Según la propuesta de directrices generales propias de los estudios de Grado del Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), que debatieron ayer los rectores en asamblea general, la «única cautela» es que estos acuerdos no deberían conducir a estudios «excesivamente cerrados que limiten la flexibilidad y la diversidad de la oferta en las universidades españolas».
El texto que presentará el MEC al Consejo de Coordinación Universitaria, al que tuvo acceso Europa Press, recomienda que la estructuración de los planes de estudios permita al estudiante, en los primeros cursos, modificar su elección de carrera por otra próxima con un reconocimiento «adecuado» de los estudios ya cursados. A ello, pueden contribuir las materias afines.
En este sentido, las universidades tendrán un «amplio margen» para dotar a las materias afines de las futuras carreras del contenido y estructura concretos que mejor se adapte al perfil característico del título de Grado que oferten. Se considera conveniente incluir en cada Grado la obligatoriedad de cursar una o varias materias relacionadas con la disciplina en cuestión, pero no directamente del núcleo propio de ella.
En cuanto a los contenidos formativos comunes, los créditos para cada materia serán mínimos, con lo que cada Universidad tendrá la posibilidad de ampliarlos; las materias pueden dividirse en más de una asignatura y la definición de ésta en un plan de estudios concreto puede incluir conocimientos procedentes de distintas materias de los contenidos formativos comunes.
La propuesta ministerial apuesta por que las materias comunes a distintas titulaciones afines se diversifiquen, en una universidad o por acuerdos en varias, en asignaturas compatibles.
Como ya informó el MEC, la estructura que propone es de 180 créditos de formación académica básica disciplinar (tres años) y 60 créditos adicionales de formación (un año), entre los que se incluye la realización de un trabajo o proyecto fin de carrera o la realización de prácticas específicas.
En su reunión de ayer, los rectores consideraron que la reforma parcial de la Ley Orgánica de Universidades que ha planteado el Ministerio de Educación y Ciencia es únicamente un proceso de transición y que debe haber una ley de Universidades completamente nueva en 2010, cuando entre en pleno funcionamiento el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES).
Los mandatarios de las universidades consideran que una de las cuestiones que más preocupan a los rectores es la sustitución del sistema de habilitación del profesorado por el de acreditación para poder ser contratado, que recoge el anteproyecto, y que otros asuntos como la elección del rector son secundarios.
La aprobación de esta reforma de transición, para solucionar problemas urgentes originados por la LOU, debe ser cuanto antes, concluyeron las fuentes, y tarde o temprano, y no después de 2010, habrá que tener una ley que sea nueva de arriba abajo con vistas al EEES.
