Según el informe, las excusas más comunes son la dificultad para asistir debido al solapamiento de horarios, la disponibilidad del material necesario para documentarse en casa y las largas distancias desde casa a la universidad.
La mayoría coincide en que asistir a algunas clases es una pérdida de tiempo
De ahí que una buena opción sea quedarse durmiendo, sobre todo después de estar de fiesta en fiesta, o sustituir la lección del día por una buena dosis de televisión, videojuegos y especialmente de Internet.
Sin embargo, bien es sabido por todos que un gran porcentaje de los estudiantes que no asisten a clase se quedan en las inmediaciones del centro (plazas, parques, bares…) o directamente en la cafetería de la facultad.
La culpa en este caso (según los alumnos) recae en la metodología del centro, y más concretamente en la actitud de parte del profesorado. La mayoría coincide en que ir a algunas clases es una pérdida de tiempo, ya sea por falta de interés, aburrimiento o por desacuerdo con la forma de enseñanza.
¿Por qué faltan?
Por este motivo, el principal argumento de los estudiantes para justificar el absentismo es que prefieren dedicar ese tiempo a otras cosas. Le sigue en la lista la falta de interés por las clases y las relaciones personales con los compañeros.
Hasta el más responsable se deja arrastrar antes de quedarse solo en clase
Aunque no es excusa, una de las causas más comunes es la «mala influencia». Hasta el más responsable del grupo a menudo se deja arrastrar por los demás antes de quedarse solo en clase.
También tiene mucho que ver la dificultad para entender una asignatura, la opinión respecto al profesorado y el hecho de no haber cumplido con los deberes de clase.
¿Cómo evitarlo?
La Universidad de Oviedo, por ejemplo, juega con el terreno más serio para los alumnos: las notas. Así, la asistencia a clase suma medio punto a la calificación final. También han optado por exigir prácticas obligatorias en las asignaturas, ya que la mitad de los matriculados no asisten jamás.