jueves,18 agosto 2022
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Una de las prioridades, recuperar atractivo para inversores

Panamá votó a Cortizo sin esperar cambios contra la corrupción y ante 122 empresas españolas

Redacción
El empresario y exministro Laurentino (Nito) Cortizo, del socialdemócrata Partido Revolucionario Democrático (PRD), será el próximo presidente de Panamá, tras una década en la oposición, gracias a su triunfo por la mínima en las elecciones panameñas del domingo. Panamá votó sin esperar un cambio contra la corrupción y con las 122 empresas españolas expectantes en los resultados, seguidos al final con imágenes como la reconocida por la foto superior de la Junta Electoral.

Cortizo se alzó con la Presidencia de Panamá tras una reñida jornada electoral en la que superó con menos de 40.000 votos de al otro contendiente de peso, el candidato del partido Cambio Democrático (CD-liberal) Rómulo Roux, que ha denunciado supuestas "irregularidades" y que ha dicho que esperará el conteo físico de actas. El virtual vencedor recibió el respaldo del 33 % de los votantes que acudieron a las urnas, con el 92 % de las mesas escrutadas, mientras que Roux se llevó el 31 % de los votos. La tercera posición fue para el independiente Ricardo Lombana, con el 19,3 %, según los datos del Tribunal Electoral. El perdedor de la jornada electoral fue el candidato del gobernante Partido Panameñista, José Blandón, que quedó en cuarto puesto con poco más del 10,4 % de los votos.

"Nito" Cortizo tomará posesión el próximo 1 de julio en sustitución de Juan Carlos Varela, y se mantendrá en el cargo hasta 2024, al resultar ganador entre los 7 candidatos optaban a la presidencia de Panamá, incluyendo a José Blandón (Partido Panameñista), el izquierdista Saúl Méndez(Frente Amplio por la Democracia) y los independientes Ricardo Lombana, Ana Matilde Gómez y Marco Ameglio. La pérdida de atractivo para la inversión extranjera será una de las prioridades que siguen las 122 empresas presente, sobre todo de construcción, infraestructuras y consultoría digital, con proyectos que van desde el ámbito inmobiliario u hostelero hasta el canalizado de aguas o la industria maderera. Además de Sacyr, otras compañías con una importante presencia en Panamá son Acciona, Copisa, FCC, Hercesa, Saitec, Meliá o Riu Hotels, junto a otras del sector energético como Cepsa o Gas Natural. La filial de Airbus en España produce aeronaves en Panamá, mientras que Iberia es una de las aerolíneas con mayor presencia en el país. Del sector financiero se citan Mapfre por los seguros y Abanca, pues pues los escándalos de corrupción han alejado a otras, no así a Telefónica, Indra o Llorente y Cuenca. 

Según un análisis de The Economist,Panamá está entre los países más afortunados de América Latina. Los narcotraficantes sobre todo evitan el istmo, prefiriendo enviar cocaína a los Estados Unidos a través de los vecinos del norte. Un bosque protegió al país de las insurgencias de larga duración en Colombia. Su canal proporcionó $ 1.7 mil millones a la tesorería el año pasado, una octava parte del presupuesto del gobierno. Los ciudadanos de Panamá son los segundos más ricos de América Latina. Gracias en parte al canal, su economía es la de mayor crecimiento. La red de seguridad social es generosa según los estándares regionales y la esperanza de vida coincide con la de los Estados Unidos.

Estas bendiciones no eximen a Panamá de los problemas que acosan a muchos países latinoamericanos. Tres docenas de familias controlan la economía. La política y los negocios son propensos a la corrupción. Odebrecht, una empresa constructora brasileña que sobornó a políticos en América Latina, pagó 100 millones de dólares a funcionarios panameños. Los "periódicos de Panamá", filtrados en 2016, revelaron que algunas de las empresas ubicadas en los relucientes bloques de oficinas de la Ciudad de Panamá están dedicadas a ayudar a las personas de todo el mundo a lavar dinero y esquivar impuestos. Las escuelas de Panamá se desempeñan mal en los rankings internacionales. Es uno de los países más desiguales de América Latina, contra la dura competencia.

El que no se preveyera  un cambio radical no es porque los votantes estén satisfechos, según The Economist. La media docena de aspirantes a la presidencia defendían el mismo tipo de políticas de centro derecha. Panamá como una puerta de entrada al comercio global pone de manifiesto los beneficios de los negocios. Por lo tanto, Panamá es, de manera tranquilizadora, diferente de los países latinoamericanos, como México y Brasil, donde los votantes enojados recientemente recurrieron a los populistas radicales.

