jueves,18 agosto 2022
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La independencia de Cataluña frente a la Unión Europea y a la globalización

Ubaldo Nieto de Alba, Catedrático de la UCM(jubilado) Presidente emerito del Tribunal de Cuentas y autor del libro Ética, Política, Economía Y Control
El desarrollo de la España de las autonomías a partir del articulo 2º de la Constitución, que "reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas", ha conducido a una especie "federalismo al revés", donde cada "Parte" es también "Todo", lo que hace que ese necesario contrapeso, la lealtad institucional, lo que los alemanes llaman coacción federal, no sea fácil de aplicar.

Frente al futuro político, social y económico de la Unión Europea, donde solo se integran democracias con economías de mercado, se quiere una mayor cohesión territorial de los Estados miembros con capacidad para potenciar la búsqueda de ese valor añadido (novum), donde  el “TODO” es mayor que la suma de las PARTES, objetivo de la UE. Pero, como en todo proceso de integración y globalización, frente a los efectos de la lejanía que provoca la integración a nivel supranacional o global, el apoyo a lo local funciona como un contrapeso, una compensación, dando a lo local un  significado especial mediante una comprensión de lo global "in situ. Es la  llamada glocalización, donde las competencias transferidas en el proceso ascendente de integración, se relocalizan simultáneamente el proceso descendente de descentralización.

Ello exige, que esa lógica bivalente de o/o (de español o europeo, de catalán o español), propia de los sistemas cerrados, deje paso a esa lógica polivalente de los sistemas abiertos, de y/y (español  europeo, catalán y español).  Por ello, procesos de descentralización territorial basados en principio de los sistemas cerrados, como es el caso de Cataluña, son incompatibles con los objetivos de la integración,como ya, con motivo de Brexit, se ha definido claramente la UE. Esta tardía implicación de  las autoridades comunitarias  no es ajena a ese déficit democrático que viene caracterizando el proceso de integración de la UE, dominado por una tecnocracia para la cual, más Europa significa más organismos y más burocracia, lo que el profesor Gustavo Matías denominaba en su tesis sobre el poder la “autocracia monetaria Así, en el proceso de integración en la Unión Bancaria Europea (UBE),esta tecnocracia  responde con el Mecanismo Único de Supervisión (MUS), cuyas competencias en los grandes bancos están atribuidas al BCE, y el de resolución (MUR), que permite liquidar o reestructurar bancos, con competencias en los casos más relevantes residenciadas en los Estados miembros. Pero este segundo está íntimamente ligado al FUR, el Fondo Único de Resolución que permite pagar los rescates, aun cuando no forma parte de ese corpus juris de la UE. Todo ello nos sitúa ante un marco institucional donde no resulta fácil identificar y dilucidar las responsabilidades políticas y de gestión en el funcionamiento de la UBE.

El caso de Cataluña nos sitúa ante un proceso descendente-ascendente, de deslocalización de competencias del Estado centralizado a su relocalización en el nuevo Estado descentralizado. Pero en las competencias que se han ido transfiriendo de la Administración Central del Estado a las Administraciones de las Comunidades Autónomas ha ido predominando siempre el proceso de deslocalización a su simultáneamente relocalización en el nuevo Estado de las autonomías,. Ello  nos ha conducido a una especie “federalismo al revés”, donde cada “Parte” es también “Todo”, lo que hace que ese necesario contrapeso, la lealtad institucional, lo que los alemanes llaman coacción federal, no sea fácil de aplicar.

Así es como la cooperación (donde todos ganan), dejo paso a un proceso competitivo (donde los que unos ganan otros pierden), utilizando instrumentos propios de Estados independientes o confederados, como son las balanzas fiscales, pero sin homologar, que nos  ha ido alejando de los principios de equidad-solidaridad, que tanto a nivel vertical,  progresividad (artículo 31.1) y  distribución de la renta equitativa (articulo 40.1), como a nivel horizontal (artículos 2 y 139,1), donde nuestra Constitución asentaba nuestro actual modelo ético-social, uno de los problema más importante que heredó nuestra transición política,junto al proceso de descentralización territorial..El que estos dos procesos descentralizadores, de tan distinta  naturaleza, contractualista el primero y constitucionalista el segundo, se llevaran a cabo casi simultáneamente, contribuyó a identificar más democracia con mas autonomía, lo que hoy tanto se invoca para declarar la independencia de Cataluña.

Si la experiencia histórica avala que los nacionalismos preceden a los conflictos, resultará todavía más problemático en una sociedad que, en la globalidad, se resiste a quedar enmarcada en ámbitos más reducidos de poder con capacidad para modelarla a través de la legua, la educación e identidades locales, sin olvidar esa docilidad que en la gestión de lo  público se ejerce en  importantes ámbitos de la sociedad, pues en lo tocante  la corrupción, Cataluña no ha sido una  excepción.

 

(1) Catedrático de la UCM(jubilado) Presidente emerito del Tribunal de Cuentas y autor del libro Ética, Política, Economía Y Control, El caso de los Partidos políticos (Ediciones 2010, Madrid 2014)        

 

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