viernes,19 agosto 2022
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En España eso es imposible

Los mejores golfistas emigran a Estados Unidos para compaginar su deporte con una carrera universitaria

ibercampus.info
El mejor golfista aficionado español, Jorge Campillo, juega para la Universidad de Indiana desde hace cuatro años. La mejor promesa femenina, Carlota Ciganda, para la de Arizona desde enero. Azahara Muñoz fue la temporada pasada la número uno de la Liga universitaria estadounidense. María Hernández es un ídolo en Florida después de brindarles diez títulos. Belén Buendía y Cristina Marín han ganado esta semana sendos títulos en los campos norteamericanos... La mejor cantera española vive, juega y se forma en Estados Unidos. ¿El motivo? La posibilidad de compaginar el golf de élite, compitiendo con los mejores amateurs del mundo, y una carrera universitaria. "Imposible en España", cuenta Jorge Campillo.

Los ojeadores estadounidenses arrasan los torneos europeos reclutando a los mejores golfistas de entre 17 y 19 años. La oferta es inigualable: una beca para estudiar en Estados Unidos y disputar los fines de semana la Liga universitaria entre todos los centros con equipo de golf, siempre con la corte de patrocinadores al acecho. "Para los que quieren ser profesionales, la oferta es buenísima. Se lo dan todo: estudios, dietas, libros, campos y un agente. En España estamos a años luz. Aquí es muy complicado porque los profesores, las instituciones, no están preparados para dirigir a un deportista de élite, para ser flexibles con sus calendarios, los exámenes…", explica Mabel Pascual, jugadora de Florida en los años 90 y ahora directora deportiva femenina de la Federación Española.

Desde su despacho, Mabel controla los resultados de las jugadoras a través de Internet y habla con ellas mediante el correo electrónico. En Navidad realizan una concentración de tres días. "Es una oportunidad única. El nivel de la Liga es muy alto y juegas mucho. Creo que voy a progresar. La única pega es que echo de menos a mi profesor, Rogelio", cuenta Carlota Ciganda, de 18 años, recién llegada tras aprobar el verano pasado la selectividad. "Los profesores te dejan hacer los exámenes o trabajos antes. Saben que no faltas a clase porque quieres. El futuro del circuito profesional está aquí", añade Azahara Muñoz, de 21, estudiante de Psicología. "Aquí hay mucha estructura para cualquier cosa que hacen. En España somos más libres", apunta María Hernández, de 22. Cada universidad estadounidense duplica o triplica el presupuesto de cualquier federación española. Y el salto al circuito profesional es luego mucho más fácil desde allí.

Con 17 años, el extremeño Jorge Campillo, campeón o subcampeón español en todas las categorías, debió elegir: una beca Blume o una de las 30 ofertas norteamericanas. Y se marchó a Indiana, donde lleva cuatro cursos estudiando Finanzas y Marketing Deportivo. "Decidimos que ése era el camino", asegura su padre, Jorge, presidente de la federación extremeña; "la competición en España no está pensada para un fin de semana. Te tienes que ir un lunes y volver el domingo. Has de tener dinero y te pierdes todas las clases". "En España, las universidades no te ayudan nada", se queja su hijo, actual segundo mejor amateur del mundo. "A veces hablas con rectores de universidades y no saben lo que es el deporte", se lamentan en la federación española.

Ante la fuga de promesas, la Federación intenta contraatacar sin mucho músculo: un sistema de becas junto al CEU San Pablo y un futuro programa universitario con subvenciones. "También está la idea de una Liga europea, pero, de momento, sólo hay brotes. A todas las federaciones europeas les preocupa que se nos vayan las mejores", dice Mabel Pascual.

En Estados Unidos también juegan Belén Mozo, Marta Silva, Nacho Elvira, Araceli Felgueroso… Todos hicieron las maletas en busca de la futura gloria. Si no, siempre les quedará un buen nivel de inglés y una carrera universitaria para ganarse la vida. Otros, como Emma Cabrera y Tania Elosegui, se han fogueado en los equipos nacionales en España. O han cerrado su experiencia norteamericana sin buenos recuerdos, como Carmen Alonso. "También hay algo de mito sobre Estados Unidos", opina Ernesto Fernández, director deportivo masculino de la Federación; "los entrenadores no son tan buenos. Técnicamente, no les enseñan nada. Desde el punto de vista educativo, sí es interesante. Cuando se llevan a un jugador, es como si lo perdiésemos".

Fuente: El País

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