jueves,18 agosto 2022
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Francisco de Borja, Vicerrector de la UNAV

«Los estudiantes tienen que tomar las riendas de su propio aprendizaje»

ibercampus.info
La Universidad de Navarra afronta "con ilusión" el gran reto de la adaptación al EEES. Pocos conocen mejor en la institución este proceso que Francisco de Borja López-Jurado, Vicerrector de Ordenación Académica e Innovación Educativa, quien analiza en esta entrevista sus aspectos claves y también algunos de los más desconocidos.

-¿Cómo afronta este nuevo curso la Universidad de Navarra?

-Con gran ilusión ante los retos que se nos plantean: ha llegado la hora de la verdad en la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior, queremos dar un paso más en la internacionalización de la Universidad y nos proponemos aumentar el número de Becas Alumni Navarrenses -hasta las 200-para que puedan venir a estudiar muy buenos alumnos con independencia de sus recursos económicos. Asimismo, está en proyecto un nuevo edificio en el campus de Pamplona, celebramos el 50 aniversario del IESE, entra en una fase decisiva la creación de un Centro de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales y pretendemos impulsar nuevas líneas de investigación sobre enfermedades que afectan a países menos desarrollados en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA).

-¿Qué opinión le merecen los cambios que introduce la reforma de la LOU aprobada por el Gobierno?

-El plato fuerte de la modificación de la LOU, entre otras cuestiones de interés, es el nuevo sistema de acreditación nacional y posterior concurso para el acceso a plazas de los cuerpos docentes universitarios (profesores titulares y catedráticos de universidad). A la Universidad de Navarra le ha ido muy bien con el sistema de habilitación nacional de la LOU original; un porcentaje muy elevado de nuestros profesores en condiciones de concurrir a estas pruebas ha obtenido la habilitación. De este modo, en el conjunto del profesorado de la Universidad, la proporción de nuevos habilitados es importante. La acreditación no tiene por qué suponer un empeoramiento, más bien al contrario. En lo relativo a la adaptación al EEES, las nuevas previsiones de la LOU modificada eran necesarias y son adecuadas.

-¿En qué punto se encuentra la adaptación al EEES en la Universidad de Navarra?

-Llevamos bastante tiempo trabajando en ella, tanto en los centros y departamentos como los servicios generales de la Universidad, especialmente el Servicio de Innovación Educativa y la Comisión de Evaluación de la Calidad y Acreditación. La aprobación del Real Decreto sobre enseñanzas oficiales tuvo lugar recientemente, y ya se ha recorrido mucho camino tanto desde la metodología de enseñanza/aprendizaje con interesantes proyectos piloto, como en el diseño de herramientas para la adaptación, como en la preparación de planes de estudios por parte de los centros, con toda la reflexión y el debate que llevan consigo. Ahora, sin embargo, se ha asentado el suelo que da la norma, de modo que podemos pasar del ensayo y la preparación a la realización efectiva de la adaptación.

-Esta integración en el EEES está suponiendo y va a suponer una serie de cambios importantes y de muy diversa consideración. Uno de ellos y del que se habla menos es el que consiste en que el profesor cede gran parte del protagonismo al estudiante en el aula ¿Qué opina al respecto?

-La idea tradicional consiste en que el profesor es un transmisor de información y un evaluador de los estudiantes. La integración en el EEES pone el acento en el aprendizaje y pretende romper definitivamente con ese estereotipo. Recuerdo una idea de un libro autobiográfico de Peter Drucker, Mi vida y mi tiempo. Recordando sus años de estudiante, afirmaba que cualquier alumno tiene una capacidad de aprender muy superior a la capacidad de enseñanza del mejor de los profesores. Estoy plenamente de acuerdo con él. Desde los comienzos, en esta Universidad tenemos muy arraigada la importancia del asesoramiento personal: los estudiantes tienen que tomar las riendas de su propio aprendizaje. A su vez, los docentes debemos aportar nuestra experiencia, abrir horizontes, señalar objetivos e indicar dónde se pueden encontrar los medios para alcanzarlos. Si conseguimos aumentar el protagonismo de los alumnos, mejoraremos la formación general y profesional que adquieren en los años universitarios.

-¿Cree que nuestra universidad está preparada para afrontar este cambio tan enorme en cuanto a la forma de trasmitir el conocimiento?

-Sí, a pesar de que durante muchos años se ha estado primando en la promoción de profesorado, casi exclusivamente, la investigación. La docencia contaba poco; toda mejora docente tanto en métodos como en materiales tenía un reconocimiento escaso. Ahora se pide una reflexión serena y un cambio de actitud, en algunos casos, sobre la docencia. Por mi experiencia en ésta y en otras universidades, considero que el profesorado, junto a una cierta dosis de escepticismo ante los cambios que vienen de arriba -sobre todo si son en exceso reglamentistas-, tiene ilusión por mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Esa inquietud por optimizar el proceso de transmisión/recepción del saber y de las competencias asociadas a un grado universitario es paralela a la curiosidad investigadora; ambas conforman al buen profesorado universitario. Para la integración en el EEES no valen meras adaptaciones formales, y sí es necesario activar ilusiones docentes, tan maltratadas por los sistemas de promoción, de modo que el proceso se realice de abajo arriba.

-¿Considera que la comunidad universitaria está recibiendo la información suficiente para comprender un proceso de tal envergadura?

-Distinguiría dos ámbitos, el de la opinión pública en general y el de la comunicación interna dentro de las universidades. En el primero llama la atención el escaso eco que la adaptación al EEES encuentra en los medios de comunicación en general. Desde luego parece pequeño comparado con la trascendencia que tiene en el futuro de nuestro país. En el ámbito interno, el nivel de conocimiento es, lógicamente, mucho mayor. Incluso al margen de proyectos piloto, y antes de la adaptación de los planes de estudios, se observa una adecuación de metodologías de enseñanza/aprendizaje a las exigencias de Bolonia. Un reto claro para todos los que ocupamos cargos de gobierno dentro de la universidad, en los centros y en los departamentos, consiste en comunicar las exigencias de la adaptación para que sean percibidas en el contexto más general de la renovación de las enseñanzas, especialmente de grado.

 

 

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