jueves,18 agosto 2022
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Baltasar Garzón / Editorial Planeta / 288 páginas

La indignación activa. Una mirada personal para transformar la realidad

Redacción
Esta obra del juez Baltasar Garzón, que fue apartado de la judicatura por investigar el caso Gurtell, que lleva una decana a la espera de resolución, es un libro-mitin para apelar a la acción. Como dice el autor y reafirma en su promoción la editorial Planeta, «muchos nos indignamos al ver las noticias, pero de lo que se trata es de movilizarse y no de mirar para otro lado».

Un libro para apelar y remover conciencias. Baltasar Garzón vuelve con una mirada en profundidad sobre los asuntos que más preocupan a los ciudadanos comprometidos. Desde el análisis, nos ayudará a entender la realidad en temas de justicia, política, terrorismo o memoria histórica. Aquí se puede gratuitamente LEER PRIMER CAPÍTULO.

La sinopsis de La indignación activa, a cuyo autor el diario EL PAIS ha cedido de nuevo una tribuna, resalta que la obra es un ideario que resume en muy pocas páginas las ideas de la actualidad que más preocupan al autor. El objetivo es dirigir al lector hacia una reflexión que le permita tomar posición.

El eje central es la necesidad de actuar frente a una política obsoleta y degradada y a una clase política que ha olvidado a los ciudadanos, para mover a una sociedad que ha sufrido los efectos de la corrupción añadidos a una crisis económica. 

Sin solución de continuidad, la aparente mejora económica lleva a una incentivación del consumo que, al no haberse resuelto los problemas de fondo, nos está llevando de nuevo a una mayor desigualdad.

A través de un compendio de siete capítulos divididos en dos partes, Garzón deconstruye esos factores que nos sumergen, aún siendo una sociedad con ambición de progreso, en un manto de incertidumbre, y que en muchas ocasiones logra generar confusión sobre los actos a realizar por un devenir más eficaz. Así, ¿cómo podemos cambiar el rumbo de unos acontecimientos correlativos a una visión a menudo difusa de la realidad?

En este aspecto, entiende el juez, la primera regla es entender el mundo que nos rodea. La ética en todas sus formas, la dignidad, la justicia o la defensa de unos valores subyacentes a los Derechos Humanos deben ser concebidos como norma obligatoria para el correcto avance de una sociedad que ve peligrar su modelo de libertad. A través de estos conceptos, Garzón nos llama a la acción como responsables de nuestro futuro colectivo.

En sus propias palabras, "este es el principio de Indignación Activa: la acción que haga frente a los ataques que sufrimos, buscando y exigiendo respuestas, pero contribuyendo también, en forma responsable, a su elaboración. Pasar de la queja a la responsabilidad […] No es suficiente con mostrar la herida o el daño. Es necesario contribuir a su sanación".

Pero ¿cuáles son los complejos obstáculos a superar para lograr evolucionar a una sociedad que refleje en su máxima expresión las premisas de los Derechos Humanos? Garzón habla del terror, del miedo; de la corrupción, de la guerra, del olvido, de la xenofobia, de las mordazas y de las mentiras; de la opresión como herramienta de intimidación; de la lacra de violencia machista. Todos estos factores a los que es necesario hacer frente. 

"Es preciso conjugar en el mismo tiempo los valores de la seguridad y de la libertad; el de la justicia con el de la paz; el de la no impunidad con la protección a las víctimas; el de la intolerancia con el de la solidaridad", razona Garzón en 'La indignación activa'. Ya no solo por la consolidación de una sociedad más justa y huamana, sino como tributo a la memoria de los más vulnerables y de las víctimas que defendieron la libertad hasta sus últimas consecuencias. 

Con esta exposición de hitos e interacciones sociales, 'La razón activa' alude a la unión como fuerza irrefrenable ante la incertidumbre. Garzón "confía en el reclamo de los pueblos, en la movilización, en la racionalidad humana y llama a la lucha por el derecho". Esto es, el derecho de una sociedad tolerante y solidaria.

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