jueves,18 agosto 2022
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Matar al líder

Javier Esteban / Publicado el 21-4-2021, reproducido el 10-5-2021
Uno de los ejes básicos de la filosofía taoísta se parece mucho a algo que hoy podríamos identificar con el famoso ´pensamiento lateral´, que permite llegar a soluciones inesperadas sólo saliéndonos del carril. ¿Y qué es el carril? Lo que la tradición considera la forma más adecuada de hacer las cosas, hasta que su (ab)uso lo convierte en una vía muerta.

Si todo lo que sale bien es imitado, analizado y convertido en estándar podemos decir que la historia de una innovación es la de una tensión entre mejorar lo que funciona y buscar nuevos caminos. Porque sabemos que no todo lo que se sale del carril llega a algún sitio. Depende mucho del ámbito –y el momento– en el que lo hagamos.

Por eso, cuando el taoísmo se juntó con el budismo –en un proceso similar al que juntó el cristianismo con el pensamiento helenístico– y emigró a Japón, dio lugar a variantes que querían romper con las estructuras tradicionales y los relatos fosilizadas que alienaban la religión del hombre. De ahí deriva el Zen, que enseñaba no tanto a través defábulas sencillas como de paradojas. 

Una de las más famosas –radicales– es la que se enuncia: 

Si en tu camino se cruza el Buda, mata al Buda. 

Esto es sencillo de glosar: en proceso para alcanzar la Iluminación debes eliminar todas tus ideas preconcebidas sobre la Iluminación, que en realidad te apartan de ella, por muy enraizadas en la Tradición que parezcan. Dicho de otra forma, se trata de superar al Mito para llegar à la esencia del Hecho Religioso. Claro que cuando el Mito sustenta una estructura de poder político inmenso puedes acabar en la hoguera, eso sí… 

El mundo del trabajo no tiene mucho que ver con la religión, pero sí crea sus propios mitos para cohesionar equipos alrededor de la organización. No es nada nuevo, ni siquiera en España, aunque con la(s) crisis, la desindustrialización, miles de EREs y el fin del “trabajo para toda la vida” estos mitos se han resquebrajado. Incluso en países que eran paradigma de este culto, como Japón.

La Cuarta Revolución Industrial no sólo está creando nuevos empleos, sino nuevos modelos de relaciones laborales. Es un hecho que está ahí, nos guste o no, Y para intentar suavizar la resistencia a este proceso y contrarrestar el ‘desencanto’ con el modelo anterior, se crean, exportan y adoptan nuevos mitos. 

Algunos mitos buscan dar una explicación, un relato, a esos procesos a través de nuevas metáforas. Otros, intentan ir un poco más allá de eso y dotar de épica, de trascendencia adicional a las relaciones y roles que protagonizan esta transformación. Sin ir más lejos, el mito del nómada, del que os hablé por aquí hace un par de semanas y que sería una actualización de términos como freelance o autónomo. O el del líder, del que me ocupo hoy, 

Ambos tienen connotaciones muy diferentes desde los términos elegidos. Mientras “nómada” implica una visión romántica de la independencia y el exilio, “líder” es un término mucho más complejo desde el momento en el que apela a una legitimización e idealización de las jerarquías más allá de lo obvio que las establece en un entorno laboral. 

¿Qué es un líder? ¿En qué se diferencia de un jefe? De esto habrás leído miles de textos sólo en LinkedIn. Yo lo sintetizaría en que un líder sería alguien a quien se sigue porque aporta a su entorno profesional un valor que va mucho más allá del de cobrar un sueldo más alto, tener mayores responsabilidades y poder dar órdenes a otros… 

Pero ese valor que define a un líder también tiene mucho demercadotecnia pura y dura. Y esto distorsiona la razón por la que surge este mito, 

¿Por qué son noticias las horas que duerme Jeff Bezos? Bezos es una delas personas más ricas del mundo pero no de las más famosas. Ni lo pretendía. Pero por ciertas circunstancias relacionadas más con su vida personal y, en parte, con las campañas contra el monopolio logístico desu empresa –que sólo es una parte de su negocio–, le han llevado a relanzar su autoimagen hasta que adoptó la ruta filantrópica a lo Bill Gates. 

Aunque Amazon, nunca lo olvidemos, fue la empresa que acuñó el acrónimo Hippo (High Paid Person Oppinion) para referirse al síndrome que aquejan a muchos ejecutivos ‘estrella’ que creían que iban a ser como Steve Jobs confundiendo liderazgo con despotismo. 

Y no nos engañemos, hay muchos hipopótamos en un entorno VUCAH (de Volatility, Uncertainty, Complexity, Ambiguity & Hyperconnectivity), en el que un post afortunado o un artículo elogioso en las páginas salmón basta para erigirte como líder de algo. 

Lo mas sorprendente es que esta retórica no ha cambiado ni una coma con la pandemia. Con millones de personas sólo en España afrontando el desempleo real o maquillado vía ERTEs, con previsiones de despidos colectivos que se ceban en el talento senior y las puertas del mercado laboral bloqueadas, con mies de empresas que se enfrenta a una transformación integral de su actividad para poder sobrevivir, la literatura del liderazgo sigue atascada en la autoayuda para CEOs o, más bien, para personas que aspiran a serlo. El desafío es demasiado grande para afrontarlo en estos términos.

