La Enseñanza Superior española es, en esencia, pública. Solo 22 universidades están en manos privadas. Y la diferencia en la inversión que deben hacer los alumnos de ambas instituciones es enorme a pesar de que, en la práctica, las diferencias educativas son casi inexistentes.
Mientras que, por ejemplo, un estudiante de primer año en Administración y Dirección de Empresas de la Universidad de Granada puede pagar 500 euros de matrícula, uno del CEU San Pablo debe pagar 7.700.
Sin embargo, el precio parece ser una de las pocas diferencias entre públicas y privadas, ya que en otras cuestiones se mantienen a la par. El tema de la masificación, aunque se crea lo contrario, queda lejos tanto para unas como para otras, teniendo una media de 12,1 estudiantes por docente en las privadas y 14,4 en las públicas.
Eso sí, 13 centros incumplen la recomendación de la UE de mantener un máximo de 15 alumnos por ordenador: un indicador que marca el nivel de desarrollo en nueva tecnologías de nuestro sistema universitario y que posee especial importancia en el seno de la convergencia.
Respecto al ratio de Personal de Administración y Servicios la carencia de nuestras universidades se reparte entre ambas casi por igual: apenas hay un PAS para cada dos docentes, teniendo mejores datos las públicas (0,5) que las privadas (0,37).
Por último, otras de las cuestiones que inciden en la salud de nuestro sistema universitario, es la investigación y la creación de conocimiento, que recae, principalmente, en el terreno público. Así, de los 2.686 programas de doctorado que existen, el 94% se imparte en universidades publicas, quedando apenas un 6% en manos privadas.
Dato que no hacer extrañar que, después, el 96,5% de las menciones de calidad del Ministerio de Educación lo consiga también el sector público.
La Guía Práctica de Universidades realizada por Consumer Eroski, puede consultarse en su integridad en: http://universidades.consumer.es/