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Juan Manuel de Prada / Espasa /400 páginas

Mirlo blanco, cisne negro

Redacción
Este jueves se presenta en Madrid la novela más personal de Juan Manuel de Prada, un ajuste de cuentas con el mundo literario y consigo mismo. Satiriza el mundo del libro y busca "ajustar cuentas" con sus "debilidades" literarias. Es la historia de dos escritores, uno joven que empieza en el mundillo apadrinado por el otro veterano. A lo largo de la novela, los sentimientos de agradecimiento y respeto de uno y de protección del otro irán cambiando a los triunfos y aspiraciones de cada uno.

Sin embargo, lo que comienza siendo una relación de deslumbramiento recíproco acabará transformándose en una relación tóxica y destructiva. Saldaña no tardará en mostrarse como un genio de la manipulación psicológica; y Ballesteros pronto será un pelele en manos de su maestro, que, con la excusa de prestar ayuda, terminará vampirizando su escritura, hasta estrangular por completo su talento juvenil.

En su pretensión de apropiarse de Ballesteros, Saldaña no se recatará de sembrar la cizaña con Paloma, la novia del joven, y hasta permitirá que coquetee con Nieves, su propia mujer. Ballesteros está perdiendo el control sobre su obra y sobre su propia vida; pero ¿es tan inocente como parece o en realidad se está aprovechando de la sabiduría y las dotes de Saldaña?

Tras leer el libro de cuentos, Saldaña califica al joven de "mirlo blanco de la literatura española", lo que abrirá las puertas a Ballesteros en el mundo literario, y le llevará a enseñar el manuscrito de su nueva novela a su mentor, iniciándose así una relación entre paterno-filial y de dominio o "vampírica".

El papel del escritor es hoy "irrelevante", según asegura el autor con motivo de la presentación de su obra, que critica duramente el mercantilismo de las editoriales y la cultura "domesticada", una obra que va de la sátira literaria a la tragedia personal y en la que él mismo, dice, es el que sale peor parado.

Editoriales grandes o independientes, agentes o críticos literarios, viejas glorias de las letras y jóvenes promesas… nadie se salva en "Mirlo blanco, cisne negro", aunque De Prada advierte de que no es una novela en clave: "Puede haber personas que se den por aludidas, peor para ellas", dice en una entrevista con Efe.

De Prada (Baracaldo, 1970) asegura que no se trata de una sátira de personas concretas del mundo editorial, sino de "tipos humanos y literarios" aunque agrega que el mayor satirizado es él: "Es un 'striptease' integral, lo muestro todo, aunque fabulado y mezclado con la pura ficción".

Aunque en absoluto es autobiográfica, las experiencias de Prada se proyectan en estos dos personajes, que reconoce "desmesurados": "un De Prada juvenil, aplaudido, y un De Prada en su proyección de futuro, desengañado y de vuelta de todo".

Por eso considera la novela como una especie de "exorcismo personal" ya que los dos personajes representan los dos peligros del escritor: "el convertirse en un autor puramente comercial y el que , por estar de vuelta de todo, se convierte en un monstruo".

El telón de fondo de estos personajes es la situación de "derrumbamiento" que se vivió en España, el "hundimiento económico que afectó al negocio editorial, y el de la propia consideración del escritor en la sociedad.

Una consideración que ha pasado a ser irrelevante, sostiene De Prada, porque al sistema no le interesa el escritor que sea un "francotirador" o un "Pepito grillo", una voz desapacible: "Unamuno no tendría cabida" en el mundo literario de hoy, recalca.

Juan Manuel de Prada se considera "un escritor maldito", orgulloso de serlo, por haber sostenido "causas contrarias al espíritu de esta época (…): no podría haber sido un escritor bendecido por el sistema", dice el autor, que reconoce haber sufrido "desengaños muy fuertes".

"Las editoriales ya no publican lo que creen que tiene un valor artístico, sino que solo se guían por visiones mercantiles. Lo que hace 20 años era una lacra contenida, ahora es un cáncer extendido", explica el escritor, que destaca que a muy buenos escritores les cuesta encontrar editor.

Por ello, habrá una dificultad creciente para que la literatura pueda ser un medio de vida "y la figura del escritor profesional será excepcional y ajena a la literatura entendida como arte".

"Lo que ha sido literatura en el siglo XIX y XX ha terminado", ha recalcado De Prada, para quien los escritores consagrados se terminan convirtiendo "en parodias de sí mismos".

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