Las comunidades autónomas en las que mayor proporción de empleados disponen de un dispositivo móvil que permite la conexión a Internet para usos empresariales son Madrid (43,2%), Cataluña (36,0%), País Vasco (34,1%) y Aragón (31,5%). Las menos preparadas para el trabajo en movilidad son Melilla (20,8%), Canarias (22,8%), Ceuta (23,8%) y Baleares (26,8%).
Estos datos contrastan poderosamente con el porcentaje de empresas que entregan dispositivos, que superaron el 77% en 2020. Si bien conviene destacar que apenas supone un crecimiento del 2,1% respecto al registrado en 2019.


Por comunidades, encabezan la lista Aragón (84,1%), La Rioja (83,9%), País Vasco (81,9%) y Madrid (81,8%). En el lado opuesto se encuentran las comunidades de Cantabria (69,9%), Castilla la Mancha (68,9%), Baleares (68,6%) y Melilla (65,7%).
Que el teletrabajo ha tenido un impacto decisivo en la supervivencia de muchas empresas y empleos durante la pandemia por COVID 19 es un hecho. Pero también lo es que ese impacto no ha sido tan decisivo como prometían muchos titulares muchos titulares. Y los datos que hemos ido conociendo nos lo han recordado.
Y es que la pandemia ha puesto en jaque la capacidad no sólo tecnológica sino económica de las empresas para adaptarse a este nuevo modelo de trabajo.
El reparto de la asunción de costes ha tenido que ser regulado por una nueva ley específica para clarificar las lagunas en la negociación colectiva y reducir la inseguridad jurídica, si bien para muchos analistas su efecto ha sido disuasorio a la hora de adoptar esta modalidad.
El "boom" del teletrabajo ha sido por cuenta ajena
Pero en este dato conviene distinguir entre teletrabajo asalariado y por propia. El primero llega al 9,6% en 2020, una subida muy pronunciada frente al 2,48 de 2019 y que en los primeros meses del año se ha incrementado aún más.
Pero sigue siendo la mitad que la tasa de trabajo desde casa del empleo por cuenta ajena, que llega al 18,48%, si bien el incremento respecto a 2019 fue de apenas 1,3 puntos.

