Cuando estos datos se pusieron sobre la mesa de los sindicatos y la patronal, la intención era abrir un debate sobre los problemas que fallan en el formato. Sin embargo, al poco de proponerlo, sus impulsores fueron destituidos de la fundación y las evaluaciones quedaron en el olvido, según afirma El Mundo.
"No sólo es corrupción que la formación sirva para completar la financiación de patronales y sindicatos, corrupción es también que todos esos ingentes recursos no sirvan para nada. O, al menos, que no sirvan para el fin para el que fueron destinados", opina un responsable de la Fundación Tripartita en esos años.
Los resultados eran demoleradores tanto para la formación de la oferta o subvencionada, que hace referencia a los cursos gratuitos que se imparten en empresas y otras entidades laborales; como la formación de demanda, que realizan las empreas con cargo a la cuota de formación que pagan dentro de las nóminas de sus empleados.
Respecto a la formación de la oferta, un 87,5% de los trabajadores afirmaron que no se había producido cambio alguno en relación con el trabajo que venían desempeñando. En el caso de la formación de la demanda, el poder de transformación resultaba aún más limitado: sólo un 9,5% de los trabajadores encuestados afirmaron que la formación había generado alguno de esos cambios.
La evaluación del impacto de formación también distingue entre el tipo de plan en que tomaron parte los encuestados. Y los resultados fueron igual de homogéneos y mediocres: Planes Sectoriales (12,75%), Planes Intersectoriales (10,47%), Planes de Economía Social (13%) y Planes para Trabajadores Autónomos (11%).
Pero todos estos discretísimos porcentajes de aceptación están referidos a los resultados de las evaluaciones de 2011. En la correspondiente a 2010, la Fundación Tripartita extrajo incluso que las acciones impulsadas desde la propia empresa "no generan impacto". "El resultado era 0% en una encuesta tan grande y exhaustiva como aquella. Y ni a unos ni a otros parecía importarle", refiere este antiguo responsable de la entidad al periódico.
No es de extrañar que los informes concluyeran que existe "una gran bolsa de trabajadores para los que no existe ninguna conexión entre la formación que llevaron a cabo y alguna variación experimentada en lo laboral". Otra de las perlas de los estudios pone en solfa otro concepto ampliamente aceptado como clave en la prosperidad futura de la empresa: "No se puede afirmar que la formación mejore de forma sustancial la productividad y competitividad de las empresas, por lo que el logro de este objetivo queda en entredicho".