Es cierto que “Allí Abajo” no innova, incluso que abusa de tópicos y estereotipos, pero consigue hacerlo sin estridencias ni tosquedad.
El argumento se narra sin apresuramientos y puede nacer una historia de interés humano muy entretenida. Por ahora está prevista una temporada de 13 capítulos de 70 minutos de duración cada uno.
Entre sus aciertos se encuentra un reparto coral con la capacidad necesaria para cumplir con un guión sin pesada carga dramática y que no exige grandes interpretaciones.
También ayuda un conjunto de personajes simpáticos, heterogéneos y divertidos. El protagonismo principal recae en María León, a quien le viene el papel como anillo al dedo, y en Jon Plazaola, mucho menos conocido que su compañera, pero igual de solvente. “Allí “Abajo” no esconde nada. No hay segundas intenciones ni diferentes niveles narrativos. Simplemente, es una oferta de entretenimiento.
Lo que sí tiene esta comedia es un desapego absoluto por el lenguaje. Abunda el vocabulario soez, las palabrotas y las expresiones malsonantes e irreverentes con las que se empobrece la serie y a las que no es bueno acostumbrarse, por respeto. El humor basto no le quita simpatía a los personajes.
Igual que el guión, la realización es sencilla, que no pobre, y aguanta los exteriores mejor que los interiores. Por eso, sobre una cámara con pocas pretensiones, se deslizan parejas la narrativa visual y el argumento.
Este primer episodio ha ofrecido todo lo que alberga y sorprenderá a medida en que avance. Y, sobre todo, para asegurarse de que “Allí Abajo” mantiene esa línea natural y amable que le da personalidad.
Clemente Ferrer
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