Vinculación al territorio, inversión en proyectos colectivos y con vocación pública… Todos esos valores se mantendrían con las fundaciones bancarias.
Sin embargo, la realidad es que los nuevos bancos apuntan a beneficios nuevamente record, pero se han olvidado de la obra social de sus 'antepasados'.
En 2020, la invesrisón en Obra Socal de las Cajas cayó un 8,71%, según los últimos datos de la CECA, hasta los 772 millones de euros.
Sin embargo, esta caída anual es sólo la mitad de las registradas en los primeros años de la reconversión de las cajas (2008-2012), cuando se registraron desplomen anuales superiores al 300%, desde un máximo de 2.059 millones, casi tres veces más que la cantidad anotada en 2020.
Los 772 millones de euros de inversión en el año de la crisis prvocada por la COVID 19, no son tampoco el mínimo en la última década, que corresponde a 2014, cuando se llegó a 709 millones.
Estructuralmente, las entidades herederas de las cajas de ahorro han establecido que sus fundaciones bancarias inviertan apenas un tercio de los máximos que se registraban durante los años de mayor actividad de las cajas. 2008 marcó el máximo, con 2.000 millones de euros, mientras que la obra social en 2007 y 2009 rondó los 1.800 millones de euros.
Esas cifras ya no vuelven a repetirse, con lo que los temores de ADICAE al respecto del futuro de la obra social bancaria llevan camino de cumplirse.
¿Cómo se costea la obra social?
La principal fuente de ingresos para la Obra Social sigue siendo lo que CECA llama "las Actividades Propias", entre las que destacan preferentemente los Montes de Piedad, La mitad de los recursos vienen de aquí. Los dividendos vuelven a ser la segunda fuente de ingresos; habitualmente suponen un tercio de los ingresos totales, pero en 2020 las restricciones del Banco Central Europeo bajan su proporción al 20%.
Y la tercera fuente fundamental de ingresos es el propio patrimonio de las fundaciones bancarias, las instituciones que heredaron la estructura jurídica de las antiguas cajas. Como recuerda ADICAE, este patrimonio es de enorme valor, hasta tal punto de que fue capaz de costear ya uno de cada cinco euros de obra social en 2020. La pregunta, y la reivindicación, es si las antiguas cajas, ya convertidas en bancos, han decidido olvidarse de su obra social, que nunca fue tan intensa como se publicitaba y que en los último tiempos es meramente testimonial.
