viernes,19 agosto 2022
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Para no olvidar el comercio de esclavos

El Envés
El genocidio de 140 millones de esclavos africanos durante tres siglos es una monstruosidad equiparable al exterminio de las poblaciones indias en América del Norte por los colonizadores europeos.
 
 La trata de esclavos y el genocidio indio fueron crímenes contra la humanidad y África exige su reparación porque "los crímenes contra la humanidad no prescriben". Esa fue la conclusión de la "Iniciativa de Goré", en Senegal, reunidos representantes de toda África y del mundo libre para exigir reparación por los crímenes de la trata de esclavos.

El genocidio de 140 millones de esclavos africanos durante tres siglos es una monstruosidad equiparable al exterminio de las poblaciones indias en América del Norte por los colonizadores europeos.

El movimiento a favor de la reparación por la trata de esclavos exige el reconocimiento de que la deuda externa de África está pagada con creces, pues el genocidio fue causa fundamental para el empobrecimiento de los pueblos africanos por la sangría en hombres y riquezas expoliadas durante siglos por los colonizadores. Francia y Bélgica ya han reconocido la trata de esclavos como un crimen contra la humanidad, reconocimiento que producirá jurisprudencia con consecuencias internacionales. Sin embargo, quien fuera Secretario de Estado de EEUU, Colin Powell, sostiene sin pudor que “los descendientes de las víctimas no pueden aportar testimonio válido sobre las atrocidades cometidas, a diferencia de los judíos supervivientes del Holocausto nazi”.

"El holocausto de los negros en Norteamérica duró veinte veces más tiempo y causó diez veces más víctimas que el holocausto de los judíos por los nazis", escribió el negro norteamericano Randall Robinson en “La Deuda: lo que EEUU debe a los negros”.

Robinson califica de “holocausto americano” no sólo el período de la esclavitud hasta 1865, sino los 135 años siguientes en los que la población de color sufrió una discriminación racial institucionalizada. Las autoridades de EEUU presionaron a empresas alemanas para que indemnizaran a los descendientes de los trabajadores judíos empleados en sus fábricas como esclavos durante el periodo nazi. Los gobiernos de Alemania han indemnizado y pedido perdón en innumerables ocasiones a las víctimas judías. Pero clama el silencio de EEUU ante un pasado que se perpetúa en las condiciones de discriminación en que viven los descendientes de los esclavos.

Ser negro es un escándalo en EEUU. Un negro de EEUU tiene siete veces más posibilidades de ser encarcelado que un blanco, aunque la comunidad negra sólo representa el 13% de su población, pero es la mitad de los encarcelados. Varios estudios demuestran que un negro tiene un 33% de posibilidades de pasar parte de su vida en la cárcel, frente el 4% de un blanco.

Las ejecuciones de negros en las prisiones son el triple que las de blancos. En los corredores de la muerte esperan la ejecución 3.700 condenados, de los que más del 70% son negros o hispanos.

Ni la ONU ni la UNESCO ni grupo de poder alguno han abordado la denuncia, condena y reparación inaplazables con la población negra. Compartimos la exigencia de que EEUU pague su deuda, repare a los descendientes de las víctimas de la esclavitud y de la discriminación y acometa la responsabilidad criminal que se inició con el genocidio de la población autóctona indígena, se consumó con la esclavitud de los negros y se perpetúa en un sistema social que margina a sus descendientes. 

Los crímenes contra la humanidad no prescriben. Comencemos por la reparación debida a esos pueblos.

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