo a Toni Cantó, su puesto estaba en Valencia, dando la cara y dispuesto a aguantar mientras atravesaba un desierto. En Ciudadanos o en el PP, pero en Valencia. Tal como se ha comportado, hay que recordar lo que decían en Hollywood: “Eres tan bueno como la última película que has protagonizado”. Y nuestro malogrado Urtáin, que, a veces, tenía unas salidas muy graciosas, dijo una vez: “Los puñetazos que di en mi último combate no me sirven para éste”.

En definitiva: Teodoro y Casado están pisando verdín. Son dos relojes sin manecillas. No han sacado conclusiones, como sí San Pablo cuando se cayó del caballo. Y lo que es peor, están dando muestras de, junto con Pablo Hispán, padecer el síndrome de “Mentalidad de Grupo”, que tan bien estudió Irving Janis en 1972, ¡hace medio siglo!. Teodoro haría muy bien en leer Víctimas de la mentalidad de grupo y sacar conclusiones. A ver si así deja de correr detrás de su sombrero y tiene la cabeza en su sitio. Como él y Casado lleguen a pensar que, si Isabel Díaz Ayuso gana las elecciones gracias a ellos, entonces serán dos políticos en caída libre.

En uno de sus últimos discursos, Casado leyó una cita de Ortega que alguien le había escrito. Pues bien, le vendría muy bien esta otra cita, que en la primera parte refleja a la perfección qué hace en estos momentos Casado solo y/o en compañía de otros. En la segunda parte, qué es lo que podrían hacer:

(Primera parte) La vida es por lo pronto un caos donde uno está perdido. El hombre lo sospecha; pero le aterra encontrarse cara a cara con esa terrible realidad y procura ocultarla con un telón fantasmagórico, donde todo está muy claro. Le trae sin cuidado que sus ‘ideas’ no sean verdaderas; las emplea como trincheras para defenderse de su vida, como aspavientos para ahuyentar la realidad. (Segunda parte) El hombre de cabeza clara es el que se liberta de esas ‘ideas’ fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo en ellas es problemático, y se siente perdido. Como esto es la pura verdad -a saber, que vivir es sentirse perdido-, el que lo acepta ya ha empezado a encontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme. Instintivamente, lo mismo que el náufrago, buscará algo a lo que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, absolutamente veraz, porque se trata de salvarse, le hará ordenar el caos de su vida. Estas son las únicas ideas verdaderas; las ideas de los náufragos. Lo demás es retórica, postura, íntima farsa. El que no se siente de verdad perdido se pierde inexorablemente; es decir, no se encuentra jamás, no topa nunca con la propia realidad””. (J. Ortega y Gasset, La rebelión de las masas, Espasa Calpe, Colección Austral, 1995, p. 200).

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