viernes,19 agosto 2022
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70.000 ´pillados´

Los científicos tramposos

ibercampus.info
El ansia de prestigio y la fiebre por salir en portadas como la de ´Nature´ tienen sus inconvenientes. Los estudios científicos se autoplagian. Son una trampa. Según una investigación de la Universidad de Texas, muchas de esas publicaciones se "duplican" o incluso guardan demasiado similitud entre ellos. El trabajo ha desatado las alarmas para cazar a los "tramposos".

Es una tendencia creciente, y también preocupante. Investigadores de la Universidad de Texas (EEUU) han analizado siete millones de trabajos publicados en revistas científicas para tratar de dar con aquellos que se duplican: bien porque los propios autores envían su mismo trabajo a varias publicaciones, o bien porque comparten una excesiva ´similitud´ con otros estudios.

Los promotores de este análisis, Mounir Errami y Harold Graner, critican que este tipo de prácticas distorsionan la literatura científica, inflan artificialmente el curriculum de publicaciones de algunos investigadores, y obligan a las revistas a emplear grandes sumas de recursos y tiempo para tratar de detectar este tipo de ´fraude´.

En algunos casos, añaden, las similitudes entre dos textos pueden estar justificadas, por ejemplo, en el caso de las citas adecuadamente atribuidas o de actualizaciones que arrojan nuevos datos de un ensayo clínico. Sin embargo, estos especialistas señalan que en la mayoría de los casos se trata de plagio o incluso de autoplagio de documentos anteriores (artículos repetidos o duplicados). Las conclusiones de su búsqueda pueden leerse esta semana en un comentario en la revista ´Nature´.

"No es equiparable copiarse a sí mismo (autoplagio) que copiar a otros autores", apunta a elmundo.es José Alonso, director editorial en el grupo Elsevier en España, uno de los principales grupos editoriales de publicaciones científicas. "Aunque ambas sean mala práctica, la primera es más discutible y en algunos casos puede justificarse". Como él mismo destaca, "partimos de la premisa de ofrecer al lector investigación original, novedosa, no publicada previamente o basada en artículos ya publicados, pero que ofrecen aspectos nuevos y de interés. Lo contrario es hacer perder el tiempo a los lectores y utilizar inútilmente recursos editoriales y humanos sin necesidad".

Entre las soluciones que los expertos de Texas proponen para controlar estas prácticas destaca el uso de los nuevos programas informáticos y de software capaz de analizar varios textos en busca de similitudes sospechosas. Pero sobre todo, disuadir a los investigadores exponiendo públicamente estos ´errores´.

70.000 identificados hasta ahora

Eso es lo que han hecho ellos de momento con los 70.000 abstracts (un resumen con los datos fundamentales de un trabajo científico) que por el momento han hallado duplicados en su búsqueda en MedLine (una de las principales bases de datos médicas). A través de una página web bautizada como Déjà Vu, cualquier internauta puede comprobar personalmente qué trabajos se han publicado en más de una ocasión.

Para afinar más sus conclusiones, el siguiente paso incluye un análisis ´manual´ de estas copias para tratar de hallar una justificación a la duplicidad (por ejemplo, que sea una versión traducida en otro idioma), incluso contactando con los autores implicados si es necesario. De hecho, anuncian, la revisión que han comenzado ha desencadenado ya una investigación por parte de algunas revistas científicas, que prohíben expresamente en sus normas que los artículos se envíen simultáneamente a otros editores.

En el caso de las revistas que publica Elsevier, incluida Medicina Clínica, una de las más destacadas en España, Alonso subraya que las normas indican que sólo serán evaluados artículos originales (no publicados anteriormente ni presentados al mismo tiempo a otras revistas). "En este sentido, se siguen las normas del Comité Internacional de Publicaciones Biomédicas. Aunque esto no impide que en la práctica envíen sus trabajos a varias publicaciones a la vez, y es imposible de detectar".

En este sentido, los comentaristas de ´Nature´ reconocen que su revisión está aún en marcha y es necesario tomar sus datos con cautela, pero insisten en que existe una tendencia al alza desde el año 1975 de esta práctica "éticamente cuestionable". Reconocen también que es probable que muchos casos pasen inadvertidos a cualquier mecanismo de control dado el enorme volumen de literatura científica que se publica en todo el mundo cada año.

Alonso destaca que todas las revistas publicadas por Elsevier-Doyma España tienen "un sistema de registro de artículos informatizado: Se registra el título, los autores y la filiación, además del contenido del manuscrito como fichero adjunto". Para cada nuevo artículo registrado, esta tecnología compara el título y los autores con la base de datos y mediante un algoritmo es capaz de detectar similitudes. "Si existen, se revisan con detalle", aclara.

Cuando estos controles detectan alguna duplicidad se sigue un protocolo interno de actuación. "En primer lugar se avisa al autor en cuestión y se permite que dé todas las explicaciones que considere oportunas. Inicialmente no se debe acusar de plagio o duplicidad, sino advertirle de que se han detectado una serie de coincidencias", justifica el director editorial de este grupo. Si los argumentos no son satisfactorios y el artículo está indexado en alguna base de datos médica, la revista publica una retracción y lo retira. "En algunos casos detectados aprovechamos para publicar un editorial recordando a los autores todos estos aspectos éticos y reforzar así estos conceptos desde un punto de vista pedagógico", concluye José Alonso.

Fuente: El  Mundo.es

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