jueves,18 agosto 2022
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Las más caras, Madrid, Cataluña, Castilla y León y Valencia

La subida de tasas universitarias rompe la unidad educativa en España

Redacción
En solo dos cursos desde la norma promovida por el ministro Wert en abril del 2012, la libre subida de tasas universitarias llegará en unas autonomías casi a triplicar a otras para algunas carreras. La universidad pública se aleja así de la unidad de mercado que busca con otras normas el Gobierno. Y además empieza a situarse entre las más caras de Europa.

Las comparaciones de tasas aparecieron ayer en La Vanguardia y hoy en El País con los precios aplicados a las matrículas para el próximo curso. El primero destacaba ayer que los estudios de Medicina en una universidad pública catalana ya cuestan 2.372,40 euros por curso, mientras quedan en una universidad andaluza quedan en 750 euros, y que las universides catalanas son las más caras de España, mientras hoy dice que las españolas son ya de las más caras de Europa. El segundo destaca hoy que dos carreras en Galicia cuestan lo que una en Madrid.

En efecto, Derecho en una pública gallega costará 591 euros el próximo curso y en una madrileña 1.620, por lo que en los cuatro años que dura el grado al alumno de Madrid le habrá costado sacarse el título 4.116 euros más que al de Galicia, un dinero suficiente como para volver a estudiar otra carrera completa en la mayoría de las comunidades. Pero esos son los títulos más baratos (Humanidades y Ciencias Sociales), porque comparando los de Medicina la diferencia es de 757 euros en Andalucía y 1.980 en Madrid, es decir, 6.115 euros más al final de los cinco años de carrera.

Esta ruptura de la unidad de mercado educativo ha ocurrido porque mientras Asturias o Galicia han congelado los precios dos años seguidos, Madrid, Castilla y León, Canarias, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Cataluña —cuyos campus acogen a la mitad de los universitarios— han aplicado importantes subidas, entre 22% y el 60%, la mayoría en el curso pasado.

Según precisan hoy los datos de El País, solo Madrid ha aplicado un gran aumento por segundo año consecutivo, convirtiéndose en la comunidad más cara para estudiar un grado —el título que ha sustituido a licenciaturas y diplomaturas— en la pública. El encarecimiento acumulado va del 50% para las carreras más caras al 92% para las más baratas. Este es el caso de 40 titulaciones de Ciencias Sociales y Humanidades —Derecho, Filosofía, las filologías o Economía— que han pasado en solo dos años de costar 843 euros a 1.620 por un curso completo.

El resto de autonomías ha optado por subir los precios para el curso 2013-2014 en el entorno del IPC (entre el 1% y el 5%) o, incluso, por congelarlos: Cataluña, Canarias, Galicia y Asturias. Lo han hecho en un contexto de crisis en el que la universidad pública ha sufrido un leve descenso en los estudiantes de grado (0,2%) después de varios años de repunte y ha perdido por primera vez alumnado de máster: 5,3%. De hecho, cinco autonomías (Andalucía, Aragón, Canarias, Castilla y León y Castilla-La Mancha) han decidido rebajar el coste de algunos másteres después del gran encarecimiento generalizado que se produjo un año antes: un 62% de media. Madrid ha congelado precios en estos posgrados.

En todo caso, ya está abierta de par en par esa enorme brecha en el mapa de precios de los campus públicos. En el caso de los grados hay claramente dos extremos, con Madrid, Cataluña, Castilla y León y Comunidad Valenciana en el vértice más costoso, y Galicia, Cantabria y Andalucía, en el más barato. Todo ello ha provocado un “crecimiento de la inequidad”, se queja el rector de la Universidad de Alcalá y presidente de los rectores madrileños, Fernando Galván. “No se explica que los costes sean tan distintos”, añade. Los rectores madrileños habían pedido, sin éxito, que se congelasen las tasas, a la vista de todos los problemas que habían tenido miles de universitarios para pagarlas el curso pasado: al menos, 30.000 en toda España, según el recuento hecho en mayo por este diario, estuvieron al borde de la expulsión por morosos.

Muchos jóvenes se han visto obligados a abandonar la universidad o estan a punto de hacerlo o han rehecho su camino hacia la FP por falta de recursos, tambien porque la subida de tasas ha coincidido con el endurecimiento de los requisitos académicos para acceder y mantener las becas. Así, las segundas, terceras y cuartas matrículas se han llegado a encarecer entre un 60% y un 345% en Madrid, o entre un 44% y un 313% en Andalucía.

Universidades de toda España han salido al paso de estas situaciones, en la medida de sus posibilidades —los recortes en los campus superan los 1.200 millones desde 2010— con ayudas de emergencia para situaciones sobrevenidas (familias que se quedan en paro) o para alumnos que han perdido la beca por los nuevos requisitos académicos. Además, la mayoría permite ya fraccionar el pago de la matrícula en tres, seis y hasta 10 plazos. Sin embargo, los rectores reclaman apoyo.

