jueves,18 agosto 2022
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Onomástica cervantista

Goliardos s.XXI
Hace unos días se ha hablado del cuarto centenario de Cervantes y la prensa le ha dedicado algunas páginas al acontecimiento. Pero después se ha vuelto a olvidar a la figura más insigne de la literatura española. Por desgracia para él, era español, y ya se sabe que los españoles sólo profesamos culto a militares, eclesiásticos y algún que otro personaje histórico no perteneciente al ámbito de la intelectualidad.

Si hubiera nacido en algún país de cultura sajona tendría constituidas becas, premios y menciones honoríficas por doquier.

Recuerdo que cuando hice el bachillerato era obligatorio leer el Quijote, en un castellano antiguo de difícil asimilación, y era habitual para tal empeño acompañarnos de un diccionario para conocer la significación de muchas de las palabras que se usaban en las ediciones cervantinas. No se había hecho el esfuerzo de adaptarlo al castellano del S.XX. Leerlo era casi un castigo por lo difícil que resultaba. El mismísimo Cervantes decía en el Quijote que “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Por eso la derecha y los poderes fácticos prohibieron cuando pudieron la enseñanza de ciertas disciplinas, y no han desarrollado una política de estímulo a la lectura, empezando por los impuestos con los que se cargan las actividades culturales y las publicaciones divulgativas. Prefieren un pueblo ignorante, fácilmente manipulable, y el Quijote es una especie de catecismo del comportamiento y la cultura española.

Si Cervantes hubiera sido inglés, el Quijote sería un libro tan leído y publicado como la Santa Biblia, pero pobres españoles, me surge una cuestión que se ha de responder desde la sinceridad: ¿cuántos habéis leído el Quijote, y cuántos os habéis divertido al hacerlo? Nuestro genial Unamuno se preguntaba en su obra titulada Vida de Don Quijote Sancho Panza si “hay una filosofía española”, siendo su respuesta que “sí la de Don Quijote”.

Los poderes tienen miedo que entendamos la esencia de nuestra filosofía nacional  y sobre todo que la sometamos a un análisis crítico y dialéctico, pues puede que lleguemos a conclusiones que no sean favorables a sus bastardas intenciones. Mejor tener a los ciudadanos dormidos en la ignorancia y en la carencia de reflexión social. Como afirmaba Montesquieu: “Los intereses particulares hacen olvidar fácilmente los públicos”, y eso conlleva a la pérdida de libertad. Pues como proclamaba Lucio Anneo Séneca: “La única libertad es la sabiduría”. Y hoy en día hacer a un pueblo sabio es fácil, teniendo como tenemos medios de comunicación masivos accesible a todos, y ya se sabe que la sabiduría es el único tesoro que no pueden atacar y atar los poderosos, los dictadores.

Supongo que habrá alguna cita de Cervantes en el Quijote o en sus Novelas Ejemplares que sentencie algunas de las actuaciones de los políticos. Me comprometo a buscarla, pero de momento recojo la siguiente: “Señor, yo imagino que es bueno mandar, aunque sea a un hato de ganado”,  reflexión que considero muy adecuada a la situación política que estamos padeciendo.

Debería ser obligatorio leer el Quijote, y generar en las clases pequeños debates encaminados a trasladar a situaciones actuales las sentencias que se dicen en dicha obra. Quizás, así, haríamos más analítico y visible nuestro comportamiento político, cultural y social.

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