viernes,19 agosto 2022
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Pensar, sentir, hacer

Lecturas de un viejo profesor
Muchas veces, en vuestras visitas a mi despacho en la Facultad, me preguntabais o me pedíais un libro o una serie de ellos fundamentales para forjar un carácter, de acuerdo con vuestra propia personalidad. Jamás me he negado pero, os miraba un momento -recordando mis notas en vuestras fichas que hacía desde el día en […]

Muchas veces, en vuestras visitas a mi despacho en la Facultad, me preguntabais o me pedíais un libro o una serie de ellos fundamentales para forjar un carácter, de acuerdo con vuestra propia personalidad. Jamás me he negado pero, os miraba un momento -recordando mis notas en vuestras fichas que hacía desde el día en que me visitasteis por primera vez; pues nunca he podido imaginar dar clases a una “masa” de estudiantes y mucho menos orientarlos en sus trabajos y formación, sin esa visita de 15’ al menos que todos teníais que hacerme previa cita en mi despacho en los dos primeros meses del curso.

¿Cómo iba a recomendaros a todos unos libros o viajes o actividades por igual? Cada uno de vosotros (epiceno) tenía su propia sed, sus ansias, su pasado y su porvenir, que no es algo que “cae del cielo” o depende del todo de los genes etc. Sé que a veces he sido innecesariamente severo, pero siempre os pedía perdón si me había propasado… pero cada uno de vosotros y de vosotras (énfasis) sois únicos.

Por eso, sólo pasaba lista un día o dos para re-conoceros… pues mis ayudantes pueden atestiguar que os estaba esperando… desde finales de junio; pues no habías nacido la víspera de entrar en mi clase, ni yo tampoco.

Entre nosotros, nos referíamos a vosotros como los “vinculados”. No me preguntéis por qué. Pero era una sensación de que ya estabais de camino y yo llevaba … los años que fueran, esperándoos. ¿Verdad Mª José, Ana, Daniel, Carlos…?

Pues por eso hoy, al terminar un sabio libro del gran psicólogo y ser humano Juan Urra y releer mis subrayados me dije ¿por qué no voy a compartir el Epilogo de Pensar, sentir, hacer con mis amigos ya que no tengo alumnos, en los medios en los que escribo? Pensado y hecho.

Y como Introducción os pongo algo que he leído en la contraportada:

“Una cosa te propongo, lector: calma para la reflexión, determinación en la acción. Escuchar el eco de las emociones, transformadas en sentimientos, ponderar lo pensado y, desde ahí, encontrar el camino para decidir. Ojalá esta obra, que reúne toda mi psicología de la vida, pueda inspirarte y serte de ayuda”

Epílogo

Nuestra valía no estriba en dónde hemos nacido sino en cómo nos hemos conducido hasta el final.

Es el respeto a nosotros mismos el que nos conducirá a la dignidad que estará siempre por encima del miedo y preservará nuestra individualidad. Digno de sí mismo, ese es el reto, cumplir con los propios deberes respecto de los otros y de uno mismo.

Preservar el honor intacto, pues como nos recordó Calderón de la Barca, “el honor es patrimonio del alma”. Ser persona cabal, ejercitar las virtudes, cumplir los deberes, adquirir méritos, vivir con decencia, con honor y dignidad. Tener conciencia de individualidad y valoración de la responsabilidad, el respeto y el conocimiento.

Entender como esencial el Universo, la vida, la persona y anteponer a los demás sobre el yo egoísta. Dejar para el final el amor propio.

Responsable de mis actos, libre de ser quien soy. Sin excusas. Rectitud de conducta y reputación general de honradez. Veraz.

Concernido por la noción del bien. Consciente de que hay que equipar los derechos con los deberes. Lealtad a la palabra dada, a la heredad recibida del planeta, de las especies, de aquellos que nos antecedieron. Compromiso con los que nos continuarán.

Asunción de una razón para con mi existencia, fortalecimiento de mi vocación como psicólogo, forja de un carácter desde una voluntad sin desmayo, que se concreta en reglas de conducta y acciones encaminadas a un fin, el de contribuir a la mejora de la humanidad.

En un intento vano de desprenderme del ego. Conocedor del arte de vivir, cual es trabajar, actuar, interaccionar con los demás. Juzgándome por lo realizado, levantando los ojos para apreciar a tantas personas buenas, tantas mentes lúcidas.

Intuyendo lo que podría ser.

Que la esperanza te sostenga siempre.

(Yo no añado nada, sólo soy un amanuense al que le gusta compartir)

José Carlos García Fajardo

Profesor Emérito U.C.M.

 

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