El problema Según el mismo análisis es que los panameños tienen poca elección política. En los debates presidenciales, los candidatos acordaron ajustar las políticas a favor del mercado. Hay poca discusión sobre la dirección que debe tomar Panamá, dice Roberto Troncoso, un abogado. Necesita grandes cambios. El próximo presidente tendrá que probar que eso puede suceder sin un cambio en el consenso político.

El Partido Revolucionario Demócrata del vencedor, Laurentino Cortizo, fundado por Omar Torrijos, el dictador de Panamá en la década de 1970, ha estado fuera del poder desde 2009. Nació del dinero y dirigió las empresas agrícolas y de construcción de su familia. La reforma educativa es "la estrella que iluminará" a su gobierno, dice. Ofrecería comidas escolares gratuitas y mejoraría la evaluación.

La tarea más importante del próximo presidente y congreso será fortalecer tales instituciones. Entre las ideas principales se incluye la reducción de la asamblea nacional de 71 miembros, la introducción de límites de mandato en el Congreso y la finalización de los gastos no supervisados de los legisladores. Los mejores jueces servirían por períodos más largos y los más jóvenes recibirían un salario más alto. Tales cambios requerirían enmendar la constitución.

El país centroamericano se posiciona, gracias a las rentas del Canal y de su atractivo bancario-fiscal para las grandes fortunas, entre las economías de más alta y rápida progresión a nivel global, sin embargo los dividendos de la bonanza se concentran en una fracción de su población y en una pequeña franja de territorio.

Fuerte crecimiento con altas cifras de la desigualdad social

A la cabeza de la región latinoamericana con un crecimiento económico promedio de 5,6 por ciento anual durante los últimos cinco años, Panamá también se posiciona entre las economías de más alta y rápida progresión a nivel global.Sin embargo, la buena marcha en los índices que marcan el aumento del PIB (Producto Interno Bruto) no se ha reflejado en la misma medida en avances en el campo social.

Tras la aplicación de un férreo modelo neoliberalsostenido durante varias décadas, Panamá se constituye entre los primeros seis países más desiguales del mundo y el segundo en el continente detrás de Brasil.Los dividendos de la bonanza en el país centroamericano se concentran en una fracción de su población y en una pequeña franja de territorio en torno al Canal de Panamá, que en conjunto con el sector financiero representa el mayor motor de la economía nacional.
En la Ciudad de Panamá (capital) el ingreso medio de sus habitantes es comparable al de algunas ciudades europeas mientras en las provincias más relegadas este se encuentra al nivel de países subdesarrollados.Este fenómeno de profundo desequilibrio en el desarrollo económico territorial se ve agravado por una política de Estado que ha priorizado el gasto en infraestructura en detrimento de la inversión social, que se ha mantenido constante alrededor del 8 por ciento del PIB, casi tres puntos por debajo del promedio regional.

. Otros indicadores significados de su desigualdad son los que siguen: 

 
 
– Los ingresos del 10 por ciento de la población más acomodada son hasta 37 veces superiores que los del 10 por ciento más humilde.
– En las tres comarcas indígenas con categoría de provincia, la pobreza alcanza al 87 por ciento de la población y la pobreza extrema a seis de cada diez personas.
– La esperanza de vida en hombres y mujeres indígenas que viven en sus territorios (67,75) es de 11 años menos que el resto de la población (79).
– La tasa de mortalidad materna es cinco veces mayor en las mujeres indígenas que habitan en sus territorios que el promedio nacional (462 vs. 80 por cada 100.000 partos).
– Mantiene un déficit habitacional estructural que actualmente registra más de 1.200.000 personas sin hogar, lo que representa casi un tercio de la población del país.
– El 11 por ciento de los habitantes sufre desnutrición y un 19 por ciento se alimenta inadecuadamente.
– El 25 por ciento de la población no cuenta con servicios sanitarios; y el 5 por ciento no tiene suministro de agua potable.
– Registra la tercera tasa de empleo informal más alta del continente, que alcanza a cuatro de cada diez panameños. De los que tienen trabajo formal, más de la mitad devengan salario mínimo, insuficiente para cubrir necesidades básicas.

 

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