jueves,18 agosto 2022
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Crecientes críticas en prensa especializada y en la general

La irresponsabilidad de Apple genera crisis en la propia empresa y en toda Europa

Redacción
La irresponsabilidad social de Apple, empresa que aun lidera los índices de capitalización global, está generando una crisis tan profunda entre la empresa y sus clientes como la previa al retorno del fallecido Steve Jobs. Pero también es actualmente el mayor motor de la actual crisis fiscal de la Unión Europea. Así lo indican las crecientes críticas de las que se hace eco la prensa especializada en el sector digital y comentarios como el "Mina fiscal a la deriva", editorial que publica EL PAÍS.

Los últimos meses han sido especialmente singulares para Apple, una empresa que incluso ha recibido críticas de sus más fervientes seguidores tras el lanzamiento de los MacBook Pro. Son muchas las decisiones extrañas que Apple está tomando en los últimos tiempos, y la narrativa negativa sobre sus Macs tampoco ayuda. 

Los análisis de la situación son muchos y variados, pero lo que es cierto es que están surgiendo analogías con la crisis de Apple previa al retorno del ya fallecido Steve Jobs. Hay multitud de analogías entre la situación actual y aquella que llevó a Apple a perder el rumbo hace más de dos décadas. Steve Jobs acabó volviendo a Apple, y en su charla en la conferencia CAUSE 98 hizo unas curiosas declaraciones sobre cómo la empresa se había equivocado antes de su vuelta. Quizás Tim Cook debería echar un vistazo a esa charla, como indican los que piensan que el objetivo de ganar dinero ahora es el único dominante, si ninguna relación con el de hacer los mejores ordenadores del mundo, como opinan algunos, y mucho menos con el de satisfacer a los clientes, entre los que dominan las crecientes quejas e insatisfacción recogida en diversas ocasiones por Ibeecampus.es 

Adicionalmente, bajo el título Mina fiscal a la deriva, EL PAÍS publicó un editorial en el que acusa al conflicto de Bruselas con Apple de tensar la unidad tributaria europea, como opina gran parte de la opinión pública española. Dice este diario que la fiscalidad de las grandes empresas, sobre todo tecnológicas que operan en Europa, corre el riesgo de convertirse en un conflicto permanente entre las compañías y la Comisión Europea, una fuente constante de fricción con los Gobiernos a los que pertenecen las empresas y, lo más peligroso, como un factor de disensión dentro de la propia Unión Europea. Una auténtica mina a la deriva, en este caso a punto de estallar; porque la Comisión Europea ha considerado que el acuerdo fiscal de la firma estadounidense Apple con el Gobierno irlandés constituye una ayuda ilegal que vulnera la competencia y ha dictaminado que el fabricante de iPhone e iPad debe devolver a Dublín 13.000 millones de euros por impuestos no pagados, la mayor devolución tributaria sancionada en Europa y equivalente al doble de los beneficios mundiales de Apple.

Aunque da por supuesto que la decisión comunitaria será recurrida por Apple, señala que tanto las técnicas de ingeniería fiscal para pagar cantidades irrisorias de impuestos como su legalidad por la actitud de Irlanda son inaceptables: "Irlanda tiene derecho a su soberanía fiscal, pero instaurar una zona de impuestos reducidos en un área monetaria equivale a competencia desleal o a proteccionismo tributario. Por lo tanto, sus protestas de soberanía fiscal se parecen mucho a una excusa. Podría sostenerse en un tribunal que Bruselas se ha excedido en sus facultades; pero el auténtico error es que no puede combatirse la discriminación fiscal solo desde la vigilancia y la sanción. El modo más adecuado para acabar con un desequilibrio tributario costoso e injusto para la eurozona es instar un pacto de armonización tributaria. Ni pueden ni deben existir diferencias abismales de presión fiscal como las presentes. Cualquier ciudadano comunitario puede entender algo tan elemental como que en un área monetaria las zonas de baja presión fiscal perjudican al resto de los socios del área.

En aquella conferencia Jobs habló de unas cuantas cosas, pero es especialmente interesante esa parte que empieza en el minuto 29:43 del vídeo en el que habla de lo que falló en Apple en los últimos años antes de su vuelta a la compañía que había ayudado a fundar. 

 

 

La calidad del vídeo es pobre, pero las palabras de Jobs podrían ser aplicables en muchos casos a lo que está sucediendo hoy en día en una compañía que no para de tener beneficios y que es la envidia del resto de gigantes de la tecnología hoy en día, pero que quizás está olvidando aquella filosofía con la que nació: 

Lo que ocurrió en Apple, para ser honesto, en estos años fue… el objetivo solía ser hacer los mejores ordenadores del mundo. Y… ese era el objetivo número uno. El número dos lo cogimos de hecho de Hewlett-Packard, y era el "tenemos que ganar dinero". Si no ganamos dinero, no podemos llegar a cumplir el objetivo número uno. Así que sí, quiero decir que disfrutábamos teniendo beneficios, pero el objetivo de tener beneficios era el que pudiéramos hacer los mejores ordenadores del mundo. 

En algún punto del camino esos dos objetivos se dieron la vuelta. El objetivo es hacer un montón de dinero y en fin, si tenemos que hacer algunos buenos ordenadores pues bien, los haremos… porque podremos ganar mucho dinero haciéndolo. Y es muy sutil. Es muy sutil al principio, pero resulta que lo es todo. Ese pequeño y sutil cambio… tarda cinco años en que podamos verlo… pero ese pequeño y sutil cambio en cinco años lo significa todo.

¿Ha vuelto Apple a cambiar el orden de esos dos objetivos? Muchos piensan (pensamos) que sí, pero otros creen que lo mejor de Apple está por llegar, no solo con productos como ese prometedor iPhone 8, sino también con otras soluciones en otros segmentos que eso sí, por ahora no son más que humo.

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