jueves,18 agosto 2022
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Suben el profesor republicano Carson y el demócrata Sanders

La Universidad, clave en las próximas elecciones de EE.UU

Redacción
La universidad y en general la educación tiende a sumarse, con mujeres, hispanos, negros y gays, a los colectivos decisivos en las elecciones presidenciales de EEU. UU. De ellos dependerá que los publicanos confirmen como candidato al hasta ahora más mediático y probable Trump o al profesor y negro Carson. También que la admiración por Sanders entre los universitarios ayude a auparle frente a la Clinton, cuyo apoyo se cuartea entre las mujeres, su base más firme hasta ahora junto a los judíos.

La creciente deuda que deben soportar los estudiantes y sus familias en los EE.UU para recibir una buena educación, los enconados debates políticos sobre la sanidad y la educación, y el fuerte avance de la población ocupada en estos servicios (casi duplicado en Norteamérica desde los años noventa, al tender de 8 a casi 16 millones de personas, según las tendencias que reflejas las estadísticas) influirán en las próximas elecciones, junto al descontento que tiende a globalizarse sobre el funcionamiento de la democracia.

Quizá esta última sea la principal novedad, como apuntan los más agudos analistas. "Lo claro es que candidatos del establishment se penalizan y quienes vienen de los márgenes con un discurso crítico de derecha, izquierda o fundamentalista, atraen a diversos segmentos de votantes. En ese sentido Estados Unidos participa de la tendencia global en que la crisis de legitimidad de la democracia realmente existente abre paso, con ideologías contrapuestas, a actores y proyectos que amenazan la hegemonía de los aparatos y la clase política actual. Como Corbyn en el laborismo británico, como Le Pen en Francia, como Podemos y Ciudadanos en España. Redoblan las campanas para democracias agotadas, sin que sepamos qué anuncian", escribía el pasado sábado Manuel Castells en LA VANGUARDIA bajo el título Más allá de Trump.

Los préstamos a los estudiantes es el tipo de deuda más reciente durante la última década en los EE.UU, hasta el punto de alcanzar ya el 10% del total del endeudamiento familiar, solo detrás de las hipotecas (69% del total), seguidos por los créditos para adquirir automóviles (8% del total) y tarjetas de crédito (6%), según el siguiente gráfico.  De los casi 12 billones de dólares (trillions americanos), la deuda estudiantil alcanza por tanto 1,18, por lo que prácticamente iguala a todo el valor del PIB anual español.

Préstamos a los estudiantes, la deuda más creciente 

Según el profesor Castells, un próximo presidente Trump es posible, a menos que el nominado republicano sea Ben Carson, un desconocido en la política que está ganándose a los independientes con su discurso ético, que recubre un contenido extremadamente reaccionario empezando por equiparar seguro de salud y esclavitud. Carson es un neurocirujano de prestigio de la Universidad Johns Hopkins, famoso por su pionera operación de separar siameses unidos por el cerebro, y receptor de numerosas distinciones científicas. 

Negro, nacido en un barrio pobre de Detroit, fundamentalista cristiano (adventista del Séptimo Día), es reverenciado en los sectores conservadores que buscan un líder moral incorrupto que regenere una sociedad en decadencia. Carson compara Estados Unidos con el imperio romano y aboga por la educación, la familia y la religión como formas de revertir el declive, sin olvidar un reforzamiento del poder militar y una actitud intransigente con los estados rivales. En cambio, hacia la gente propugna un diálogo cercano superando la desconfianza con la política. En realidad, pese a que los focos están sobre Trump, en las encuestas Carson empata con Hillary o incluso la supera en la encuesta de la CNN.

En cambio, Trump, millonario, promotor inmobiliario y de casinos, denunciado por supuestas conexiones con la mafia, cuatro veces en bancarrota, personalidad televisiva de éxito y xenófobo sin reparos, proyectó los focos mediáticos sobre si mismo con insultos a colectivos enteros (inmigrantes mexicanos como traficantes, gángsters y violadores) y a contendientes políticos. Añadió propuestas extremas como construir un muro a lo largo la frontera con México (obligando a México a pagarlo), deportar a 11 millones de indocumentados, o penalizar a las empresas estadounidenses que localizan sus fábricas en México. Difunde patrañas como la conexión entre vacunas y autismo o que Obama nació en Kenia. Desprecia a los medios y multiplica querellas legales contra sus críticos. Se opone al aborto y a políticas de prevención del calentamiento global. En política exterior, multiplicaría el poder militar para dar miedo al mundo e imponer sus decisiones, empezando por Irán y Rusia. Se apropiaría los campos de petróleo de Iraq y dejaría que los árabes se mataran entre ellos. Su discurso resuena con hombres blancos de baja educación angustiados por su empleo. Los otros candidatos republicanos están preocupados. Primero porque pensaban que ese extremismo los llevaría a la derrota en la elección presidencial. Pero ahora, al contrario: porque podría ser elegido y eso significaría una división profunda en un partido que aún se debe al gran capitalismo global. Y es que las encuestas muestran a Trump casi empatado con Hillary Clinton. Los hispanos (25 millones de electores) están lógicamente en contra, pero muchos no votan, aunque esto puede cambiar si se sienten en peligro. Además están concentrados en dos estados: California, que siempre es demócrata, y Texas, que siempre es republicana. Y como la presidencia se decide estado por estado los hispanos no tienen el mismo poder que los negros, que son menos pero votan mucho más y en grandes estados decisivos como Ohio, Pennsylvania o Michigan. 

Panorama entre los demócratas

También entre los demócratas emerge frente a la Clinton según el profesor Castells otro valor hasta ahora desconocido y vinculado a la educación: Sanders. A quien se suponía segura a la nominación, Hillary Clinton, se está desinflando, sobre todo en el apoyo de las mujeres, su principal base: ese apoyo ha caído del 65% de los demócratas al 41% actualmente. En parte por el asunto del uso de correo electrónico personal para temas de Estado. Pero sobre todo por la desconfianza hacia ella como miembro de la dinastía Clinton (algo semejante a la dinastía Bush). Hete ahí que le ha surgido un contrincante inesperado: el senador Bernie Sanders, de Vermont, que se define como socialista (término maldito en Estados Unidos), centra su discurso en la lucha contra la desigualdad y el control de las corporaciones capitalistas, empezando por las financieras, o sea temas del movimiento Occupy. Y encuentra eco entre los jóvenes universitarios. Pese a toda esa carga ideológica, aunque a nivel nacional está por detrás de Hillary, en las dos primarias iniciales (Iowa y Nuevo Hampshire) que marcan el tono de la campaña, está muy por delante. Y en la elección general Sanders empataría o superaría a Trump. Es pronto para predecir ganadores, porque aún puede entrar el vicepresidente Biden en la carrera demócrata.

La educación, como la sanidad, tiene además un peso creciente en la actividad y el empleo, pues sus tendencias indican que pronto alcanzarán los 16 millones de ocupados, el doble que en los años noventa, según refleja

el siguinte gráfico:

 

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