En la Cuarta Revolución Industrial ese mito del liderazgo es un lastre porque su objetivo es maquillar dinámicas limitadas y bastante desfasadas. Son las organizaciones las que lideran, no el gestor que esté más alta en el escalafón, el que recibe el sueldo más alto. 

Por eso necesitamos un tipo real de liderazgo enfocado no en lo personal sino en lo colectivo. Que cimente la colaboración de muchos microliderazgos –para distinguirlo de lo otro, del hype–que conviven dentro y alrededor de una empresa o cualquier tipo de organización para sacar adelante proyectos innovadores mediante la colaboración y el intercambio continuo de talento. 

Una empresa puede vender el producto más disruptivo y moderno, si todo depende del veredicto final de una única persona que no se fía de su equipo, la estructura es lenta e ineficaz. Es la curva en la que se matan muchas startups, pero también lo que convierte a Bill Gates, Jeff Bezos o Steve Jobs en líderes: saber atraer al talento de los demás para que lideren en lo suyo. No lo que hacen nada más levantarse o qué desayunan.

Alguien podría decirme que eso, más que liderazgo, es networking. 

Exactamente: ¿qué son los microliderazgos sino una red de contactos profesionales que interactúan para conseguir los mejores objetivos? 

Y el objetivo es ser feliz. Traducido: lograr una competitividad y beneficios cada vez mayores con talento más comprometido.  

Pero en la nueva economía el conocimiento y el talento óptimo son cada vez más difíciles de encontrar, lo habréis oído alguna vez. Lo que no os dicen es que el problema no es la falta de profesionales, sino deherramientas para detectarlo. Porque talento ya no es sinónimo de título ni el compromiso se logra con promesas vagas y sueldos mediocres. 

¿Qué es mejor, ser un líder que trabaja ochenta horas, duerme cuatro y escucha cero a un equipo al que tritura, o un networker que participa en una red de talento que lleva los proyectos a lo más alto?   

Una estructura de gestión del talento que detecta, aprovecha y potencia los microliderazgos para que sumen en un esfuerzo colectivo y colaborativo son el equivalente, para la economía del conocimiento, de la cadena de montaje de Ford en la manufactura. Y para eso, las ideas del liderazgo unipersonal y carismático que sólo se queda en pose nos sobran.

Lo que no suma, resta. 

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¿Qué ha pasado esta semana?

Pues muchas cosas. Pero yo me he centrado en investigar y analizar algunos temas bastante diversos pero muy relacionados con la precariedad. La mayoría de esto no lo puedo compartir en LinkedIn porque son cosas por las que me pagan. Aun así, creo que lo desmoralizante de los datos –que no del trabajo, que es lo mío– ha influido bastante en el tono de mi artículo semanal, al hilo sobre lo que se quiere hacer o no hacer con la reforma laboral.

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Debatir sobre el desmontaje de una Ley que tiene 9 años en lugar deactualizarla tras la destrucción de empleo de esta crisis, me parece un insulto para los 1,8 millones de personas sin empleo o con el empleo congelado que cayeron en los registros del SEPE por el coronavirus y un año después siguen ahí. También para quienes ya estaban ahí y no van a salir con un acuerdo de 5.000 becas para competencias digitales por mucho que el Gobierno y los agentes sociales se inventen un acto para venderlo junto al proveedor. Que, por cierto, la misma empresa que lleva el nombre de nuestro flamante impuesto para evitar la evasión fiscal delos gigantes tecnológicos.

Sí, lo de Beyond The Hype también va por las decisiones en política económica.     

Y en esto también hemos tenido la presentación del famoso pasaporte devacunación que se vende como una panacea para salvar el turismo, aunque el problema es que los turistas de otros países ya han entrado en la cuarta ola sin que las vacunas reduzcan la incertidumbre, mientras los turistas nacionales se desploman. ¿No tenemos un Plan B? 

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Esto es un lastre para la caída de creación de empleo, que ya en registró distorsiones récord incluso en la composición de la estadística de las vacantes de puestos de trabajo. Un dato que parece muy menor con la que está cayendo, pero que hay que tener muy en cuenta. Aquí intento explicar por qué: 

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Aunque fijarnos en lo que ha ocurrido en 2020 no debe hacernos olvidar de dónde venimos. Por cada cien empresas que se crean en este años desaparecieron 24. Pero en 2019 fueron 25. Y llevamos sin bajar de 20 desde la crisis financiera. 

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Volviendo al tema de la precariedad, en España asociamos reforma laboral a bajar o congelar sueldos. Es una idea que llevamos machacando desde que cayó el Muro. Se considera que es lo que nos hace más competitivos contra nuestros rivales de la Europa del Este y así atraemos más inversiones. Bueno, pues cogí unos datos de Eurostat previos a la pandemia para visualizar que supone esto y dónde nos deja.

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Y para finalizar, un apunte sobre eficiencia energética y transformación digital. ¿Sabías que la tecnología que combina ambos ejes, que además son foco de los deberes que nos ha puesto Bruselas para optar a los fondos de reconstrucción sólo los usa el 5% de nuestras empresas? 

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Como siempre, me dejo temas en el tintero, pero no quería despedirme sin agradecer a Madrid Network la invitación al coloquio que organizaron este martes sobre reskilling y upskilling. Os dejo el enlace al vídeo por si queréis verlo. 

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Nos leemos, si queréis, dentro de otros siete días.

 

Beyond The Hype 

 Por Javier Esteban

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