jueves,18 agosto 2022
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Isidro de Pablo, Director del CIADE

«No se puede pensar en un resorte mágico que dispare el espíritu emprendedor»

ibercampus.info
"¿Tienes una idea...? Pues atrévete a llevarla a la práctica". Esta es la razón de ser del Centro de Iniciativas Emprendedoras (CIADE) de la Universidad Autónoma de Madrid que cuenta con todos los mecanismos disponibles para fomentar el autoempleo y la creación de empresas entre universitarios. Isidro de Pablo, su director, explica a Ibercampus cómo es posible salir de la Universidad con título y empresa propia bajo el brazo.

P.- ¿Qué es el CIADE y qué objetivos cumple?

R.- El CIADE es un Centro de la UAM que ofrece una plataforma de servicios orientados al fomento del autoempleo y la creación de empresas por parte de los miembros de la Comunidad Universitaria (profesores, investigadores, alumnos y antiguos alumnos), y al acompañamiento de dichos proyectos hasta su maduración.

P.- ¿Cómo es el proceso desde que una persona os presenta su idea hasta que ésta se pone en práctica?

R.- Empezamos con una fase previa de “sensibilización”, consistente en la divulgación de los valores del emprendimiento como medio para facilitar la inserción profesional de los titulados universitarios, para la valorización de los resultados de la investigación realizada en la Universidad, y para abordar problemas de índole social mediante la creación de entidades no lucrativas.

P.- ¿Cuántas empresas salen cada año o cada curso del CIADE?

R.- De 12 a 18 empresas y entidades no lucrativas (asociaciones y fundaciones) de elevado contenido innovador. Además, hay un número no determinado de proyectos basados en ideas poco innovadoras que se encaminan hacia otras plataformas de soporte al emprendedor de la Comunidad de Madrid.

P.- ¿Qué tipo de empresas son las que suscitan mayor interés por los universitarios que recurren a ustedes?

R.- Esto ha evolucionado con los años. Inicialmente predominaban los proyectos “de base tecnológica”, procedentes de las áreas de ciencias experimentales, ingeniería, etc… Más recientemente, y también como consecuencia de un esfuerzo intensivo de sensibilización, están tomando un gran protagonismo los proyectos de las áreas de humanidades y ciencias sociales, que requieren menor inversión. Caso especial es el de las entidades no lucrativas creadas para abordar situaciones de exclusión social, cooperación al desarrollo, cohesión social, etc.

P.- Está muy extendida la idea de que entre los universitarios no tiene demasiada acogida eso de ser emprendedor, ¿es eso cierto? De ser así, ¿qué hay que hacer para invertir esta tendencia?

R.- Es correcto, pero menos grave de lo que parece. Según nuestras encuestas, alrededor de un 20% de los universitarios han considerado ser emprendedores en algún momento. De ellos, apenas cuatro o cinco se animan a hacer un plan de empresa, y sólo son dos o tres los que acaban poniendo en marcha su proyecto empresarial durante los primeros años tras terminar sus estudios. Muchas de estas personas lo hacen por las presiones de un mercado de trabajo que no responde a las expectativas de los jóvenes, que acaban encontrando en el autoempleo la oportunidad de configurar un futuro profesional más acorde con sus posibilidades.

Las causas de esto son, en mi opinión, muy complejas, y no puede mirarse sólo a la Universidad. Es un problema de valores en el entorno familiar y en el sistema educativo, donde han predominado unos planteamientos muy conservadores (“Busca un empleo para toda la vida….”). Hay que tener en cuenta que estoy hablando de valores, no de contenidos formativos. Y esta es una situación que se viene arrastrando desde muchas generaciones atrás, por lo que no es fácil cambiarla, ya que afecta a la forma de pensar de los adultos, padres y profesores, que educan a las nuevas generaciones.

Por ello no se puede pensar en un resorte mágico que dispare el espíritu emprendedor. En esta línea son muy valiosas las iniciativas actuales para la difusión de los valores del emprendimiento. Es un tema de moda, además de ser uno de los pilares con que sustentar el nuevo modelo económico que necesita nuestro país. Además, no hay duda de que hay que efectuar cambios en el sistema educativo, desde la escuela a la Universidad. Cambios que incidan tanto en los valores como en conocimientos técnicos básicos para emprender, con contenidos transversales multidisciplinares, prácticas en empresas, métodos pedagógicos que incidan mas en la aplicación y valorización del conocimiento en la Sociedad y en el mercado mas que es su mero recuerdo para superar un examen. Y esto no se puede hacer en unos pocos años. Debe ser un compromiso de nuestros gobernantes a lo largo de las próximas décadas.

P.- He leído unas declaraciones suyas en las que señalaba que sorprendentemente el espíritu emprendedor no se encuentra en la Facultad de Empresariales, sino en otras como la de Historia

R.- Es cierto, si bien esta situación está cambiando en tiempos más recientes. Indagando en las razones que justifican esta conducta nos encontramos con que los titulados de Administración de Empresas tienen menos problemas de inserción laboral que los de otras titulaciones, por lo que sufren menos las presiones hacia el autoempleo. Por otro lado, son personas que, aunque tienen conocimientos de empresa, sin embargo no saben a qué terreno aplicarlos, salvo en determinadas parcelas relacionadas con la consultoría para las que es necesaria una experiencia previa. El resultado es que emprenden menos, aunque más adelante son mucho más activos que el resto. En definitiva, son profesionales que emprenden por oportunidad más que por necesidad, que suele ser el factor detonante de titulados que tradicionalmente no han tenido perfil emprendedor, como es el caso de los de Humanidades.

P- ¿Además del servicio de asesoramiento que ofrecen en el CIADE, también realizan acciones formativas?

R.- En el CIADE tenemos una plataforma de servicios que abarca desde la formación hasta el acompañamiento en la puesta en marcha de un proyecto empresarial. Nuestras acciones formativas están diseñadas para proporcionar los conocimientos básicos con los que entender el mundo de la empresa y hacer un plan de viabilidad empresarial. Pero adoptamos una metodología de “médico de cabecera” basada en la proximidad y en desarrollar la confianza del emprendedor en sí mismo, y en su proyecto. Pero las decisiones las toma él, que es quien asume los riesgos que van a determinar su futuro.

 

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