jueves,18 agosto 2022
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Tesis sobre los modelo de banca español e italiano

La inacabada reforma bancaria, riesgo para la igualdad rural, precisa incentivar a las cooperativas

Redacción
La reforma bancaria española amenaza a la igualdad y al medio rural, según la tesis "Análisis comparativo entre el sistema bancario español e italiano", presentada por Máximo Santos Miranda, Licenciado en Ciencias Económicas y en Derecho, bajo la dirección de Antonia Calvo Hornero, en el Departamento de Economía Aplicada de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Resalta entre sus conclusiones esta tesis dirigida por la profesora Calvo Hornero que el proceso de concentración y bancarización de las cajas tuvo un efecto negativo en Italia, y es que muchas de estas entidades que habían desarrollado una importante labor de bancarización y desarrollo del territorio del cual eran originarias, con las fusiones emprendidas y con la entrada de accionistas privados, en algunos casos, abandonaron estas regiones en busca de otros mercados de mayor rentabilidad. El hueco dejado por estas entidades fue cubierto por las cooperativas de crédito que vieron así despejado el acceso a estos mercados que eran tradicionalmente ocupados por las cajas. Estas entidades son perfectas para cubrir este tipo de mercados menos rentables, ya que su finalidad no es tanto obtener el mayor beneficio como cubrir las necesidades de sus socios cooperativistas. Un cooperativismo que tiene todo su sentido en entornos rurales, en donde las posibilidades de emprender proyectos rentables es más reducido que en entornos urbanos.

Asimismo, indica que el cierre de oficinas bancarias que se está produciendo y que continuará produciéndose en los próximos años en España, no sólo por parte de las entidades recién conformadas, sino por parte de la banca privada en su proceso de racionalización de los excesos cometidos en la etapa anterior y en la búsqueda de mayor rentabilidad, está provocando que determinados entornos rurales puedan perder parte o toda su bancarización. La posibilidad de que las cooperativas de crédito españolas ocupen el hueco dejado por las cajas bancarizadas y la banca privada, como sucedió en Italia, se hace difícil por el escaso peso que tiene actualmente el sector cooperativo español en el conjunto del sistema bancario al contrario de lo que sucedía en Italia. Por tanto, se hace necesario una nueva legislación en España que impulse la creación de este tipo de entidades que favorecen el desarrollo del entorno rural y que ayuden al crecimiento de las ya existentes. 


Esta falta de fortaleza tradicional del sector cooperativo en España puede verse compensado en parte, si las cajas más fuertes que no han sido especialmente golpeadas por la crisis, mantienen un modelo de obra social y apoyo al territorio similar al que tenían tradicionalmente. Entidades como Ibercaja o la Kutxa parece que van a seguir este modelo, ya que sus ratios de solvencia son adecuados y hasta el momento no han optado por seguir la estrategia de adquirir entidades que están pasando dificultades. De continuar con este proceder, este hecho va a ser muy positivo en los territorios de las que son originarias. Y es que no hay que olvidar que las cajas españolas han desarrollado un papel vital en la vertebración de sus regiones de origen, así como una gran labor social. El hecho de que haya cajas que no cambien sus estructuras de funcionamiento tradicionales y de que otras sigan una lógica de creación de valor para sus accionistas va a crear importantes desigualdades entre territorios, que sólo puede ser paliado por la potenciación de la banca cooperativa. 


Indican más adelante la conclusiones que podría pensarse que la banca por internet, que está experimentando un gran desarrollo en estos últimos años en España, pudiera ocupar el hueco dejado por las cajas en aquellos nichos de mercado menos rentables. Sin embargo, este tipo de entidades son utilizadas especialmente por un público joven y urbano y en escasa medida por la población rural que está muy envejecida. Por tanto, este tipo de entidades bancarias que utilizan como canales de distribución a las nuevas tecnologías (banca por internet o telefónica) no parece que sean el instrumento idóneo para cubrir los huecos que dejarán las cajas y los bancos en las zonas rurales. 


Mas adelante resalta que las fusiones interregionales entre las cajas y su bancarización va a producir que las Comunidades Autónomas se fijen en los próximos años en las cooperativas de crédito, que si bien eran sujeto de su competencia, su escaso peso en el sector financiero español hizo que los legisladores de las Autonomías las prestaran una escasa atención. 


Una de las grandes diferencias que presenta el sector bancario italiano respecto al español es que determinadas entidades cooperativas italianas han salido a los mercados bursátiles para obtener un mayor capital que les permitiera obtener los objetivos para los cuales fueron creadas. Si bien el peso del sector cooperativo italiano en el conjunto del sector bancario ha sido tradicionalmente muy superior al del sector cooperativo español, el hecho de que algunas entidades hayan accedido a los mercados bursátiles les ha permitido mayores tasas de crecimiento y dotarse de una mayor transparencia. 


Si bien es cierto que se está produciendo en el sector cooperativo español un proceso de consolidación importante desde que comenzó la crisis financiera, el peso de las entidades que se están conformando es muy reducido en relación con las grandes cooperativas de crédito italianas. El acceso de estas entidades al mercado bursátil que les permitiera colocar parte de su capital entre inversores privados ayudaría al crecimiento futuro de estas entidades. Su desarrollo podría ocupar el hueco que están dejando en los pequeños núcleos rurales las nuevas entidades conformadas. La presencia de entidades bancarias en estos territorios es crucial para evitar el despoblamiento y abandono de muchos de estos territorios hacia las grandes ciudades.