Según el nuevo sistema de fijación de precios aprobado el año pasado por el ministro José Ignacio Wert, la matrícula de los grados debe cubrir entre el 15% y el 25% del coste real de los estudios en primera matrícula (el resto está subvencionado), y el porcentaje va aumentando para los repetidores hasta llegar al 100%. Sin embargo, como se desconoce exactamente qué proporción pagaban los alumnos porque no se sabe exactamente cuánto cuesta un puesto en cada titulación, ni existen datos oficiales ni sistemas de cálculo claros, al final cada comunidad ha hecho lo que ha querido, aumentando esas diferencias de precios desde un máximo del 100% hace dos años a un 174%.

Por su parte, La Vanguardia resalta tres hechos: en Europa hay universidades de mucha calidad totalmente gratuitas, España carece de una contabilidad analítica en los campus que aclare el coste, y en Catalunya el alumno aporta el 25% del precio real de sus estudios.

En general, casi todas las comunidades autónomas han aumentado el precio de la universidad de forma sustancial desde el curso 2011-2012. El resultado es un mapa de lo más heterogéneo, si no arbitrario. Enfermería cuesta 750 euros en Andalucía, poco más de 800 en Galicia, 1.980 en Madrid… Y así hasta encontrar cantidades de cualquier tipo según el gobierno autonómico responsable. Eso sí, las de Catalunya son las más altas.

Cada autonomía decide el precio de su universidad y da razones de lo más variopintas para justificarlos. En Catalunya, el Govern señala que sus universidades tienen más calidad que las del resto de España y que buscan un sistema equitativo: no es justo que las rentas más altas paguen lo mismo que las más bajas por los estudios universitarios, señalan. Al final, la educación superior se ha encarecido para el 70% de las familias de Catalunya el último curso. En Madrid, el discurso es similar, aunque allí los precios son más bajos –excepto en las carreras de la rama de humanidades–. En Galicia, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, sacaba pecho hace un mes afirmando que sus universidades eran de las más baratas de España precisamente “para garantizar la equidad en el acceso a la educación superior”. Lo mismo que dicen en Andalucía.

Fue el Ministerio de Educación el que alentó esta fuerte subida el año pasado, que la mayoría de los gobiernos autonómicos acogió con los brazos abiertos. El ministro de Educación, José Ignacio Wert, lo explicaba como suele, sin pelos en la lengua: permitía que los precios aumentasen para que los estudiasen compensasen los recortes en los presupuestos de las universidades. Se supone que, antes de la subida de tasas, un alumno pagaba entre el 8% y el 15% del coste real de sus estudios, mientras que el resto corría a cargo del erario público. El ministerio permitía aumentar los precios hasta que el estudiante asumiera el 25% del coste de su carrera. Y aquí ha llegado otro dilema. España carece de una contabilidad analítica en los campus que aclare el coste de cada grado universitario. Las comunidades autónomas han hecho sus cuentas, y a cada una le ha salido una cifra diferente. Catalunya ha establecido que el curso 2011-2012 el estudiante abonaba el 15% de sus estudios y decidió incrementar la aportación al 25%. Esto ha hecho que las universidades públicas catalanas ingresen 53,5 millones de euros extra, lo que ha mitigado el recorte de 160 millones de euros que han sufrido en dos años. Salvo alguna excepción, la mayoría de los rectores no ha visto con buenos ojos este aumento del precio.

Los expertos en financiación universitaria coinciden en que los precios de la universidad se fijan actualmente bajo criterios políticos o ideológicos, como mínimo coyunturales. Economistas como Jorge Calero, José García Montalvo o Carmen Pérez Esparrells defienden un sistema progresivo, en el que las rentas más altas paguen más, pero acompañado de un potente sistema de becas que no deje a nadie por el camino.

Sin embargo, en España, el acceso a las becas se ha endurecido, y cerca de 30.000 estudiantes universitarios perdió la ayuda este último curso, según datos de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. El Ministerio de Educación rebaja la cifra a 18.000 en todas las etapas educativas, sin contar los datos de Catalunya –según las universidades, más de 7.000 estudiantes han perdido la beca por no alcanzar los requisitos académicos–. Y eso que España destina a becas el 0,11% de su PIB, según los últimos datos –anteriores al endurecimiento de los requisitos–, muy por debajo de la media de la OCDE: 0,29% del PIB.

Otras fuentes: 

Estudiar y Trabajar en Europa. Guía de Recursos

El precio de la carrera en Cataluña

Las tasas universitarias subirán otro 20% en Madrid el próximo curso.

Las universidades valencianas son las segundas más caras de España

Las carreras se han encarecido un 300% desde Bolonia

Una oportunidad inmejorable para empezar a invertir


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