El Consejo de Ministros dio ayer el pistoletazo de salida de la reforma de la Ley Orgánica de Universidades (LOU) con una constatación fatalista: tampoco esta norma, vino a reconocer la ministra Mercedes Cabrera, liquidará la endogamia.
«No creo que exista un sistema de acceso al profesorado que pueda garantizar con seguridad que acabamos con la endogamia», señaló Cabrera. «Inventemos el sistema que inventemos, siempre habrá alguien que inventará la manera de esquivarlo. Lo mejor es dejar que las universidades ejerzan su autonomía».
El anteproyecto entrará en el registro del Congreso antes de agosto, las primeras medidas de la norma estarán en vigor en el curso 2007/2008 y la norma contará con una memoria económica para poner en marcha algunas de las medidas de la reforma.
Entre las novedades de la remozada LOU destacan el carácter estatal que tendrá la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Calidad (Aneca), la creación de un estatuto del personal docente e investigador en el plazo de un año, la simplificación de la homologación de títulos, la profundización en líneas generales de la movilidad docente e investigadora y de la autonomía universitaria, excedencias de hasta cinco años para hacer proyectos fuera de la universidad sin perder la plaza y el cambio de denominación del Consejo de Coordinación Universitaria, que pasará a llamarse de nuevo Consejo de Universidades.
Con todo, el talón de Aquiles vuelve a ser la endogamia, debido a un sistema de habilitación del profesorado menos independiente y más controlado por la casa que saca la plaza. Si la LOU popular establecía un tribunal de siete miembros cuyos integrantes (elegidos por sorteo y a los que se les pedía tener sexenios de investigación) podían ser todos de universidades ajenas a la que convocaban el puesto de trabajo, el nuevo sistema crea un sistema de acreditación donde una comisión dará el visto bueno a los currículos individuales de los aspirantes, que obtendrán una idoneidad sin vinculación a plaza fija. En el posterior concurso de acceso, serán las propias universidades las que determinen la regulación de las comisiones de selección de las plazas.