Además es de prever que las cajas bancarizadas vayan a proporcionar menos recursos a las regiones de las que eran originarias las cajas en forma de obra social al estar más diluido su objeto social. Esta ausencia de obra social por parte de las cajas tiene que ser sustituida por unas cooperativas de crédito más fuertes y con recursos que dada su escasa dimensión actual sólo pueden provenir de aportaciones privadas que apuntalen el modelo cooperativo. Hay que destacar que el peso de este tipo de entidades en España no sólo es muy inferior al que tienen en Italia, sino que es muy inferior al que tienen en otros países como Francia u Holanda que cuentan con entidades que son referentes, no sólo en sus sistemas bancarios nacionales, sino en el sector bancario europeo. 


Si bien algunas de las entidades cooperativas italianas han pasado a formar parte de los dos grandes grupos bancarios del país, este hecho no ha debilitado al sector cooperativo que ha vivido un importante crecimiento en los últimos años. Ello ha hecho que algunas de sus entidades, especialmente las dos mayores que cotizan en bolsa, se hayan visto muy afectadas por la actual crisis financiera debido a los excesos cometidos en los años de burbuja. Sin embargo, el hecho de que coticen en bolsa, les ha permitido acceder a los mercados de capitales pudiendo realizar diversas ampliaciones de capital con las que han ido obteniendo los ratios de capital exigidos por las autoridades europeas (EBA). 


Previa competitividad española

La posibilidad de que alguna entidad cooperativa formara parte de alguno de los nuevos grupos bancarios españoles que se están formando actualmente, debilitarían aún más a un sector que es ya de por sí pequeño y por tanto se dificultaría la bancarización de las zonas rurales que estamos defendiendo. Si algo caracterizó al sector bancario español en los años previos de la crisis era su gran competitividad. Una competitividad que era muy superior a la italiana y que fruto de este afán competitivo se fue más allá de lo que era prudencialmente aconsejable, tomando riesgos excesivos que se basaban en unas expectativas de crecimiento desmesuradas. La banca italiana más conservadora no se lanzó a competir de forma tan agresiva como lo hizo la española, en un entorno de débil crecimiento de la economía italiana, y no lo hizo básicamente por dos motivos: 


1. Entre los años 2000 y 2008 se conformaron los cuatro principales grupos bancarios del país, así como se conformaron otra serie de grupos de menores dimensiones también formados por numerosas pequeñas entidades. Este hecho propició que gran parte de los esfuerzos de estas nuevas entidades se destinara a concluir con éxito los procesos de fusión. 


2. A las escasas expectativas de crecimiento que presentaba la economía italiana. 

 

Con el inicio de la crisis se comenzó a reducir la brecha de competitividad que separaba a ambos sistemas bancarios. Los motivos podrían ser sintetizados en los siguientes puntos: 


1. Reducción en el número de entidades y oficinas. 

2. Menores perspectivas de crecimiento de la economía española. 

3. Dificultades de acceso a los mercados de capitales de los bancos españoles. 

4. Necesidad de desapalancamiento de las entidades españolas debido a los excesos cometidos en los años de bonanza. 

5. Cierre o reducción de actividad de bancos extranjeros que operan en España. 

 

Estos hechos han reducido notablemente el grado de competitividad de nuestro sistema financiero y lo han equiparado a los niveles de la banca italiana. Por tanto, se hace necesario implementar medidas que potencien la competitividad de nuestro sistema bancario. Una vía para aumentar esta competitividad de la banca española sería, de nuevo, potenciar al sector cooperativo, incentivando la creación de grupos cooperativos más fuertes y la creación de entidades nuevas. 

Sin embargo, las conclusiones añaden que la cooperación con entidades cooperativas extranjeras será esencial para el desarrollo de la banca cooperativa en España. Una colaboración que puede ser mediante la participación directa en el capital de las cooperativas españolas por parte de las entidades extranjeras o mediante otras formas de colaboración. En este punto, la colaboración con las cooperativas italianas puede resultar enormemente interesante a la vista de sus mayores balances, la tradición centenaria de alguna de sus entidades y su necesidad de diversificar riesgos. Este punto de la cooperación es especialmente importante para contrarrestar la salida de entidades extranjeras o la reducción de su presencia en nuestro país como está sucediendo. 


El aumento de la competitividad de la banca italiana durante los años 2000 y 2007 se debió en gran parte a la expansión de la banca cooperativa, que aprovecho las fusiones de otras entidades para crecer agresivamente a lo largo del territorio y lo hizo abriendo oficinas y lanzando ofertas de productos muy competitivas. Esta experiencia debe ser aprovechada por nuestras autoridades y potenciar un subsector financiero que ha venido ocupando un papel marginal en nuestra historia bancaria. 


En definitiva, y a la vista de la experiencia bancaria italiana, se hace preciso potenciar al sector cooperativo español mediante incentivos que cubran los desajustes que el proceso de reordenación del sistema bancario español va a producir. Con ello se incrementaría el número de actores participantes en el sistema, se evitaría que las zonas bancariamente menos rentables quedaran abandonadas y se aumentaría la competencia en el sector financiero español. Por todo ello, la posibilidad de que estas entidades pudieran acceder al mercado bursátil y colocar en éste parte de su capital, se antoja como un elemento crucial en el desarrollo de este tipo de entidades. Si bien esta salida a bolsa se debería producir limitando los derechos de voto de los nuevos accionistas en las entidades cooperativas al igual que sucede en Italia. Igualmente sería aconsejable que otros grupos cooperativos europeos participasen en estos procesos de salida a bolsa.

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