Estamos acostumbrados a verlo flotando en mitad de una nave espacial y a escuchar sus palabras a miles de millones de kilómetros del planeta Tierra a través de una cámara de vídeo. Las nuevas tecnologías, de nuevo, acercarán al astronauta Pedro Duque, aunque esta vez, sólo a los estudiantes de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
Y lo confirma el director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño (ETSID) de la UPV, Enrique Ballester, que fue testigo el pasado mes de octubre de cómo el rector Juan Juliá ponía en bandeja al astronauta una oferta difícil de rechazar.
Duque asistía entonces a la inauguración de su propio busto en la ETSID, una escultura con la que se le reconocía al cosmonauta español más famoso su implicación hace dos años en la puesta en marcha en la Politécnica de los estudios de Ingeniería Aeronáutica, que la universidad valenciana comparte hoy con Madrid, Sevilla y Tarrassa.
El momento fue aprovechado por el rector para lanzarle a Duque una propuesta: la de pasar a formar parte del claustro de profesores mediante la fórmula que él estimase más conveniente. Nadie dudaba entonces de lo apretado de la agenda de Duque, incluido el rector, quien reconoció que el astronauta sólo podría aceptar la propuesta de impartir clases en la Politécnica si lograba compaginar la actividad docente con la dirección de su propia empresa.
«Voluntad sí tengo, y si puedo y tengo tiempo lo haré», prometía en octubre Duque. Dicho y hecho, el astronauta impartirá un curso a los estudiantes de Ingeniería Aeronáutica. Dejará colgada su escafandra por la tiza y la pizarra, aunque esto sólo lo hará muy de vez en cuando. Como explicó Ballester, la mayoría de las clases las impartirá a sus alumnos a través de videoconferencia. «Y vendrá sistemáticamente a dar conferencias», anunció el director de la ETSID.
A juzgar por el recibimiento que le brindaron en octubre los alumnos de la promoción que iba a apadrinar —que no dudaron en poner a funcionar sus cámaras de fotos a su paso—, a Duque no le faltarán oyentes en sus clases.
Pero además, la Politécnica quiere que también el astronauta Michael López Alegría pueda colaborar de alguna forma con la Escuela, colaboración que podría traducirse en su presencia regular en las aulas de la Politécnica para impartir, como Duque, alguna que otra conferencia. «Aunque sea sólo para explicar para qué sirven los estudios de Ingeniería Aeronáutica», comentaba Duque cuando el rector le propuso dar clases.
Porque no sólo a astronautas llegan estos ingenieros, que deben primero superar en la Politécnica una nota de corte de un 8. De hecho, a estos estudiantes se les abre un amplio abanico de salidas profesionales: control de compañías aéreas en los aeropuertos, mantenimiento de las aerolíneas, construcción de instalaciones aeroportuarias, el sector de la refinería… Es más, en la actualidad, al no ser muchas las universidades que imparten estos estudios, los ingenieros aeronáuticos no saben prácticamente qué es el paro.
Fuente: Elmundo.es
