jueves,18 agosto 2022
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16 de ellos tienen más de 65 años

Los presidentes del Ibex 35 nunca se jubilan

Marga Peñafiel
La cúpula del Ibex 35 envejece. La mayor parte de los directivos que ocupan los cargos más de mayor rango en las empresas más importantes de España superan los 65 años. Y es que estos responsables no abdican nunca, salvo por problemas de salud.

 En concreto, 16 de los 35 presidentes superan la edad de jubilación impuesta por el Gobierno. Y de esos, la mitad han cumplido ya los 70. Este es el caso del presidente del BBVA, Francisco González, quien acaba de soplar las velas. Pero hay quien le supera, como Juan Miguel Villar Mir (83), José Lladó (80), Emilio Botín (79) o Salvador Gabarró (79.

Toda una generación de políticos, sindicalistas, magistrados y empresarios que llevan varias generaciones en la primera línea de combate. Sin embargo, la situación parece que no va a cambiar y no se va a producir un cambio generacional, como ya han hecho el rey Juan Carlos I o la regeneración del Partido Socialista. El resto de organizaciones españolas sigue dejando que los jóvenes talentos abandonen el país en busca de una oportunidad donde les dejen demostrar su brillantez.

En el Ibex no hay ningún indicio que indique lo contrario. La única excepción fue el Amancio Ortega, quien cedió la dirección de Inditex a Pablo Isla. Es más, durante la crisis, lo único que han hecho las empresas ha sido tejer una red de seguridad para evitar posibles cambios de dirección.

"Es un tema cultural. A nivel global, en España no hay una práctica consistente para determinar planes de sucesión de presidentes y consejeros delegados. En España, la más alta dirección se va cuando la salud falla. Y cuando ese momento llega, se suele contratar fuera de la organización", explica Loreto González a la revista Forbes. La socia directora de la firma de búsqueda de directivos Korn Ferry asegura que las empresas de más éxito a nivel mundial son las que sí cuentan con planes concretos para articular el relevo en las cúpulas.

Uno de los ejemplo más claros de blindaje en el cargo es el de Emilio Botín, presidente del Banco Santander, quien este mes de julio ha cumplido 54 años en el consejo de administración de forma ininterrumpida. En 2002 quitó la edad de jubilación impuesta al presidente, que era de 72 años. Además, cuando se le pregunta acerca de sus planes para retirarse contesta diciendo que tiene el apoyo del consejo y no tiene intenciones de jubilarse.

No fue el único que tomó medidas al respecto. El presidente de Telefónica, César Alierta (69) suprimió el límite de 65 años para ser el máximo ejecutivo de la operadora en 2007, mientras que el otro hombre de los mercados que daba el salto a la gran empresa, Francisco González, hacía lo propio en BBVA elevando el tope máximo hasta los 70. En 2011, volvió a subir el listón hasta los 75 años. Es lo que podríamos denominar como un traje a medida.

Cuando en enero de 2013 entró en vigor la reforma de las pensiones que eleva de forma progresiva la edad de jubilación hasta los 67 años había 14 presidentes –hoy hay los 16 mencionados- que superaban los 65 años. De aquella lista, sólo hay dos bajas. Uno es Baldomero Falcones, que salió de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) en plena crisis de una compañía que hoy negocia con el multimillonario George Soros para salvar el match ball de una deuda multimillonaria. El segundo es Rafael Naranjo, que por motivos de salud dejó la presidencia de Acerinox el pasado mes de abril. Fallecería un mes más tarde. En su lugar llegó Rafael Miranda. El ex consejero de Endesa apenas ha rejuvenecido la edad media del Ibex. Tiene 65 años. Las grandes cifras de las presidencias de los grandes transatlánticos españoles se trasladan también al conjunto de los consejos de administración.

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