jueves,18 agosto 2022
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La economía y la destrucción de principios

Goliardos s.XXI
Siguen intentando manipularnos. Nos dicen todos los días que elegir a partidos de izquierda para gobernar a España, es votar a la inseguridad.

Pero no se refieren a partidos más o menos radicalizados, se refieren al PSOE. Que aunque se ha equivocado en su política económica al aceptar el pensamiento único en la economía, ha promulgado en su periodo legislativo sin embargo muchas leyes que representaban un avance social. Parece ser que para la derecha todo lo que no sea economía de mercado salvaje es el camino hacia el desastre.

Siguen también acusando de incapaces a los dirigentes de la izquierda. Ellos son los únicos que tienen el índice intelectual necesario para gobernar, el resto son morralla. Quieren que aceptemos el principio de Plauto que anunciaba en Pseudolus: “Perdemos lo seguro por buscar lo incierto”. Y en esa idea de lo seguro se asienta el principio conservador de la economía.

Se olvidan de que la acción de progresar está en relación directa con el cambio, y como pensaba Robert Kennedy: “Progreso es una bella palabra. Pero su motivador es el cambio, y el cambio tiene sus enemigos”, por lo que nos preguntamos ¿quién pierde en este tipo de sociedad?… los que no tienen nada. Los que tienen mucho nada o poco pierden.

Por eso desechan cualquier cosa que tenga relación con el cambio. Sin embargo existen gran cantidad de analistas y pensadores que creen, como Miguel de Unamuno, que “el progreso consiste en el cambio”. Cambio de economía, cambio de personas que piensan que lo bueno es no cambio, o sea el conservadurismo económico y social.

El Presidente de EEUU Abraham Lincoln se preguntaba “¿qué es ser conservador?¿No es preferir lo viejo y ya conocido frente a lo nuevo que aún no hemos intentado?” También es conservador el que es incapaz de ver la realidad social en su dimensión más cruda, donde nos encontramos con ciudadanos castigados por la necesidad y la escasez. Es necesario en España una profunda transformación en aquellos que han llevado al desastre a la economía universal, aunque después nos quieran convencer de que fueron los gobiernos anteriores los culpables del desastre económico.

Y lo primero que tienen que hacer las autoridades españolas es reconocer la dimensión estratégica del dinero. Dinero cuyo movimiento y especulación ha de ser controlado por los poderes. Una sociedad económicamente globalizada está sujeta a consignas que pueden convertirse en el elemento estructural de la direccionalidad del sistema social. Pueden empezar a ofrecer en sus promesas electorales el control del coste del dinero, y no como ahora, que aplican intereses de más del 1000/100 sobre el interés europeo. ¿Nadie aplica el principio penal de la usura?

Jesús Rodríguez Santos publicó en su libro Rimas del Pueblo II (Poesía y Política) la siguiente composición titulada Liberal, especulador y fugitivo los siguiente: “La falacia es propagar/ que, crean riqueza global, / sus cierres pueden confirmar/ errantes miras del Capital,/ LIBRE, al Invertir, y dejar…/ sin trabajo al personal”

Lo peor es que son muchos los contaminados por ese virus letal que es la economía competitiva extrema, que acaba con los principios de solidaridad y hace al hombre tan insensible que puede ver morir a otro hombre a su lado y no mover un dedo para ayudarlo.

Podríamos afirmar que sin ética y moralidad no hay política.

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