jueves,18 agosto 2022
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Pello Salaburu

«Por cada euro que se invierte por universitario en España, en Europa se invierte casi el doble, y tres veces más en EEUU»

ibercampus.info
La rígida universidad europea se está quedando atrás frente a un sistema estadounidense flexible y autónomo. Así de tajante se muestra Pello Salaburu, ex rector de la Universidad del País Vasco y autor del libro ´La universidad en la encrucijada: Europa y EE UU´. Este catedrático de Filología vasca señala que es la hora de "aprender de los sistemas que funcionan" y construir una Universidad menos normativa, con menos tutela del Estado y en la que se invierta más.

P.- Su libro ´La universidad en la encrucijada´ advierte que la Universidad europea está perdiendo la partida ante la de Estados Unidos. ¿Por qué?

R.-En el libro he analizado de forma detallada el sistema universitario de EEUU y los sistemas universitarios (porque hay muchos) de Europa, comparándolos entre sí. Aunque no es conveniente generalizar (en todos los países hay buenas y malas universidades), es cierto que los estudios que han hecho los especialistas llegan a esa conclusión: la universidad de EEUU es mejor que la europea. Los análisis que se han realizado a nivel mundial (Shangai y Times, por poner dos ejemplos de países muy diferentes), partiendo de indicadores no coincidentes, llegan sin embargo a conclusiones parecidas. Esto no es una opinión, sino un dato. Suele ser conveniente distinguir ambos conceptos. Y es bueno saber dónde estamos.

Tengo la impresión de que la transmisión científica se realiza con eficacia, tanto allí como en Europa. Los estudiantes salen bien preparados, en general. Pero la generación del conocimiento no: EEUU produce mucha más ciencia, y de más calidad. Nos aventajan en investigación básica y en la aplicada. Según lo reconoce el Green Paper de la Comisión Europea (04.04.2007), eso sucede en todos los campos del saber analizados. El 70% de los premiados con el Nóbel trabajan en los EEUU. Por algo será.

El sistema universitario en EEUU es flexible y variado, a diferencia del europeo, excesivamente rígido. El sistema norteamericano (incluso el público) está muy poco regulado y las universidades gozan de gran autonomía, lo que permite que se puedan diferenciar entre ellas, y competir con garantías.

P.- Dice que en América se invierte mucho más en Universidad… ¿Cuánto más? ¿Qué supone esto en la práctica?

R.- Para hacernos una idea, y quedarnos con cifras más o menos claras, por cada euro que se invierte por alumno universitario en España, en Europa se invierte casi el doble, y 3 veces más en EEUU. En términos de inversiones en I+D, el hueco que se está abriendo entre EEUU y la Unión Europea es cada vez mayor. No se trata sólo de inversiones absolutas. EEUU invierte en investigación porcentajes de su PIB notablemente superiores a los europeos. La empresa privada invierte también mucho más.

Los resultados en la práctica: un 80% más de investigadores por cada mil habitantes que en la Unión Europea; EEUU ocupa el segundo lugar en la relevancia de la producción de artículos científicos, por detrás de Suiza (Europa está en el número 15, España en el 20), pero más del 60% de los artículos situados en el 1% más relevante son de EEUU; registra 53 patentes triádicas por millón de habitantes, mientras que Europa registra algo más de 36 (España algo menos de 3, por detrás de Hungría), etc.

La sociedad norteamericana confía en la universidad y está muy orgullosa de ella. Por eso está muy poco intervenida y tiene un sistema fiscal generoso que hace posible que las universidades reciban muchísimo dinero a fondo perdido, tanto por parte de empresas como por parte de particulares.

P.- Uno de los principales puntos débiles del sistema europeo es la investigación, ¿cómo se puede impulsar?

