Se sitúa algo mejor, pero debajo de la media en adaptabilidad y flexibilidad (72 puntos), resolución de problemas complejos (78 puntos), e inteligencia práctica para la innovación (84 puntos).
Sólo llegamos al "aprobado" con 104 puntos en la percepción de nuestra capacidad para emprender un negocio.
Esto se traduce en que las pequeñas y medianas empresas españolas afrontan la transición digital con acceso a banda ancha y conexiones de alta velocidad y un buen uso de las redes sociales.
Pero siguen atrasadas en el uso tecnologías clave como el comercio electrónico o la computación en la nube que se han reveladfo fundamentales durantre la pandemia para la superviviencia de muchos negocios.
Casi la mitad del empleo es vulnerable
La consecuencia de esta falta de innovación es que España tiene un población muy elevada de empresas muy pequeñas y poco productivas que contribuyen al 69% del empleo y al 57% del valor añadido de nuestra economía. La media de la OCDE es del 68% y el 57% en ambas variables.
Pero la OCDE destaca que los sectores en los que se reparten son los más expuestos a una situación de confinamientos y restricciones como la vivida durante la pandemia, lo que implica a que un 44,3% del empleo en nuestro país pertenezca a estos sectores en riesgo.