En concreto, para dentro de dos años, es decir para el curso 2015-2016, se espera que unos 25.000 estudiantes soliciten las ayudas. “No hemos elegido aún el nombre, quizá deberíamos organizar un concurso. ¿No creen?”, ironizó Grynspan. En épocas anteriores ya se habló de un Erasmus iberoamericano, pero no con la intención política de ahora. Da idea del sendero trazado que en agosto los ministros de Educación iberoamericanos acordarán en México las becas Pedro Freire, auspiciadas por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que permitirán la movilidad de los maestros y los profesores de secundaria. La idea es que el primer curso se beneficien 1.500 docentes, según explica El País.
Las cantidades para que los interesados pudiesen cruzar el charco son más elevadas que las actuales Erasmus europeas. Así, la intención es dotar de entre unos 3.000 y 4.000 euros a aquellos que soliciten estancias de seis meses. Para aquellas universidades que incluyan prácticas obligatorias para graduarse, estas también entrarán en el programa.
Sin embargo, no se conoce con exactitud cuál será el presupuesto, aunque se calcula que puede rondar los 90 millones de euros. Lo que sí se conoce es que la secretaria de educación quiere involucrar al sector privado para conseguir financiación. Las conversaciones con las empresas comienzan ahora, aunque según la secretaria son muchas las compañías interesadas. Reclama el “respaldo” del Banco Santander, aunque hay otros organismos que en los últimos años han volcado en la Universidad su labor social corporativa. Es el caso de las fundaciones de Telefónica o Slim.
“Latinoamérica es una región a la que se ve con optimismo, donde casi sin excepción los países han entrado a la categoría de países de ingreso medios”, recordó Grynspan. “Varios son ya de ingresos altos y otros son considerados emergentes. En el G20 tenemos a Brasil, México y Argentina”. Dos de cada tres universitarios pertenecen a la primera generación que accede a la universidad en la familia.