R.- La UE debe fomentar sistemas mayores de colaboración, favoreciendo contactos, movilidad, etc., entre los investigadores. En muchos países, entre ellos España, debe reducir de forma drástica la burocracia y el papeleo, para que los investigadores concentren todo su esfuerzo en investigar. Por supuesto, se debe evaluar la investigación, pero más a posteriori que a priori, al revés de lo que sucede ahora.

Se deben fomentar centros de excelencia, capaces de atraer fondos públicos y privados y es necesario disponer de grandes infraestructuras que puedan competir a nivel mundial. Es preciso abordar investigaciones, marcando prioridades, de nivel europeo. Estamos demasiado atomizados, y aunque eso quizás no sea malo en algunas especialidades, hay que abordar investigaciones de mayor dimensión. Se deben atraer especialistas de fuera de la UE.

P.- El proceso de Bolonia, con su sistema homologable de títulos en toda Europa, ¿ayudará a acercarnos a EE UU?

R.- El proceso de Bolonia es un factor muy importante de competitividad. Bolonia impulsa unas directrices muy generales, con las que es muy difícil no estar de acuerdo. ¿Cómo no vamos a pretender tener unos títulos equiparables, homologables, que se puedan entender de un país a otro? Avanzar en ese tema es imprescindible. Ahora bien: aquí también nos puede suceder que nos perdamos en papeles y burocracias. No acabo de ver la necesidad de dar cursos para demostrar que el estudiante debe hacer un trabajo más personal. ¿Tan difícil es aplicar un poco el sentido común? Bolonia no va a fracasar, pero el proceso puede ser más largo de lo que pensamos si nos empeñamos en dar las mismas materias y el mismo contenido con un envoltorio un poco diferente

P.- ¿Cuál es su receta para colocar a la universidad europea, y concretamente a la española, en el lugar que se merece?

R.- No existen recetas. Hay que abordar cambios a largo plazo y con cautela: menos normativa, más confianza en la universidad, menos tutela del estado, más inversiones, evaluaciones con exigencia de responsabilidades, más reconocimiento a la enorme aportación que ha realizado la universidad… por encima de todo: hay sistemas que funcionan relativamente bien. Aprendamos de ellos.

P.- ¿Qué le parece la propuesta de que la financiación universitaria esté sujeta a resultados? ¿Y la propuesta de Pedro Schwartz quien defiende la financiación directa al estudiante universitario?

R.- Parte de la financiación debe estar sujeta a resultados. Eso es evidente. De hecho hoy en día pasa ya algo de eso. La propuesta de Schwartz no la conozco. Ese es un tema recurrente. En Colorado llevan años discutiendo el tema. Tiene algunas ventajas, pero tiene también una enorme debilidad. Sólo es aplicable si el punto de partida es similar en todas las universidades (hoy en día no lo es) y si a todas las universidades se les plantean exigencias similares: ¿se va a exigir a todas que hagan investigación? ¿Que impartan titulaciones no rentables pero necesarias? ¿Que inviertan en bibliotecas? Sólo en ese caso tendría sentido, en mi opinión, comenzar a hablar del tema.

P.- Usted es un crítico de la endogamia y tengo entendido que tampoco defiende demasiado el sistema de funcionariado…

R.- La universidad no es más endogámica que la propia sociedad, ni más endogámica que nuestras empresas. Se han producido abusos, es cierto, y se dan casos que llaman la atención, pero no conozco estudios serios (más allá de estadísticas no explicadas suficientemente) sobre este tema. Hay otras endogamias, graves, que no llaman la atención: ¿por qué hay que elegir a los dirigentes universitarios entre los profesores de la casa? ¿Por qué están tan unidas las materias de docencia a la especialidad de cada profesor? El funcionariado es una traba más en un sistema rígido y burocrático como el que tenemos. No ayuda al cambio.

P.- ¿Cómo tiene que ser la universidad del futuro?

R.- Me encantaría tener la respuesta. La universidad del futuro se deberá parecer a las que hoy en día funcionan bien. Llevan decenas de años, si no siglos, haciéndolo bien.

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