jueves,18 agosto 2022
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La sentencia del "procés" yla campaña electoral dividen más

«La CRUE se lava las manos en el conflicto universitario de Cataluña»

Javier Laquidain, Periodista, comunicador corporativo y consultor
La sentencia judicial del "proces", la convocatoria de elecciones generales a la vista de ella y el centrar la campaña unos y otros en ello ha dividido aún más la opinión pública en Cataluña y el resto de España. "La CRUE se lava las manos en el conflicto universitario de Cataluña",denuncia en esta opinión para Ibercampus.es Javier Laquidain, periodista y comunicador corporativo experto en temas de universidades e investigación. Las movilizaciones primero y la huelga amplifican esos ecos.

Diari de Tarragona publica este jueves dos entrevistas que reflejan la polarización política de las universidades catalanas (reproducidas bajo estas líneas).Jordi Ginebra, Profesor catedrático de Filosofía Catalana: "Si no condenas la injusticia te conviertes en cómplice"(…) La sentencia ha sido muy injusta. No tiene nada que ver con que los presos sean independentistas o no lo sean. La universidad no puede permanecer neutral ante esta situación. Por su parte, Mario Arias, Profesor de Gestión de Empresas y miembro del colectivo "URV Plural", resalta: "La URV no debe definir quiénes son buenos y quiénes son malos"(…) Unos dicen "presos politicos y otros políticos presos". Eso demuestra que hay diferentes sensibilidades. La URV no debe pronunciarse". Por su parte, Javier Laquidain escribe: 

"El comunicado de la CRUE (Conferencia de Rectores de Universidades Españolas) sobre el conflicto generado en las universidades catalanas vuelve a ser un ejemplo de lavado de manos de esta organización en el asunto sobre el que se le demanda definirse.

Lo que ocurre en las universidades catalanas es que los estudiantes independentistas quieren que su convocatoria de huelga triunfe sobre la posición de aquellos que desean seguir recibiendo clase, lo que significa un hecho inadmisible desde el punto de vista democrático y de los derechos fundamentales de quienes no desean hacer huelga. La libertad queda así conculcada por la actuación violenta de los huelguistas que bloquean el acceso a las aulas. Es la vieja historia que se repite en todas las huelgas, pero que, en este caso, por tratarse de un conflicto político y en un ámbito puramente académico suscita un grado máximo de rechazo. 

¿Qué dice la CRUE respecto a la situación descrita? Que «condena cualquier acto de violencia que altere la vida universitaria», y que «apoya a los rectores y equipos de gobierno en su labor de defender las normas fundamentales de convivencia que deben regir en todo momento en un Estado democrático». ¿Exhorta, invita, llama la CRUE a que cese la violencia que condena para que se respete el derecho de quienes quieren asistir a clase? No, se trata de una condena lanzada al sol, como un cliché que en nada se concreta y con nada se compromete.

Una autonomía que no garantiza la convivencia

Los rectores catalanes y sus equipos de gobierno, por otra parte, no defienden las normas de convivencia, sino que se pliegan ante las actitudes de los huelguistas, cuando no se solidarizan con ellas, para dejar así abandonados a su suerte a los que no quieren secundar la protesta. ¿Qué es lo que apoya entonces la CRUE? Nada en absoluto. Se trata de una nueva manifestación vacía de contenido y ajena a la realidad de los hechos. Que los rectores y los claustros se las ventilen como mejor puedan y quieran.

El lavado de manos, por más que evidente, se revela de manera manifiesta y concreta en las siguientes líneas del comunicado. En ellas, la organización señala que «no valora las declaraciones ni manifiestos aprobados por los claustros de las universidades, que son órganos colegiados electos de representación, pero desea recordar que esos textos surgen a iniciativa de grupos concretos de claustrales, que los rectores, en cumplimiento de sus estatutos, tienen la obligación de someter a votación en el claustro». En suma, que no se entra en el asunto, pero se nos recuerda que tales manifestaciones son la expresión democráticamente alcanzada en los claustros. ¡Pues, qué bien! No hacía ninguna falta que la CRUE subrayara algo que ya sabemos, que en los claustros los acuerdos se toman por mayoría.

El párrafo final es de auténtica astracanada. La CRUE insiste en poner en valor «el principio constitucional de la autonomía universitaria como garante de la convivencia en la pluralidad que reflejan nuestras comunidades universitarias». Justo, lo contrario de lo que está sucediendo, porque no hay convivencia, no se da la normalidad adecuada en la que unos puedan, en el ejercicio de su libertad, ir a la huelga, y otros, en igualdad de condiciones, acudir a clase. Los últimos ven vulnerados sus derechos por los primeros por la sencilla razón de que la convivencia se ha alterado por la fuerza. Singular forma de defender la autonomía universitaria, que más parece un llamamiento a que se dejen las cosas como están, que cada palo aguante su vela y, de paso, que se deje en paz a la CRUE en su inacción y su falta de compromiso con la libertad y los derechos fundamentales de los universitarios, de todos los universitarios".

 

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